PADRE LEONARDO CASTELLANI: UN LUJOSO Y VASTO CENICERO

Conservando los restos

Continuación…

(Ver la Primera Parte AQUÍ)

El Padre Castellani en Roma

¿Roma será destruida? Con esta interrogación termina la Primera Parte…

En su libro El Apokalyipsis de San Juan el Padre Castellani dice:

Todos los antiguos escritores eclesiásticos dijeron, o mejor dicho tradiderunt (transmitieron) que en la consumación del mundo, cuando el Orden Romano será destruido, habrá diez reyes —o varios Reyes, como San Agustín interpreta, número definido puesto por el indefinido— que llama la Escritura los «Diez Cuernos de la Fiera»; que procederán por cierto del Romano Imperio pero no serán emperadores romanos, los cuales el orbe románico destruirán; y de entre ellos, cuerno undécimo, surgirá el Anticristo. Esto leían ellos con toda claridad en el Apokalypsis y en Daniel.

En 1948 ya había visto con claridad que llegaba el cumplimiento de esta Profecía Transmitida.

El 6 de octubre de 1948, escribe en Roma, en su Diario:

La Iglesia Católica es actualmente un poder político. Eso es innegable. Paliado de poder moral es un poder político. De ello se gloriaba a gritos el locutor español de Radio Vaticano cuando las elecciones italianas de Abril, 1948: «Sí, la Iglesia ha sido la que ganó estas elecciones». Pues bien, los otros poderes políticos (los 10 reyes) destruirán el poder político de la Iglesia, después de haberse aprovechado de él para sus fines lo más posible, cuando ya no les sea necesario porque es odioso el traidor siendo la traición cumplida. Ahora mismo, ya lo tienen bastante atado. El Papa consigue ventajas con más y más dificultad cada día. Del clero exigen los politicantes adhesiones de más en más serviles e imposibles. Llegará un día en que los 10 Reyes quemarán la Urbe Sacra prostituida. Está escrito.

Esta idea revoloteaba ya en su alma; y fue la fuente, en 1947, de tres poemas sobre la Ciudad Eterna, como la llaman…

EL LIBRO DE LAS ORACIONES
Parte Quinta: Roma
ROMA

«Le sette teste sono sette monti
sui quali la donna siede”
(Apokalypsis, XVII, 9)

I

(12 de mayo de 1947)

Embudo y seno sobre las colinas
de cielo, tierra y báratro profundo
cúpula, cuenca y cráter, cristalinas
corren a ti las lágrimas del mundo.

Al cielo azul cantan tus fuentes binas
pero también, y en un saber me fundo
no ajeno— al lado de las fialas finas
hay agua sucia, hay sangre y fango inmundo.

Sobre séptuple monte hay siete Romas
y una enterrada, do de los cruentos
muertos por Dios la voz venganza grita.

Y yo veo ¡ay de mí! sobre las lomas
en próximos crepúsculos sangrientos
venir, según los infalibles cuentos…
otra sobre un Dragón, roja y maldita.

II

(12 de mayo de 1947)

En la candente luz de pana y grana
nácar, naranja, azul, la vista elevo
oh urbe. Cada vez paisaje nuevo
cada rión, cada vial, cada ventana.

En una misma calle el nuevo Evo
con siete edades más se uñe y hermana
Venus-Madonna, Cristo con Filebo
los yeeps y pinos de la Nomentana.

Oh ciudad la más bella y vulnerable
del mundo, que hoy con nuevos ojos veo
la faz turbada en guiño inimitable,

de un oscuro y recóndito deseo…
El antiguo jamás sacro apogeo
verás. Ya ha entrado en ti la indesraigable
cizaña del traidor y el fariseo.

III

(13 de mayo de 1947)

Roma fue al mundo tribunal y foro
campo de Marte, templo de las leyes
en el tiempo que el cónsul a sus bueyes
volvía, libre del pretil sonoro.

Después fue catedral, mármol y oro
cuando de Europa congregó los reyes
los nuevos pueblos y las vastas greyes
con la bélica cruz y el santo coro.

Fue una pila después de agua bendita
santería y museo, pebetero
currutaco de dandis de levita.

Y hoy, manceba servil del extranjero
con sus victorias falsas, su honda cuita
sus muertes ruinas, su doblez maldita
es un lujoso y vasto cenicero.

***

Estimado lector, si llegó hasta aquí…, ya sabrá cuál es el lujoso y vasto cenicero