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Monseñor Williamson dice: “parece muy poco probable que Monseñor Lefebvre declarara que el Papa Francisco no es Papa”.
Recordemos lo que Monseñor Lefebvre decía, y así tener una idea de lo que podría decir hoy, cosa que parece desconocer Mons. Williamson.
“Lo que interesa a todos ustedes es conocer mis impresiones después de la entrevista con el Cardenal Ratzinger el 14 de julio último. Lamentablemente debo decir que ROMA HA PERDIDO LA FE, ROMA ESTÁ EN LA APOSTASÍA. Estas no son palabras en el aire, es la verdad: ROMA ESTÁ EN LA APOSTASÍA. Uno no puede tener mas confianza con esa gente, ya que ellos abandonan la Iglesia. Eso es seguro”. (Conferencia de Monseñor Lefebvre durante el retiro sacerdotal en Ecône, el 4 de septiembre de 1987).
“Pienso que podemos hablar de descristianización y que estas personas que ocupan Roma hoy son anticristos, como lo describe San Juan en su primera Carta: ‘ya el Anticristo hace estragos en nuestro tiempo’. El Anticristo, los anticristos, ellos lo son, es absolutamente cierto”. (Ibídem).
“Creemos poder afirmar, ateniéndonos a la critica interna y externa del Vaticano II, es decir analizando sus textos y estudiando los acontecimientos y resultados de este Concilio, que éste, al dar la espalda a la Tradición y al romper con la Iglesia del pasado, es un concilio cismático”. (Une Évêque Parle, p. 97 Tomo II).
“Esta apostasía hace de sus miembros unos adúlteros, unos cismáticos opuestos a toda tradición, en ruptura con el pasado de la Iglesia de hoy, en la medida en la que esta permanece fiel a la Iglesia de Nuestro Señor”. (Itinéraire Spirituel, Ecône 1990, p. 70).
“No somos nosotros, sino los modernistas quienes salen de la Iglesia”. (Fideliter nº 66, nov-déc 1988).
“En cuanto a decir ‘salir de la Iglesia VISIBLE’, es equivocarse asimilando Iglesia oficial a la Iglesia visible… ¿Salir, por lo tanto de la Iglesia oficial? En cierta medida, ¡sí!, obviamente”. (Ibídem).
“Si nos alejamos de esta gente, es absolutamente de la misma manera que con las personas que tienen el SIDA. No se tiene deseo de atraparlo. Ahora bien, tienen el SIDA espiritual, enfermedades contagiosas. Si se quiere guardar la salud, es necesario no ir con ellos”. (Ibídem).
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“Es increíble que se pueda hablar de la Iglesia visible en relación a la Iglesia conciliar y en oposición con la Iglesia Católica que nosotros intentamos representar y seguir”. (Fideliter nº 70, juillet-août 1989).
“Somos nosotros quienes tenemos las notas de la Iglesia visible: la unidad, la catolicidad, la apostolicidad, la santidad. Es eso lo que constituye la Iglesia visible”. (Ibídem).
“Obviamente estamos en contra de la Iglesia conciliar, que es prácticamente cismática, incluso si no lo aceptan. En la práctica es una Iglesia virtualmente excomulgada porque es una Iglesia modernista”. (Ibídem).
“Nos encontramos verdaderamente frente a un dilema gravísimo, que creo que no se planteó jamás en la Iglesia: que quien está sentado en la Sede de Pedro participe en cultos de falsos dioses; creo que esto no sucedió jamás en toda la historia de la Iglesia. ¿Qué conclusión deberemos quizás sacar dentro de algunos meses ante estos actos repetidos en comunión con falsos cultos? No lo sé. Me lo pregunto. Pero es posible que estemos en la obligación de creer que este Papa no es Papa. No quiero decirlo aún de una manera solemne y formal, pero parecer, sí, a primera vista, que es imposible que un Papa sea hereje pública y formalmente”. (Sermón del domingo de Pascua del 30 de marzo de 1986 en Ecône).
“Queridos amigos, ¡pudieron, durante las vacaciones, reflexionar sobre el sermón del domingo de Pascua! (…). Entonces el problema se plantea. Primer problema: la communicatio in sacris. Segundo problema: la cuestión de la herejía. Tercer problema: ¿el Papa es aún Papa cuando es hereje? ¡Yo no sé, no zanjo! Pero pueden plantearse la cuestión ustedes mismos. Pienso que todo hombre juicioso debe plantearse la cuestión. No sé. Entonces, ahora ¿es urgente hablar de esto? Se puede no hablar, obviamente. Podemos hablar entre nosotros, privadamente, en nuestras oficinas, en nuestras conversaciones privadas, entre seminaristas, entre sacerdotes. ¿Es necesario hablar a los fieles? Muchos dicen: no, no habléis a los fieles. Van a escandalizarse. Eso va a ser terrible, eso va a ir lejos. Bien. Yo dije a los sacerdotes, en París, cuando los reuní, y luego a vosotros mismos, ya os había hablado, les dije: creo que, muy suavemente, es necesario, a pesar de todo, esclarecer un poco a los fieles. No digo que sea necesario hacerlo brutalmente y lanzar eso como condimento a los fieles para asustarlos. No. Pero pienso que, a pesar de todo, es una cuestión precisamente de fe. Es necesario que los fieles no pierdan la fe. Estamos encargados de guardar la fe de los fieles, de protegerla. Van a perder la fe… Incluso nuestros tradicionalistas. Incluso nuestros tradicionalistas no tendrán ya la fe en Nuestro Señor Jesucristo. ¡Ya que esta fe se pierde! Se pierde en los sacerdotes, se pierde en los obispos”. (Conferencia Espiritual en Ecône del 15 de abril de 1986).
“…no somos de esta Iglesia conciliar que es cada vez menos católica, prácticamente ya nada”. (Conferencia de Monseñor Lefebvre durante el retiro sacerdotal de septiembre de 1990 en Ecône, Fideliter nº 87, mayo-junio de 1992, p. 8).
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“Vivimos un tiempo excepcional, que creemos apocalíptico”. (Monseñor Lefebvre, retiro de Ecône 1986).
A pesar de todo esto, Mons. Williamson tiene la tozudez mental de decir que hoy en día Mons. Lefebvre no diría que Francisco no es Papa, pretendiendo que continuemos en esta estúpida dialéctica infernal en la que nos encontramos inmersos tanto tradicionalistas como modernistas sin poder esclarecer la lúcida verdad.
Y todo esto, además, por no tener en cuenta lo que afirma San Roberto Berlarmino, después de refutar las 4 opiniones erróneas, dice: “La opinión verdadera es la quinta, de acuerdo con la cual el Papa hereje manifiesto deja por sí mismo de ser Papa y cabeza, del mismo modo que deja por sí mismo de ser cristiano y miembro del Cuerpo de la Iglesia. Esta es la sentencia de todos los antiguos Padres”.
Y citando a Melchor Cano (quien refuta a Pighi), San Roberto Belarmino manifiesta: “Lo mismo lo dice Melchor Cano, enseñando que los herejes no son parte ni miembros de la Iglesia, y que no se puede ni siquiera concebir que alguien sea cabeza y Papa, sin ser miembro y parte”.
Y para finalizar, recordemos lo que San Roberto Belarmino decía: “Los Santos Padres enseñan unánimemente, no solo que los herejes están fuera de la Iglesia, sino también que están ‘ipso facto’ privados de toda jurisdicción y dignidad eclesiástica”.
San Alfonso María de Ligorio a su vez dice: “La cuarta opinión que es la opinión común y a la que nosotros adherimos es la siguiente: Bien que el Pontífice Romano pueda errar como simple particular o doctor privado, así como en las puras cuestiones de hecho que dependen principalmente del testimonio de los hombres, sin embargo cuando el Papa habla como doctor universal definiendo ex cathedra, es decir, en virtud del poder supremo transmitido a Pedro de enseñar la Iglesia, decimos que él es absolutamente infalible en las decisiones y controversias relativas a la fe y a las costumbres. Esta opinión es defendida por Santo Tomás, Torquemada, de Soto, Cayetano, (…), San Buenaventura, (…), San Francisco de Sales…”. (Oeuvres Complètes de S. Alphonse de Liguori, Traduites per le P. Jules Jaques. Extrait du Tome IX, Traités sur le Pape et sur le Concile, ed. Joris Desbonnet, Gent-Belgium 1975, p. 292-293).
Y San Francisco de Sales, que de manera rotunda afirma: “el Papa puede errar en sus opiniones particulares, como es el caso de Juan XXII, e incluso caer en la herejía como, tal vez, ocurrió a Honorio. Cuando cae en herejía, ‘ipso facto’ pierde su grado, y la Iglesia debe privarle, como dicen unos, o declararle privado de su sede apostólica, y decir, como hizo San Pedro: ‘Episcopatum eius accipiat alter’ (Act 1,20)”, [reciba otro su episcopado].
(San Francisco de Sales, Meditaciones sobre la Iglesia-Controversias, ed. BAC, Madrid 1985, p. 276).
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Por si fuera poco, para colmo, Mons. Williamson afirma que: “el Papa Francisco está loco”. Con lo cual, de ser así, no se percata que, según los canonistas, una de las causas o razones para los cuales un Papa pierde el pontificado es la locura o la demencia, además de la muerte física, la renuncia libre o la herejía notoria.
Una vez más, Mons. Williamson se contradice a sí mismo o no sabe de lo que está hablando. No sabía lo que Mons. Lefebvre decía y pretende saber lo que hoy diría, está más perdido que confundido.
P. Basilio Méramo
Bogotá, 29 de agosto de 2021