Conservando los restos
A los fieles de los países del Plata,
previniéndolos de la próxima gran tribulación,
desde mi destierro, ignominia y noche oscura.
Leonardo Castellani, Captivus Christi, 1946-1951
SECCIÓN SEGUNDA
EL ANTICRISTO
10.- EL ANTICRISTO HISTÓRICO
El bajo Medio Evo vio al Anticristo en Mahoma; y no dejó de calcular por supuesto el 666 con las letras de su nombre, charada nada difícil.
El terrible peligro que el imperio mahomético representó para la Cristiandad y aquel problema histórico del cual en un momento dado no se veía ninguna salida, explica esta apropiación.
Y es cierto que Mahoma representa uno de los precursores y figuras del Hijo de Perdición, una de las cabezas de la Bestia Bermeja: a nuestro parecer, la Segunda Bestia de Daniel, el Oso.
El sentir común de los escritores eclesiásticos, culminando hoy día en Hilaire Belloc con sus Las Cruzadas y Las Grandes Herejías, sostiene esta conjetura y da pie para otra algo más aventurada, pero no temeraria, que apunta el mismo Belloc en el primero de esos libros, a saber: que el Islam puede renacer como Imperio Anticristiano más poderoso y temible que antes, a manera de aquella cabeza de la Bestia Bermeja que fue herida de muerte y resurgió en los últimos tiempos, con asombro de todo el universo.
Profecía que está duplicada en San Juan y en Daniel.
No hay razón ninguna para que esto sea imposible; y hay razones para que no vaya muy descaminado.
El 3-4 de marzo de 1945 se formó silenciosamente en Egipto la Liga Árabe.
En 1823, el profundo e inspirado escritor eclesiástico conde Josef de Maistre predijo en forma vaga las catástrofes actuales apoyándose en este hecho teológico, que él dilucida con singular sutileza: el protestantismo —dice— vuelto sociniano, desechada la divinidad de Cristo, se ha tornado ni más ni menos que mahometismo, tanto en su dogma —cosa manifiesta en aquel tiempo— como en su moral —patente en el nuestro; ver conferencia de Lambech de I928—.
Lo cual significa para Occidente y su civilización el retiro súbdolo del cimiento religioso sobre el cual asentaba; o, mejor dicho, su adulteración sustancial.
El Occidente, pues, está hoy musulmanado.
“Si esto es el Islam, ¿no somos todos musulmanes?”, decía Goethe en Diwan. Es decir, quitándole las aristas odiosas al mahometismo, y suprimiendo las aristas duras del cristianismo, se los puede hacer coincidir más o menos.
El mundo moderno, hoy descristianizado, no difiere en nada esencial del mahometismo, a no ser por su atavismo cristiano, y por la resistencia desesperada de los fortines católicos aún en pie (cfr. Chesterton, The Flying Inn, último capítulo.
Y así el mahometismo resurgido será quizá cultural más que político; como las Bestias de Daniel, que representan culturas y religiones más bien que meros imperios políticos, los cuales están representados en la Estatua.
Existe ya hoy día a plena luz el mahometismo cultural y religioso, que veía De Maistre en la descomposición del Protestantismo.
Tomando por ejemplo los libros que documentan fidedignamente la mentalidad común de Yanquilandia, en lo que concierne la moral y la religión (como el Babbit y el Elmer Gantry, de Sinclair Lewis, la veintena de novelas policiales difundidísimas de Erle Stanley Gardner o la ingeniosa obra maestra de Kenneth Fearing, The Big Clock), uno comprueba en forma contundente que ese pueblo vivaz, poderosísimo y temible no es amoral ni es inmoral, como lo tachan los resentidos de Sudamérica, sino que tiene realmente una moral y una religión, quizá más acremente afirmada que la golpeada moral católica de South America; pero que esa moral y esa religión corresponden rasgo a rasgo y punto por punto al mensaje de Mahoma y no al de Cristo.x
La misma comprobación se podría hacer con la literatura de los demás países protestantes; lo cual omito, por no incurrir en prolijo. La profecía de De Maistre se ha cumplido tanto en la Moral como en la Dogmática.
A saber: creencia en un solo Dios inaccesible; supresión o falsificación de la mística; negación de la Encarnación y, en general, del misterio; naturalismo, antisacramentalismo, apelo a la emoción y la acción, socialización de lo religioso…
Todo esto en lo dogmático; mas en lo moral: poligamia, esclavitud, guerra santa, culto a la riqueza, energía bárbara de struggleforlífer… Me remito a todos los que conocen a Norteamérica.
La mentalidad actual del protestantismo degenerado es mahometismo cultural y religioso. Su cosmovisión o su mensaje actual no difieren esencialmente del Islam.