EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
Capítulo XXVIII: 16-20
Los once discípulos fueron, pues, a Galilea, al monte donde les había ordenado Jesús. Y al verlo lo adoraron; algunos, sin embargo, dudaron. Y llegándose Jesús les habló, diciendo: “Todo poder me ha sido dado en el cielo y sobre la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a conservar todo cuanto os he mandado. Y mirad que yo con vosotros estoy todos los días, hasta la consumación del siglo.”
HOMILÍA DE SAN JERÓNIMO
Libro IV, sobre San Mateo, hacia el fin
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado.
Después de su resurrección se dejó ver Jesús en el monte de Galilea, y allí fue adorado, aunque dudasen algunos, cuya duda aumenta nuestra fe. Entonces más claramente se había manifestado a Santo Tomás, y le mostró el costado herido por la lanza, y las manos traspasadas por los clavos.
Se llegó a ellos Jesús y les hablo, diciendo: “Todo poder me es dado en el cielo y en la tierra”.
El poder fue dado al que poco antes había sido crucificado; al que sepultado yacía muerto en la tumba y que después resucitó.
Le fue dada la potestad en el Cielo y en la tierra para que, el que antes reinaba en el Cielo, reinase también en la tierra por la fe de sus creyentes.
“Id, pues, ensenad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.
Primero enseñan a todas las naciones; y después de haberlas instruido, las bautizan con agua. Porque no puede ser que el cuerpo reciba el sacramento del bautismo, sin que primero reciba el alma la verdad de la fe.
Son bautizadas, por lo tanto, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu y Santo, a fin de comunicar en una misma donación aquellas personas que tienen una sola divinidad; el nombre de la Trinidad es el nombre del Dios único.
“Enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado”.
El orden que sigue es admirable, es el orden principal: Mandó a los apóstoles que primero enseñasen a todas las naciones, que después las bautizasen, y que, cuando hubiesen recibido la fe y el bautismo, les ordenasen la observancia de los preceptos.
Y para que no pensemos que son pocas e insignificantes las cosas que nos prescribe, dijo: “Todo lo que os he mandado”; de suerte que cuantos creyeren y fueren bautizados en nombre de la Trinidad, cumplan todo lo que está mandado.
“Y he aquí que yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo”.
Jesús promete que estará con sus discípulos hasta el fin del mundo; no sólo les asegura y les hace comprender que siempre vencerán, sino también que nunca se apartará de los que le permanezcan fieles.
Pero, el que promete su presencia hasta el fin del mundo, no ignora el día en el cual sabe que estará con sus apóstoles.