Misterios de iniquidad
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ROBERT OWEN
El padre del comunismo temprano hegeliano
Terminamos la entrega anterior de este modo:
El inicio del Siglo XIX trajo consigo una “fe” en el ilimitado progreso humano; las “viejas creencias” fundadas en la Religión Católica, la supersticiosa para los comunistas tempranos, fueron abandonadas en favor de otras “nuevas”, supuestamente basadas en la ciencia y en el pensamiento “racional”. Esta idea fue llamada “Socialismo”.
Según ellos, la vida puede ser vivida en paz y fraternidad, sólo si la propiedad es compartida por todos y distribuida por igual, eliminando la fuente de la codicia, la envidia, la pobreza y los conflictos (curiosamente pobreza y conflictos abundan en este mundo socialista).
Esta idea se llamó, pues, «socialismo», y fue el intento más ambicioso del hombre para suplantar a la Religión Católica con una doctrina fundada en la ciencia en lugar de la revelación. Una idea que prometía al mundo un cielo aquí en la tierra.
Nos toca ahora considerar al padre del comunismo temprano hegeliano, Robert Owen.
Un reformador británico crea una utopía modelo ya en la frontera americana. Pronto dos filósofos alemanes (Marx-Hegel) retoman la idea de Joaquín de Fiore como profecía, argumentando que el socialismo es el destino del mundo.
A medida que el Siglo XX se inicia, un revolucionario ruso (Lenin) se propondrá cumplirla, a cualquier precio, mientras que reformistas pacíficos en Europa y América del Norte responderán de manera muy diferente a la llamada del socialismo.
Ya había comenzado en América. Los Estados Unidos aun no tenían 50 años de su independencia, la tierra en el Oeste es abundante, y se constituyó en un imán para los nuevos colonos y para nuevas ideas.
Indiana 1825
Un gran experimento se desarrolla, se llamó “New Harmony”, que sería una comunidad de igualdad y fraternidad, anunciando una nueva forma de vida y finalmente un nuevo tipo de mundo, un mini nuevo orden del mundo.
Su fundador fue un empresario británico llamado Robert Owen, y sus seguidores pronto acuñarían un nombre para su visión: “Socialismo”. Cuando Robert Owen llegó a América ya era famoso por sus ideas progresistas.
Robert Owen 14 de mayo 1771
Un cielo aquí en la tierra R. Owen creador de New Harmony. Tú, “tierra del Cielo”, vuelve a traer la armonía de Dios al mundo. Decime Che…Guevara.
Sus fábricas de algodón en New Lanark, en Escocia, eran las empresas industriales más productivas de su época, acortó las horas de trabajo, restringió el trabajo infantil e incluso proporcionó subsidio de enfermedad. “nunca tenía que hacer daño a sus compañeros sino que, por el contrario, tenía que hacer todo lo que pudiera para hacerlos felices”. Si se seguía este simple precepto (para evitar cualquier infracción había vigilantes, el antecesor del Gran Hermano) esta conducta se transmitiría con el tiempo a toda la población.
Owen no sólo se preocupaba de cómo trabajaban sus más de dos mil trabajadores; le importaba cómo vivían. Cualquiera que viviera en su propiedad en New Lanark, tenía que vivir según sus reglas; y eran muy específicas: cuándo tenían que sacar basura, cuándo tenían que bañarse, cuándo estar en casa de noche, no podían estar borrachos en público, tenían que pasar tiempo con sus familias etc. Todo ese tipo de cosas que, aunque algunas parezcan buenas, la mayoría de esas “reglas” son como las que hemos vivido y estamos viviendo, draconianas y dictatoriales.
La educación era clave en las reformas de Owen, en lugar de poner a los hijos de sus empleados a trabajar en la fábrica, los puso en la escuela. También creó el primer prescolar del Reino Unido. Era parte de lo que llamó: “Instituto para la formación del carácter”.
Owen decía: “Dad a los pobres un aprendizaje racional y útil; si no es así, no os burléis de su ignorancia y de su pobreza, limitándoos a abrirles los ojos respecto del grado de degradación en que viven. Así pues, por piedad por la humanidad doliente, mantened a los pobres, si podéis, en un estado rayano en la ignorancia más abyecta, lo más cerca posible de la vida animal, o bien decidíos a hacer de ellos seres racionales, a formarlos para que se conviertan en miembros útiles y eficaces del Estado”. Con esta finalidad, Owen prescribió la utilización de los mejores programas de estudio posibles, descartando las actitudes tradicionales hacia la educación de los pobres.
Owen desarrollaba una teoría de la naturaleza humana que sigue siendo una de las ideas fundamentales del socialismo, esta volverá a aparecer una y otra vez.
Proyecto socialista
La utopía mexicana del utopista inglés
Él sentía que, en realidad, se podía moldear el carácter del ser humano, y de hecho dijo: “De todas las verdades la más importante es que el carácter del hombre es formado, no es por sí mismo”.
Él era un determinista del medio ambiente, o sea, el Padre del cambio climático, porque el determinismo medio ambiental es el estudio de cómo el entorno físico-natural (natural de ecología) influye en las sociedades, ahí tenemos “La Carta de la Tierra” y “Laudato Sí”.
Creía que, si el hombre empezaba desde el nacimiento, si se ponía a un niño en un medio ambiente superior, entonces, mediante la educación y la liberación de la inteligencia y del espíritu, de esa persona realmente se producía un carácter perfecto.
El llamó a esto: “La Segunda Venida de la verdad”. Él realmente creía ser el segundo mesías que había venido, a diferencia de Jesucristo, que sólo podía decir la verdad en parábolas. Owen, por el contrario, podía realmente decir la verdad literal.
La gente tomó en serio a Owen; cuando llegó a América, en 1825, una sesión conjunta del Congreso se convocó para escuchar sus ideas ante una audiencia que incluía al presidente James Monroe y al presidente electo John Quincy Adams. Owen anunció que había comprado todo un pueblo en Indiana, ahí continuaría su trabajo que comenzó en New Lanark; pero, esta vez, su comunidad sería una de verdadera fraternidad igualitaria.
Indiana fue fundada una década antes como un tipo de comunidad religiosa, “diferente” de la comunidad de New Harmony. Owen compro esos territorios a George Rapp, un carismániatico líder de una secta de luteranos alemanes, que estaban siguiendo una de las visiones de Rapp. En 1819, y de nuevo en las elecciones generales de 1820, fracasó en las dos ocasiones. Más tarde se le ofreció otra oportunidad de llevar a cabo su proyecto comunitario.
En el verano de 1824, Owen recibió la visita de Richard Flower, un inglés que regresaba de los Estados Unidos. Flower había recibido el encargo de la Harmony Society, una comunidad de campesinos alemanes emigrados que compartían ideales masónicos (Secta de los harmonistas), fundada por George Rapp: fue convenido vender 10.000 hectáreas de tierra sin cultivar en Indiana, a orillas del río Wabash. Owen conocía desde 1815 la existencia de los harmonistas, que aplicaban el principio de compartir el trabajo y el gasto. Consciente de las posibilidades que se ofrecían a él, en abril de 1825 Owen compró la aldea y la tierra.
Antes de que la B’nai B’rith se fundara, Owen ya practicaba los principios masónicos. (En la masonería la H en la palabra armonía tiene su significado: Hiram (Abif) el primer masón).
Dejaron atrás 160 edificios y 30 mil hectáreas de tierra fértil. Si se piensa en la Indiana de esa época, era tierra salvaje, y ahí, en medio de esa tierra salvaje mantenía ese pueblo de casas de ladrillo y madera, y una iglesia cruciforme en el centro del pueblo, en comunidad.
El pueblo era muy sofisticado y era llamado “La Atenas de Occidente” en ese tiempo. El 27 de abril de 1825 Robert Owen dio la bienvenida a 800 ansiosos voluntarios al pueblo que él “rebautizó” como New Harmony; un grupo en particular se sintió atraído a New Harmony: los intelectuales. El pueblo pronto se convirtió en un centro de pensamiento progresista y experimentación, tenían educación en todos los niveles, desde infantes hasta adultos; tenían un periódico; tenían “sabios” explorando los alrededores de New Harmony y, más allá, creando libros de ciencias naturales para mostrar a las gentes las maravillosas nuevas especies que estaban encontrando en el medio Oeste.
Había gente dando (aunque usted no lo crea) conferencias sobre la igualdad de derechos para la mujer, acerca de la abolición del descanso dominical (si se tiene que trabajar, hay que trabajar), esto fue en 1827-1828. Para conmemorar el aniversario de la independencia, en julio de 1826, Owen publicó lo que él consideraba el siguiente paso en la liberación de la humanidad: “La declaración de Independencia Mental”.
“De aquí en adelante —proclamó— el hombre estará libre de la trinidad de males, responsable de toda miseria y vicios del mundo: religión tradicional, matrimonio convencional y propiedad privada”.
El último de ellos fue clave para buscar eliminar la propiedad privada (no tardarían mucho en conseguirlo); esto anima al socialismo desde casi doscientos años; y hoy…, lo único que falta es la abolición de la propiedad privada para que “la Virgen vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.”
Creemos que Robert Owen llegó lentamente a la conclusión de que la propiedad individual y el lucro individual estaban, en un sentido, socavando las oportunidades de crear una nueva sociedad, que las desigualdades en la sociedad fueron creadas por desigualdades en la propiedad de los bienes y en la propiedad de la riqueza y el afán de lucro; pero Owen… NO FUE CAPAZ DE ENTREGAR SU PROPIEDAD A LA COMUNIDAD. La gente no dijo nada porque llegó allí para vivir gratis…
Todos los bienes eran distribuidos en el almacén del pueblo. No era el sistema más eficiente, un miembro de New Harmony, llamado Paul Brown, escribió: “Incluso las ensaladas se guardaban en el almacén; para obtenerla, tomaba diez mil pasos innecesarios, porque llegaban a las mesas en un estado mustio y marchito”.
Pronto muchos miembros perdieron el entusiasmo por el experimento. Al final uno de los problemas de New Harmony fue que: “Era un gran grupo de idealistas en un solo lugar, en un lugar muy aislado”. Pasaron mucho tiempo pensando en el ideal de la comunidad perfecta; en última instancia, había una gran cantidad de pensadores y no suficientes hacedores, el trabajo simplemente no se hacía.
En poco tiempo las industrias que prosperaron con los seguidores de George Rapp estaban defectuosas o fuera de funcionamiento. Después de dos años y de varias reorganizaciones y siete diferentes constituciones el gran experimento de Owen se derrumbó, como la torre de Babel…
Owen tuvo un momento muy difícil; por un período de varios meses, cuando todo el mundo a su alrededor, incluyendo a sus hijos, estaba diciendo: “Las cosas se están cayendo a pedazos”; tuvo que reconocer que hubo un fracaso en New Harmony, y dijo: “Las cosas van muy bien aquí”. Finalmente, no pudo seguir aparentando por más tiempo ya que todo el mundo estaba yéndose, y encontró una especie de coartada, culpando a la gente que había venido a New Harmony de ser material humano mediocre para su experimento.
El hijo de Owen, Robert Dale, se quedó en New Harmony después de su colapso, tenía una evaluación diferente a la de su padre, él escribió: “Todo sistema cooperativo que proporcione igual remuneración, tanto para los expertos y laboriosos como para los ignorantes y ociosos, provocará su propia caída; por este injusto plan, se debe necesariamente eliminar a los miembros más valiosos y retener sólo a los negligentes no calificados y viciosos.” (Este es el espíritu del socialismo moderno).
A pesar del fracaso de New Harmony y otros intentos tempranos de poner en práctica el socialismo, la idea sigue hasta nuestros días generando el mismo entusiasmo en Klaus Schwab, dejando en paz a Owen, pronto dos filósofos tomarán la esperanza utópica y la convertirán en “dogma de fe”, sosteniendo que el socialismo no sólo era deseable, era INEVITABLE.
“Oh tiempos tan felices, cuando toda la humanidad sea capaz de ver el mal y buscar con una mente unida las bendiciones de la comunidad.” (R.Owen)
Si bien el owenismo, o “cooperativismo”, ganó rápidamente terreno en el decenio de 1820, estos movimientos seguían siendo desconocidos por la mayoría de los trabajadores hasta el decenio siguiente. Mientras Owen estaba en América, socialistas owenistas, como William Thompson y William King, llevaron adelante el movimiento, superando la idea de que las comunidades cooperativas conducirían por sí solas a una sociedad justa. La noción de “cooperadores” apuntaba a un nuevo orden social basado en la producción para el uso —y no para el beneficio— y estrechamente vinculado con los sindicatos.
El owenismo fue la base de este movimiento, aunque el propio Owen no se mostrase muy entusiasmado en un principio. Sin embargo, a medida que el sindicalismo empezó a extenderse por todo el país en respuesta a las injusticias económicas, las ideas utópicas de Owen iban siendo adoptadas por cooperadores y sindicalistas. En 1833, Owen era el líder reconocido del movimiento sindical; ese mismo año participó en la fundación de la National Equitable Labour Exchange (Bolsa Nacional Equitativa del Trabajo).
De vuelta en Inglaterra, Robert Owen y sus seguidores construyeron lugares de reunión para los fieles socialistas, los llamaron “Salones de la Ciencia.” Cada semana, miles de partidarios del “Nuevo Mundo Moral” de Owen acudían allí buscando inspiración. Aunque proclamaban formalmente el desprecio por la Religión, todos los domingos se reunían y traían a sus familia allí pero, no lo llamaban servicios religiosos, sino, reuniones; y entonces alguien se paraba al frente y hacía algo que sonaba como un sermón pero, lo llamaban discurso; y luego cantaban todos de un libro de himnos socialistas, nunca cantaban acerca de Dios y su bondad, cantaban acerca de libertad, igualdad y fraternidad.
Los niños que debían formarse como si pertenecieran todos
En un congreso celebrado en Londres en octubre de 1833, se invitó a todas las asociaciones que tenían por meta la mejora de la clase obrera a que se constituyesen en logias (masónicas) y establecieran sus propias leyes y reglamentos para emanciparse. En la primavera del año siguiente, se formó el Gran Sindicato Nacional Unificado. El Sindicato adoptó las ideas de Owen sobre la cooperación, la formación del carácter, la influencia del medio ambiente, la emancipación de la mujer y, sobre todo, la importancia de la educación para sus miembros, en particular los niños.
La miseria económica y social que siguió a las guerras napoleónicas supuso para Owen un estímulo para la acción. Al término de su visita a las escuelas europeas, Owen asistió a la conferencia de las grandes potencias celebrada en Aquisgrán y presentó su obra Two memorials on behalf of the working classes (Dos memorias en favor de la clase obrera). En ellas abogaba por una acción internacional para restablecer el poder adquisitivo de los trabajadores y organizar programas de educación basados en la formación del carácter. Dos años después, en su Address to the working classes (Discurso a las clases obreras), de 1819, reiteró su proyecto de establecer una aldea agrícola, que él mismo dirigiría y que sería autosuficiente y se basaría en principios comunitarios.
Este proyecto, lo desarrollaría dos años más tarde en su Report to the County of Lanark (Informe al Condado de Lanark). Uno de los principales elementos del plan era la educación de los niños que “debían formarse como si pertenecieran todos, literalmente, a una misma familia”. Debían crearse dos escuelas, una para los niños de dos a seis años y otra para los de seis a doce años. Había que formar a los niños de modo que adquirieran conocimientos útiles que “sustituyeran al actual sistema, defectuoso y aburrido, de aprendizaje en los libros”.
Decimejorge implementando el mismo sistema de R. Owen
No obstante, a finales de este mismo año el Sindicato Unificado había dejado de existir. En el mes de marzo, los “mártires de Toldpuddle” fueron sentenciados a siete años de deportación a Australia por haber hecho prestar juramento ilícito al constituir una logia masónica dentro del Sindicato Unificado.
Por lo demás, los dirigentes del movimiento estaban divididos en cuanto a las políticas a seguir. El gobierno, alarmado ante el poder virtual del sindicato, recurrió a la represión y a los lockouts (huelgas patronales). Aunque no se eliminó el sindicalismo, el movimiento obrero abandonó el cooperativismo y adoptó el “cartismo”, que era un movimiento abiertamente político. Aunque había quedado atrás su momento de máxima influencia, Owen continuó exponiendo sus ideas, pero a un público cada vez más reducido.
En mayo de 1835, hizo uso de la palabra en la reunión inaugural de la Asociación de Todas las Clases y Todas las Naciones; a continuación, escribió The book of the new moral world (El libro del nuevo mundo moral), que se publicó por entregas de 1836 a 1844. Owen creía que se iba a producir una gran revolución moral, y que todas las clases debían unirse para que esta revolución tuviese éxito. El libro contenía una exposición completa de sus teorías educativas, morales y religiosas. Algunas de las ideas expresadas en este libro, como la condenación del matrimonio porque pervierte y degrada un instinto natural y legítimo, o la igualdad entre los sexos fueron acogidas con frialdad. Owen se granjeó la enemistad de las autoridades clericales con su panfleto The catechism of the moral world (El catecismo del mundo moral), publicado en 1838, en el que afirmaba que en su mundo utópico no habría templos ni sacerdotes ni ceremonias: la religión del futuro tenía que ser “La Religión de la Verdad”.
Si bien como ejemplo de socialismo práctico el experimento fue un fracaso, durante más de una generación New Harmony fue el centro de un gran interés social y educativo; otras comunidades se establecieron con arreglo a principios similares. Owen no perdió nunca la fe en sus ideas: a su regreso a Inglaterra propuso de inmediato una empresa similar a la República de México.
Cuando llegó a México, el país estaba en plena revolución y el gobierno le prometió un extenso territorio para llevar a cabo su experimento. Owen impuso como condición que antes se aprobase una ley de libertad de cultos, pero el Congreso mexicano se opuso y el proyecto no siguió adelante.
Entre 1835 y 1845 se establecieron en el Reino Unido no menos de cinco comunidades owenistas. El último intento de Owen de constituir una comunidad tuvo lugar en Queens Wood y también fue llamado “Harmony Hall”, una aldea modelo basada principalmente en la producción agrícola. Construida a gran escala con espléndidos edificios e instalaciones, incluía una escuela para residentes y para owenistas de todo el país. Todos los miembros de la comunidad iban a clase por la mañana y por la tarde. Se daban clases de matemáticas, danza, retórica, música instrumental y vocal, gramática, geografía, agricultura y botánica. Owen fue gobernador de Queens Wood durante tres años, pero se le destituyó en 1844. La comunidad se cerró el año siguiente, pero la escuela siguió funcionando aún durante varios años con arreglo a sus ideas.
No es fácil determinar las fuentes de la filosofía intelectual de Owen pero es sabido que estudió a los filósofos franceses de la Ilustración, como Voltaire, Diderot, Condorcet y Rousseau. Su encuentro posterior con William Godwin reforzó sus ideas. Aún más importante fue su traslado a Escocia.
En su autobiografía, Owen menciona sus relaciones amistosas con muchos profesores de las universidades escocesas de Edimburgo y Glasgow, uno de los cuales, George Jardine, amigo de Helvétius y de d’Alembert, trataba de relacionar el estudio de la filosofía “con los negocios de la vida activa”, y alentaba a sus alumnos a participar en la organización de sus propios cursos.
En un plano más general, la tradición universitaria escocesa se beneficiaba en aquella época del renacimiento intelectual de la filosofía moral que se produjo durante la segunda mitad del siglo XVIII con los escritos de David Hume, Adam Smith y Patrick Colquhoun. La fusión de las ideas de la Ilustración francesa y del Renacimiento escocés, junto con sus propias experiencias en Manchester, sentaron las bases de las teorías educativas de Owen.
En su temprana juventud perdió la fe y llegó a la conclusión, después de estudiar la historia de la humanidad, de que el hombre es “el resultado necesario de su organización y de las condiciones en que le sitúan la naturaleza y la sociedad”.
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Nota de Radio Cristiandad: Toda esta utopía nos recuerda una fábula del libro del Padre Castellani «Camperas»:
LA RISA DEL PIRINCHO
En el tiempo en que Don Júpiter repartía sus dotes a todos los bichos vivientes —tan variados, tan caprichosos, tan admirables—, se presentaron ante su trono sacro los Pirinchos y dijeron:
— Sacro y Cesáreo Señor, a cada quisque has dado su propio gaje: a la Calandria el canto, al Aguilucho el vuelo, a la Lechuza la reflexión, al Casero la habilidad y a la Golondrina el deporte.
Queremos que a nosotros nos des la risa.
— ¿Para qué? −preguntó el padre de los dioses y de los hombres.
— Para reírnos todo el santo día y así ser felices.
— Hum −dijo el Tonante−, sin que crea yo con Schopenhauer que el dolor es la fuente de la filosofía, me parece sin embargo que la demasiada alegría entontece. ¿Ustedes creen que la mucha alegría es lo mismo que la felicidad? La felicidad, si la hay en la mortal vida, debe ser una cosa más honda…
— A cada cual −replicó el Pirincho−, que se le dé lo que pide, y cada cual se arreglará como pueda. Ese es el trato.
— Amén, hijo, y que San Pedro te lo bendiga. Afuera ahora, y dejen cancha.
Ahora bien, los Pirinchos nunca han sido muy vivos de la cabeza. Pero desde aquel día que empezaron a reírse a carcajada seca de una hojita que caía, del viento que soplaba, o bien de nada, por el puro gusto de reírse todo el santo día, los pobres fueron empeorando.
La segunda generación de Pirinchos salió zonza, zonza en crudo, sin atenuantes; y la tercera, estúpida de solemnidad, como ahora, incapaces de la menor especulación intelectual. No saben cuándo va a cambiar el tiempo, tropiezan con los hilos del teléfono y con las ramas, no aciertan a pararse y a equilibrarse y hacen unos nidos…
¿Ustedes no conocen un nido de Pirincho? Es un montón informe de ramas donde una docena ponen sus huevos en común.
Eso les faltaba. Se han hecho comunistas los pobres.