JORGE ANTONIO DORÉ: LOS HIJOS DE LAS TINIEBLAS

Misterios de iniquidad

¿QUIÉNES SON NUESTROS ENEMIGOS?

En medio de la desinformación, el caos y la ausencia de datos concretos y fiables en que vivimos, es casi un imposible hacer de ciertas situaciones un juicio justo. La crisis suscitada por el ataque ruso a Ucrania nos lleva a una inevitable polarización azuzada por una media corrupta y servil a intereses mundialistas que no nos deja ver más allá del muro de propaganda en que nos mantiene encerrados.

Occidente, hoy plenamente imbuido de ideología izquierdista, usa exactamente las mismas técnicas propagandísticas de los comunistas para hacernos ver una falsa realidad deformada a su antojo y conveniencia, pletórica de incongruencias, de descarados montajes, de falacias.

Pero dejando la política a un lado, quiero aclarar que nuestros enemigos no se hallan solamente al otro lado del mar en un lejano continente. Vivimos y respiramos entre ellos y sufrimos cotidianamente sus ataques a nuestra cultura, a nuestros medios de supervivencia, a nuestra fe. Son ellos quienes están destruyendo nuestras naciones económica, social y moralmente. Los que, crisis tras crisis, nos van acorralando como a ganado hasta vernos totalmente despojados de toda posesión y de toda esperanza.

Occidente está bajo la bota de un bando de delincuentes, de criminales, de traidores, de corruptos, de sociópatas, de adeptos a secretas sociedades que hoy libran una guerra a muerte contra la cristiandad y los valores cristianos sobre los que se ha cimentado nuestra otrora magnífica civilización.

Es imprescindible, pues, que repasemos quiénes son nuestros actuales enemigos, tan complacientes al demonio, al mundo y a la carne. Los mismos que penetran en nuestras casas a través de los medios de información; los que hacen de cada gobierno un nido de víboras; los que no contentos con poseerlo todo, forjan para nosotros un futuro de castigo, barrotes y muerte.

Les diré quiénes son nuestros enemigos:

Son esos que quieren destruir nuestras naciones, nuestro amor a la patria y a la bandera, nuestras idiosincrasias, nuestras fronteras, nuestra historia, nuestras libertades, nuestras familias y el orden natural establecido por Dios.

Son esos que quieren reducir la población mundial mediante el infanticidio, la eutanasia, la eugenesia, las guerras, el hambre y la peste.

Son esos que llaman consumidores inútiles a los que sobran en sus planes de exterminio masivo.

Son esos que arremeten contra la inocencia de nuestros hijos y nietos, buscando sustituirla por desquiciadas ideologías para hacer de ellos precoces corruptos y perversos sexuales fácilmente manipulables.

Son esos que al hablar de una vacuna presumen de respetar la ciencia, y sin embargo afirman que existen multitud de sexos, lo cual es un imposible biológico.

Son esos que pretenden convertir los hombres en mujeres y las mujeres en hombres.

Son esos que quieren marcarnos como a ganado, que quieren cambiar nuestro dinero físico por virtual para poder robarnos nuestras justas ganancias y pertenencias cuando decidan que somos un peligro para sus inicuas agendas.

Son esos que dictan lo que debemos o no debemos comer, lo que debemos o no debemos creer, los que nos cancelan, los que nos censuran, los que han corrompido todos los gobiernos de la Tierra comprando con su ingente riqueza a los ambiciosos, a los idiotas, a los débiles, a los traidores, a los indignos, a los desalmados.

Son esos que han inundado naciones con oleadas indiscriminadas de inmigración masiva para destruir sus identidades nacionales.

Son esos que continuamente nos dividen para que no podamos luchar unidos contra su podredumbre y su maldad.

Son esos que escogen para puestos claves a sus títeres por corruptos y no por su intrínseco talento.

Son esos que viven mintiendo y desinformando descarada e indiscriminadamente a toda hora y en todo lugar, por todos los medios, privando a la opinión pública al derecho a la verdad.

Son esos que continuamente alientan la lucha de clases y el conflicto entre razas. Los mismos que quieren hacer de la pedofilia y la zoofilia un derecho, de la mujer un enemigo del hombre, de la madre un verdugo de su hijo y del matrimonio un entretenimiento.

Son esos que quieren despojarnos de todo lo que tenemos y que seamos felices. Esos que rechazan a Dios porque se creen a sí mismo dioses.

Son esos que continuamente actúan de portavoces de la mentira, y a los que la depravación de sus almas los ha llevado a creer en una infame y criminal distopía.

Son esos que han hecho de la Tierra un Dios para tentarnos a dejar de adorar a Dios.

Son esos que llaman mal al bien y bien al mal.

Son, en resumen, los hijos de las tinieblas, que ya han comenzado su batalla definitiva contra los hijos de la luz, y a cuya demencial religión, plagada de satánicos dogmas, llaman Nuevo Orden Mundial.