Salid de en medio de ellos
(2 Cor. 6:14-17)
Nunca ha otorgado Dios al enemigo
tregua, ni concesiones al error.
Nunca se ha visto un comprometedor
pacto de la cizaña con el trigo.
Jamás puede, a sabiendas del castigo
que aguarda al irredento pecador,
ser compañero el fiel del desertor
que a Cristo le ha cerrado su postigo.
“¡Salid de en medio ellos!”, es demanda
de Dios, que como a hijos nos advierte
de antagonismos entre el mal y el bien.
El réprobo entre sombras y ascuas anda
envuelto en un perpetuo olor a muerte
y el justo en procesión hacia el edén.