PARA AQUELLOS QUE NO TIENEN LA POSIBILIDAD DE ASISTIR A LA SANTA MISA
Recordamos a nuestros queridos lectores la posibilidad santificar el día Domingo a través de Nuestro Blog.
En la parte superior del mismo se encuentra una pestaña o página donde están los diferentes medios para realizar la Santificación del Día Domingo o Fiestas de Precepto, además de contar con los Sermones de los Queridos Padres: Juan Carlos Ceriani y Basilio Méramo.
A continuación, los propios del:
EPIFANÍA DEL SEÑOR
Ornamentos Blancos
Introito
Aquí viene el Señor dominador; y en su mano están el reino y la potestad, y el imperio. Oh Dios, da tu juicio al Rey; y tu justicia, al Hijo del Rey. Gloria al Padre…
Colecta
Oh Dios, que por medio de una estrella revelaste en este día tu Unigénito a las gentes, haz propicio que, los que ya te hemos conocido por la fe, seamos elevados hasta la contemplación de la imagen de tu alteza. Por el mismo Señor…
Epístola.
(Del Profeta Isaías, LX, 1-6):
Levántate, ilumínate, Jerusalén, porque ha llegado tu luz, y la gloria del Señor ha nacido sobre ti. Porque he aquí que las tinieblas cubrirán la tierra, y la oscuridad los pueblos: mas sobre ti nacerá el Señor, y su gloria será vista en ti. Y caminarán las gentes en tu luz, y los reyes al resplandor de tu astro. Alza tus ojos en torno, y mira; todos estos se han reunido, han venido a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas surgirán de todas partes. Entonces verás, y brillarás, y se admirará y se dilatará tu corazón, cuando se hubiere vuelto a ti la multitud del mar y hubiere acudido a ti la fortaleza de las gentes. Te cubrirá una inundación de camellos y dromedarios de Medián y Epha; vendrán todos los de Sabá, trayendo oro e incienso, y tributando alabanzas al Señor.
Gradual
Vendrán todos los de Sabá, trayendo oro e incienso, y tributando alabanzas al Señor. Levántate, e ilumínate, Jerusalén; porque la gloria del Señor ha nacido sobre ti.
Aleluya.
Aleluya, aleluya. Vimos su estrella en Oriente, y venimos con dones a adorar al Señor. Aleluya.
Evangelio
(Según San Mateo, II, 1-12):
Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea, en los días del rey Herodes, he aquí que unos Magos vinieron del Oriente a Jerusalén, diciendo: “¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en Oriente, y venimos a adorarlo”. Y oyendo esto el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él. Y, convocando a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Y ellos le dijeron: “En Belén de Judea; porque así está escrito por el Profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña de entre los príncipes de Judá: porque de ti saldrá el Caudillo que regirá a mi pueblo Israel”. Entonces Herodes, llamando en secreto a los Magos, se enteró bien por ellos de la aparición de la estrella; y, enviándolos a Belén, dijo: Id, y preguntad con diligencia por el Niño; y, después que lo halléis, decídmelo a mí, para que, yendo yo también, lo adore. Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron. Y he aquí que la estrella, que habían visto en Oriente, les precedía, hasta que, llegando, se paró sobre donde estaba el Niño. Y, al ver la estrella, se regocijaron con grande gozo. Y, entrando en la casa, encontraron al Niño con su Madre María; y, postrándose, lo adoraron.
Credo.
Ofertorio.
Los reyes de Tarsis y las Islas ofrecerán dones: los reyes de Arabia y de Sabá llevarán presentes; y lo adorarán todos los reyes de la tierra, todas las gentes lo servirán..
Secreta.
Te suplicamos, Señor, mires propicio los dones de tu Iglesia, en los cuales se te ofrece, no oro, incienso y mirra, sino lo que con dichos dones se declara, se inmola y se consume: Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive…
Prefacio
Prefacio de Epifanía
Vere dignum et justum est, æquum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, æterne Deus: Quia, cum Unigetitus tuus in substantia nostræ mortalitatis apparuit, nova nos immortalitatis suæ luce reparavit. Et ideo cum Angelis et Archangelis, cum Thronis et Dominationibus, cumque omni militia cælestis exercitus, hymnum gloria tuæ canimus, sine fine dicentes:
Sanctus Sanctus Sanctus…
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable el darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor santo, Padre todopoderoso, Dios eterno. Pues tu Unigénito Hijo, al manifestarse a nosotros revestido de nuestra carne mortal, nos ha restaurado con la nueva luz de su inmortalidad. Y, por eso, nos unimos con los Ángeles y Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial cantando el himno de tu gloria, diciendo sin cesar:
Sanctus Sanctus Sanctus…
Comunión.
Vimos su estrella en Oriente, y venimos con dones a adorar al Señor.
Poscomunión.
Te suplicamos, oh Dios omnipotente, hagas que, lo que celebramos con solemne culto, lo consigamos con pura inteligencia. Por N.S.J.C.
INTROITO