PADRE LEONARDO CASTELLANI: LA MULTITUD ES LA MENTIRA – EL PERIODISMO ES EL PASTO DE LA MULTITUD

Conservando los restos

HOMILÍA KIRKEGORDIANA

(De Kirkegord a Tomás de Aquino – 23)

I

Kirkegrord hizo muchas homilías en que explicó palabras de la Escritura Sacra; pero en ninguna explicó sus propias palabras, o “categorías”; que son, por una parte, sencillas (pues son términos de la lengua vulgar) y,por otra, muy difíciles, pues son filosofía.

Podemos hacerla por él; por ejemplo, homilía kirkegordiana sobre el Domingo 17° pos Pentecostés.

[Estando aquí juntos los fariseos, Jesús les hizo esta pregunta: ¿Qué os parece a vosotros del Cristo o Mesías?, ¿de quién es hijo? Le dicen: de David. Les replicó: Pues ¿cómo David en espíritu profético lo llama su Señor, cuando dice: Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra, mientras tanto que yo pongo tus enemigos por peana de tus pies? Pues si David lo llama su Señor, ¿cómo sabe que sea hijo suyo? A lo cual nadie pudo responderle una palabra: ni hubo ya quien desde aquel día osase hacerle más preguntas.]

De él surge esta pregunta: ¿Por qué Cristo dijo siempre indirectamenteimplícitamente a veces— que era el Hijo de Dios? Ya que tenía que revelar el misterio de la Encarnación, ¿por qué no dijo directamente: “Yo soy el Hijo de Dios vivo, consubstancial al Padre y engendrado del Padre antes de todos los siglos”, etc., etc. — lo que dicen hoy los teólogos y el Credo de Nicea? ¿Por qué dice en vez: “¿De quién es hijo el Mesías? ¿De David? ¿Y por qué entonces David lo llama “Mi Señor”?”

Responden los Doctores: “Porque eso era lo pedagógico; a saber, la Expresión Indirecta (una categoría de Kirkegord) pues la expresión directa no se hubiera entendido, se hubiera malentendido; se hubiera tomado como blasfemia (como de hecho se tomó) o bien en sentido pagano politeísta. Esa es la razón”.

Es una buena razón.

Hay otra razón más profunda: porque la Multitud es la Mentira. Sólo algunos individuos (ninguno al comienzo) tenían oídos para tamaño trueno.

¿Cómo? Eso es un disparate.

Lo dice Kirkegord. No es un disparate, es una Paradoja (otra Categoría).

La explicación desa paradoja es otra paradoja: “La Subjetividad es la Verdad”.

¿Cómo? Siempre se ha dicho que la Objetividad es la Verdad.

Para apoyar estas dos paradojas digamos: “El mayor bien que puede hacerse a un individuo es hacerlo volverse Individuo» —la mayor de las Paradojas.

Para explicar estas paradojas, tomemos el camino corto de los ejemplos, el “breve iter per exempla”:

1er ejemplo: el Sufragio Universal: consiste en la determinación de la Verdad por la Multitud.

La Multitud es mentira.

¿Es mentira el Sufragio Universal? Tal como se practica entre nosotros, es mentira.

Yo no digo que el Sufragio Universal, en algunos casos y puesto bajo muy estrictas condiciones, no pueda dar alguna verdad de orden práctico; por ejemplo, si se hiciera un “referéndum” a ver si la Argentina debe entrar en la guerra futura a favor de Rusia o a favor de Yanquilandia, probablemente la mayoría acertaría: NO. A favor de ninguna; “ni huno ni hotro, señor”, dijo el correntino, porque se trata de una pregunta sencilla, vital y que concierne a cada uno; es decir, que la Multitud no votaría como Multitud sino cada uno como individuo.

Pero hagan un “referéndum” brasilero acerca desto: “¿Es mejor para nosotros el régimen parlamentario de Francia o el régimen ejecutivo de los EE.UU.?” Y allí la Multitud ya no es juez. No entiende deso.

Es como si pusiesen a votación universal esto: “(x + y) por (xy) ¿es igual a x2 o bien a y2?”; y dos grandes diarios se pusiesen a hacer propaganda, uno por x2 y otro por y2… ¿acertaría la Multitud?

No: la multitud votaría por cualquiera de los dos; y los dos son falsos; las mujeres votarían en masa por y2, por ser más buen mozo.

En realidad, como saben, el producto de una suma por una diferencia es igual a la diferencia de cuadrados. Poner esto a votación de la mayoría, es como hacer optar a la mayoría entre dos hombres para acertar cual es el argentino perfecto en orden a gobernar esta nación; cuando en realidad ninguno de los dos es, ni siquiera, un buen hombre.

Si Cristo hubiese puesto a la decisión de la mayoría si Él era o no el Hijo de Dios, y la mayoría menos uno hubiese decidido que NO —o bien la mayoría menos ninguno, Él seguiría tranquilamente siendo Hijo de Dios.

Por eso no lo puso a la decisión de la Multitud, sino de los Individuos: y los Individuos que decidieron era Hijo de Dios, dieron con la Verdad; y los otros no; de donde se vieron OBLIGADOS a asesinarlo: “Crucifícalo, crucifícalo” —una Multitud ante Pilatos: la Multitud es la Mentira.

2do ejemplo: el Periodismo. El periodismo es el pasto de la Multitud, es su órgano…, es su catedra pontificia, ¿es una mentira el periodismo? Sí, en el fondo del periodismo realmente periodismo, del periodismo GRANDE, reside esencialmente un Fraude. Que me perdone la Democracia.

Otra vez; no digo que no haya o pueda haber periodistas veraces, incluso sublimemente veraces (en ese caso serán martirizados), sino que la esencia del periodismo es un fraude: es la Dictadura del Anonimato y la Patente del Sofista.

Podrá ser, aunque lo dudo, que todas las afirmaciones de “La Nación” de hoy, tomadas una a una, no sean mentira; pero “La Nación” como diario es un fraude. Dice la verdad, quizás, aunque no siempre; pero no entrega la Verdad, con mayúscula: “un diario argentino al servicio de la verdad”, como dijo Mitre: NO ESTÁ al servicio de la Verdad, sirve a la Multitud —y a la Caja.

En una palabra, no dice “la pura verdad, toda la verdad y solamente la verdad” como reza el juramento judicial. No da testimonio de la Verdad, y se sustituye con sus linotipos, rotativas y toneladas de papel… a los que dan testimonio de la Verdad.

El hecho de que ayer llovió, o de que nació Sarmiento hace 150 años, para Kirkegord no es la Verdad, son hechos: pertenecen a lo Efímero, al Momento, y no al «Instante”.

La verdad son los hechos morales o religiosos, las verdades vitales, las verdades salvíficas. Esas verdades no se arrojan a la Muchedumbre, se entregan al Individuo; y el que las entrega tiene una misión (“Apóstol”, o sea “Enviado”) la cual se conoce en que 1°, no es un anónimo; 2° su vida responde de lo que dice, y 3° su expresión tiene un tono especial; mejor dicho, una vibración vital, que muestra inmediatamente que lo que dice el Apóstol es su propia Existencia.

En esto se diferencia del Genio el Apóstol, el cual puede no ser un genio (San Pedro no era un genio); que el Apóstol se apoya en la Autoridad y el Genio se apoya en sí mismo, en sus dones naturales. El Apóstol puede ser un pastor de cabras, como el profeta Amós; poco importa que sea incluso tartamudo, como Moisés; él trasmite un mensaje de otro.

Kirkegord, que fue un genio, trasmitió un mensaje de otro: un mensaje contra el ateísmo del siglo XX, trasmitido en el siglo XIX semiproféticamente. El mensaje de Santa Teresa ahora es literatura: Kirkegord es Existencia.

La Verdad es la Subjetividad: aquesta Verdad Vital que digo, que no se propala sino que se entrega, no es Verdad Vital si no se recibe vitalmente. Cada individuo es una unidad de la Multitud; de la turba y de la Colectividad —sobre todo si va en colectivo; pero es también un Uno en sí mismo; o sea, es una conciencia que tiene una relación individual con Dios, y cada relación con Dios es diferente; por tanto, recibe el Mensaje diferentemente, pues lo debe recibir activamente, haciendo él Su propia Verdad —en cierto modo. Por eso la Subjetividad es la Verdad. Hacemos, en cierto, modo nuestra Fe, recibiéndola de Dios activamente.

Por ejemplo, yo sé que Rosas NO FUE un sangriento tirano, ni un tirano, no porque este libro rosista tenga más hechos o más documentos que estotro libro antirosista, o porque tiene las letras más grandes y tiene más ilustraciones; sino porque controlo el libro de historia con mi propio espíritu, lo confronto con las leyes de mi espíritu, que son las leyes del Espíritu en general. Así llego a la certeza o casi. Tenemos certeza de una cosa cuando podemos decir: “Si esto fuese falso, yo no estaría seguro de que existo. Pero yo existo, puesto que pienso”.

“Llevar a un individuo a que se vuelva Individuo es el mayor bien que se le puede hacer”. Todo hombre es un individuo, naturalmente: «indiviso en sí y diviso de todos los otros”; pero esa individuación viene de la materia, dicen los filósofos (“Materia signata”) Hay otra individuación más alta, que viene de la forma, y es la personalidad; por lo cual “un solo pensamiento de hombre vale más que todo el Universo” —(San Juan de Yepes)— e incluso que todos los otros hombres tomados como masa, como Espacie: el hombre es el único animal en donde el individuo vale más que la Especie. La materia tira hacia abajo, tira a hacernos Masa, Multitud, Muchedumbre, Muchísimo, Médano; la forma tira a hacemos Singulares. Sólo el Singular es capaz de religión verdadera; la misma religión en la masa existe en forma de mitología o de política: en forma de procesiones, de Congresos Eucarísticos y de Asambleas de Acción Católica. No digo no deban hacerse; pero no son Religión Propiamente, son política religiosa. Son buena política religiosa solamente cuando esas exterioridades manan de adentro, o sea, son la exteriorización de la Religiosidad interna. Solamente la Religión interna es la Religión.

“La Multitud es la Mentira»

“La Subjetividad es la Verdad

“Llevar a un individuo a volverse Individuo es hacerle el mayor bien”.

Cada uno de los “disparates” de Kirkegord, apenas uno los entiende, quedan probados por sí mismos.

A pesar de que repetía que él no tenía la “Autoridad”, que NO era un Apóstol, Kirkegord trajo un Mensaje, o si quieren, se volvió un Mensaje. Un Mensaje extraño caído del cielo. El poeta y el filósofo de lo Religioso se volvió una Existencia Religiosa.

Fue un meteorito caído del cielo el pequeño jorobado de Copenhague, del tamaño de un puño de hombre. Cayó sin ruido ni tronido, casi desapercibido, pero después de un tiempo comenzó a echar humo y fuego. Vinieron los “Profesores”, con sus pequeños compases y sus pequeñas lupas, y comenzaron a rondar entorno, tomando medidas y haciendo mucha bulla. Uno rascó un poco y dijo: “Es oro”. Otro dijo: “Es arena”. Otro dijo: “Es basura”. Y otros yotros: “es platino, es uranio, es greda, es rádium, es tierra, es pedernal, es un compuesto de metales raros”. Como un siglo se pasaron haciendo esto. De repente apareció un avestruz y se tragó el aerolito, lo digirió y lo convirtió en ateísmo. Era un mensaje divino contra el ateísmo actual; y el avestruz lo convirtió en ateísmo —para él y para la Multitud.

Ese avestruz mayor que los otros es Juan Pablo Sartre. Y con esta blasfemia contra “el mayor de los metafísicos de hoy” (como dicen los tilingos de hoy) cierro mi acuarela: mi ligera, aunque no liviana caracterización de Suero Kirkegord.