PARA AQUELLOS QUE NO TIENEN LA POSIBILIDAD DE ASISTIR A LA SANTA MISA
Recordamos a nuestros queridos lectores la posibilidad santificar el día Domingo a través de Nuestro Blog.
En la parte superior del mismo se encuentra una pestaña o página donde están los diferentes medios para realizar la Santificación del Día Domingo o Fiestas de Precepto, además de contar con los Sermones de los Queridos Padres: Juan Carlos Ceriani y Basilio Méramo.
A continuación, los propios del:
CORPUS CHRISTI
Introito
Los sustentó con flor de trigo, aleluya; y los sació con miel de la roca, aleluya, aleluya, aleluya. Regocijaos alabando a Dios, nuestro protector; cantad al Dios de Jacob. Gloria Patri…
Colecta
Oh Dios!, que bajo un sacramento admirable, nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos, Señor, nos concedas celebrar de tal manera los sagrados misterios de tu Cuerpo y Sangre, que sintamos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Que vives…
Epístola.
(I Cor., 11, 23-29):
Hermanos: del Señor aprendí lo que también os tengo ya enseñado, y es que el Señor Jesús, la noche misma en que había de ser traicionado, tomó el pan, y dando gracias, lo partió, y dijo: Tomad y comed; esto es mi cuerpo, que por vosotros será entregado; haced esto en memoria mía. Y de la misma manera tomó el cáliz, después de haber cenado, diciendo: Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi sangre; haced esto, siempre que lo bebiereis, en memoria mía. Así que, cuantas veces comiereis este pan y bebiereis este cáliz, otras tantas anunciaréis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, cualquiera que coma este pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y sangre del Señor. Examínese, pues, a si mismo cada cual, y así coma de ese pan y beba de ese cáliz. Porque quien le come y bebe indignamente, se come Y bebe su propia condenación, si no discierne el cuerpo del Señor.
Gradual
Los ojos de todos en ti esperan, Señor; y tú les das comida en el tiempo conveniente, y. abres tu mano, y llenas a todo viviente de bendición.
Aleluya.
Aleluya, aleluya. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida: el que come mi carne y bebe mi sangre, en mi permanece, y yo en él.
Secuencia
Alaba, alma mía, a tu Salvador; alaba a tu guía y pastor con himnos y cánticos.
Pregona su gloria cuanto puedas, porque él está sobre toda alabanza, y jamás podrás alabarle lo bastante.
El tema especial de nuestros loores es hoy el pan vivo y que da vida.
El cual se dio en la mesa de la sagrada cena al grupo de los doce apóstoles sin género de duda.
Sea, pues, llena, sea sonora, sea alegre, sea pura la alabanza de nuestra alma.
Pues celebramos el solemne día en que fue instituido este divino banquete.
En esta mesa del nuevo rey, la pascua nueva de la nueva ley pone fin a la pascua antigua.
Lo viejo cede ante lo nuevo, la sombra ante la realidad, y la luz ahuyenta la noche.
Lo que Jesucristo hizo en la cena, mandó que se haga en memoria suya.
Instruidos con sus santos mandatos, consagramos el pan y el vino, en sacrificio de salvación.
Es dogma que se da a los cristianos, que el pan se convierte en carne, y el vino en sangre.
Lo que no comprendes y no ves, una fe viva lo atestigua, fuera de todo el orden de la naturaleza.
Bajo diversas especies, que son accidente y no substancia, están ocultos los dones más preciados.
Su carne es alimento y su sangre bebida; mas Cristo está todo entero bajo cada especie.
Quien lo recibe no lo rompe, no lo quebranta ni lo desmembra; recíbese todo entero.
Recíbelo uno, recíbenlo mil; y aquél le toma tanto como éstos, pues no se consume al ser tomado.
Recíbenlo buenos y malos; mas con suerte desigual de vida o de muerte.
Es muerte para los malos y vida para los buenos; mira cómo un mismo alimento produce efectos tan diversos.
Cuando se divida el Sacramento, no vaciles, sino recuerda que Jesucristo tan entero está en cada parte como antes en el todo.
No se parte la sustancia, se rompe sólo el signo; ni el ser ni el tamaño se reducen de Cristo presente.
He aquí el pan de los ángeles, hecho viático nuestro; verdadero pan de los hijos, no lo echemos a los perros.
Figuras lo representaron: Isaac fue sacrificado; el cordero pascual, inmolado; el maná nutrió a nuestros padres.
Buen pastor, pan verdadero, ¡oh Jesús!, ten piedad. Apaciéntanos y protégenos; haz que veamos los bienes en la tierra de los vivientes.
Tu, que todo lo sabes y puedes, que nos apacientas aquí siendo aún mortales, haznos tus comensales, coherederos y compañeros de los santos ciudadanos. Amén. Aleluya.
Evangelio
(San Juan 6, 56-59):
En aquel tiempo: Dijo Jesús a las turbas de los judíos: Mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre, verdaderamente bebida, quien come mi carne y bebe mi sangre, en mi mora y yo en él. Así como vive el Padre que me envió, y yo vivo por el Padre; así, el que me come, también vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del celo, No sucederá como a nuestros padres, que comieron el maná, y murieron. Quien coma este pan, vivirá eternamente.
Credo.
Ofertorio.
Los sacerdotes del Señor ofrecen a Dios incienso y panes; por tanto, serán santos para su Dios, y no profanarán su nombre. Aleluya.
Secreta.
Te pedimos, Señor, concedas propicio a tu Iglesia los dones de la unidad y de la paz, místicamente representados por los presentes que te ofrecemos. Por N.S.J.C.
Prefacio
Prefacio de Navidad
Latín
Vere dignum et justum est, æquum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, æterne Deus: Quia per incarnati Verbi mysterium, nova mentis nostræ oculis lux tuæ claritatis infulsit: ut, dum visibiliter Deum cognoscimus, per hunc in invisibilium, amorem rapiamur. Et ideo cum Angelis et Archangelis, cum Thronis et Dominationibus, cumque omni militia caalestis exercitus, hymnum gloriæ tuæ canimus, sine fine dicentes:
Sanctus Sanctus Sanctus…
Castellano
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable el darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor santísimo, Padre todopoderoso, Dios eterno. Pues que por el misterio de la Encarnación del Verbo se ha manifestado a los ojos de nuestra alma un nuevo resplandor de tu gloria; a fin de que llegando a conocer a Dios bajo una forma visible, seamos atraídos por Él al amor de las cosas invisibles. Y, por tanto, nos unimos con los Ángeles y Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con todo el ejército de la milicia celestial cantando el himno de tu gloria, diciendo sin cesar:
Sanctus Sanctus Sanctus…
Comunión.
Cuantas veces comeréis este pan y beberéis este cáliz, otras tantas anunciaréis la muerte del Señor hasta que venga. Por tanto, cualquiera que coma este pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y sangre del Señor, aleluya.
Poscomunión.
Te suplicamos, Señor, nos sacies plenamente con el goce sempiterno de tu divinidad, el cual está representado en la recepción temporal de tu precioso cuerpo y sangre. Tú que vives y reinas con Dios Padre…
Introito