ESTEBAN SÁNCHEZ MALAGÓN: LA ANTÁRTIDA

Misterios de iniquidad

¿LA NUEVA ATLÁNTIDA DE BACON Y DEL FORO ECONÓMICO MUNDIAL?

La Antártida o continente antártico desde la antigüedad ha estado llena de misterios y de leyendas, es el continente más austral de la tierra, está situado completamente en el hemisferio sur, casi enteramente al sur del círculo polar Antártico y está rodeada por el océano antártico. En comparación con Oceanía la Antártida es casi dos veces su tamaño

Muchas personas opinan que en esa zona hay cosas oscuras, misteriosas y que hay algo que no nos han contado a todos nosotros, cosas secretas donde los grandes mandatarios, las élites, los poderosos de esta tierra tienen mucho que ver y tienen mucho que ocultar.

Con temperaturas estacionales promedio de entre -25 y -40 °C en esa época del año, la Antártida es la escapada invernal perfecta para los megalómanos de sangre fría que solo quieren relajarse antes de destruir el mundo.

Francis Bacon, 1561-1626, primer barón de Verulam, vizconde de Saint Albans y canciller de Inglaterra en 1618, fue un filósofo, político, abogado y escritor. Considerado uno de los padres del empirismo, sus obras y pensamientos ejercieron una influencia decisiva en el desarrollo del método científico.

En 1605 Francis Bacon publicó, entre otras obras, The Advancement of Learing (“El avance del saber”) y “La Nueva Atlántida”.

Si se escribe sobre la ciencia moderna sin mencionar al astrólogo y ocultista inglés John Dee, que estaba todavía vivo, se incurriría en una importante omisión.

John Dee, 13 de julio de 1527 – finales de1608 o principios de 1609, fue un notorio matemático, astrónomo, astrólogo, ocultista, navegante, imperialista y consultor de la reina Isabel I. Dedicó gran parte de su vida al estudio de la alquimia, la adivinación y la filosofía hermética.

Y ya que no hay evidencia de animosidad entre Bacon y Dee, es lógico concluir que la intención de Bacon fue ahorrarse problemas. Bacon se enteró de que Dee pidió apoyo del nuevo rey escocés y de que fue fríamente rechazado.

El rey Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia (1603-1625) creía que Dee era un brujo, y ya había hecho muy clara su postura sobre los brujos y brujas en su libro “Demonología”, publicado en 1597.

Dada la vehemencia de las opiniones del rey acerca de aquellos que traficaban con espíritus, Dee tuvo suerte de no ser quemado en la hoguera. En cambio, fue exiliado de la corte, a la cual había servido fielmente como mago y espía.

Si Shakespeare hubiese escrito una obra sobre Dee, hubiera sido una tragedia.

Algunos piensan que Shakespeare no sólo escribió una obra sobre Dee, sino dos. Ciertamente Dee era muy hábil en el dominio de hechizos obscuros y gnosis arcanas, tomados de libros judíos antiguos, pero al final de su vida pareció enloquecer en contra de un país que lo había tratado tan ingratamente.

Bacon, quien intentó desarrollar un proyecto tan peligroso como el de Dee, tuvo el cuidado de asegurarse de que no le pasara a él lo mismo.

El servicio principal de Dee a la reina y su patria fue su misión en Praga, la cual comenzó en 1583. Walsingham (1530-1590), secretario principal de Isabel I de Inglaterra (1533-1603), envió a Dee a Praga para aprovecharse de la gran afición que tenía el emperador Rodolfo II, del Sacro Imperio Romano Germánico, por el conocimiento oculto, para ponerlo bajo el control de Isabel y de William Cecil, su secretario de Estado, en su lucha contra el monarca español Felipe II. Igualmente, quería contrariar a los jesuitas y los Habsburgo, quienes estaban transformando a Praga en un baluarte de la Contrarreforma y en un centro para exiliados católicos ingleses que querían restaurar a Felipe II en el trono inglés.

Tras esperar impacientemente durante tres años los resultados de la misión de Dee, la reina Isabel se declaró cabeza de la conspiración protestante en una reunión en Luneburg (Alemania) en julio de 1586. Isabel entonces mandó emisarios a un conventículo protestante secreto en donde propuso una liga militar que la incluiría a ella y a los reyes de Dinamarca y Navarra. La reina Isabel asumió la dirección gracias a sus recursos.

La reunión se menciona en la Naometría.

En 1604, Simón Studion termina el escrito de su Naometría (“Arte de medir el Templo”). Este texto, dedicado a Enrique IV, Santiago I y Federico de Wurtemberg, tiene cerca de dos mil páginas. En la Naometría, Simón Studion profetiza las fechas de acontecimientos futuros. Se inspira en el Apocalipsis de San Juan y la exégesis de Joaquín de Fiore, desde una perspectiva apocalíptica y en la vuelta del Cristo precedido por Elías.

Envalentonada por la reunión, Isabel adoptó la posición de los radicales que querían luchar contra los católicos en los Países Bajos, quienes eran considerados como el eslabón más débil de la cadena de los Habsburgo. Seis meses después de la reunión de Isabel, el conde de Leicester inició su intervención en los Países Bajos, aliándose con los calvinistas alemanes, con la ayuda de su primo, el joven Sir Felipe Sidney, paladín de la caballería protestante isabelina. La campaña militar de 1586 fue un desastre. Sidney murió en la batalla, y junto con él murió la esperanza inglesa de una victoria militar protestante en el continente.

Los ingleses pudieron dominar los mares, como lo demostraría la derrota de la Armada Invencible española, pero los ejércitos ingleses no fueron ningún desafío para Alejandro Farnesio, Duque de Parma, quien pronto capturaría Amberes de nuevo. Como suscribe la historia, si Felipe II hubiese esperado a que Parma capturase Holanda antes de lanzar la Armada, la historia europea hubiera sido muy distinta.

En 1589 Dee se dio cuenta de que su misión en el continente estaba siendo un fracaso. Sin embargo, decidió tomar el camino largo para el regreso y condujo lo que pareció ser una marcha triunfal por Alemania, difundiendo sus ideas entre los devotos de la cábala judía.

La fama de Dee en Alemania fue considerable. Su Mónada Jeroglífica (“Monas Hyerogliphicas”) elevó el cabalismo hermético a un nuevo nivel, y muchos seguidores de los cabalistas Reuchlin y Agrippa quisieron conocerlo.

El hermetismo filosófico se erige sobre la base de un conjunto de escritos supuestamente aparecidos en Egipto bajo el período de dominación romana entre los siglos I y IV d.C., y puestos bajo la “advocación” de Hermes Trismegisto. Probablemente, el hermetismo sea el «intento helénico» de sistematizar filosóficamente parte de las doctrinas religiosas y místicas de la cultura tardo-egipcia.

Johannes Reuchlin (1455-1522, también llamado: Johann Reuchlin fue un filósofo y humanista alemán profundamente interesado en la Cábala judía. Fue maestro de Philipp Melanchthon, y por ello, una persona importante para la historia de la Reforma Protestante.

En junio de 1589, Dee estaba en la ciudad alemana de Bremen listo para regresar a Inglaterra cuando recibió una visita del famoso filósofo hermético, el doctor Enrique Khunrath de Hamburgo.

Khunrath era el autor de “El anfiteatro de la sabiduría eterna” (Anphiteatrel of eternal wisdom”), lo cual evidencia la relación tan importante que había entre Dee y el movimiento rosacruz. Esta relación fue tan crucial que Yates afirma que Dee “sembró la semilla del movimiento rosacruz continuamente en su camino de regreso a Inglaterra en 1589.”

Citamos de ahora en más La Ilustración Rosacruz Frances, de A. Yates, p.38.

Paradójicamente, el aparente fracaso de Dee fue más exitoso que si hubiese convertido al propio emperador Rodolfo: el movimiento rebasó este territorio imperial y continuó como sociedad secreta en un momento en que la Contrarreforma aplastaba cualquier organización pública.

Según Yates, la Masonería es una corriente que fluye del rosacrucismo y de la Real Sociedad de Londres.

Una vez más, este movimiento revolucionario encontró refugio en Inglaterra, donde resistió la tormenta que casi lo destruye. Dee nunca llegaría a ver los frutos de sus acciones, ni la posteridad le reconocerá sus logros. De hecho, la restauración de Carlos II iniciada en 1660, fruto en Inglaterra de la logia masónica Real Sociedad de Londres, enterró a Dee bajo una montaña de descalificaciones en 1659. En este año Meric Casaubon publicó los diarios de Dee junto con un “prefacio condenatorio… acusando a Dee de magia diabólica.” (Ibídem p.188)

Casaubon estaba siguiendo los pasos de Francis Bacon. Ambos, de hecho, tuvieron que distanciarse de la fuente de sus ideas. Si un científico debe de poseer habilidad en las relaciones sociales para ser conocido en la posteridad, entonces Bacon claramente fue mejor científico que Dee.

Bacon expresó hábilmente su participación en la tradición hermética cabalística sólo en escritos alegóricos publicados después de su muerte.

Entre las obras que se publicaron, se encuentra una novela narrativa alegórica de viajes, “La Nueva Atlántida” (“The New Atlantis”)

La Nueva Atlántida ofrece la primera utopía tecnológica, donde los gobernantes serán los científicos de la «Casa de Salomón», especie de gran universidad donde se concentraría el conocimiento. Previó en su época grandes adelantos científicos como máquinas voladoras, submarinos y telecomunicaciones.

Marineros judío-ingleses contactan con una civilización avanzada de Bensalem, una isla distante de las costas del Perú. Los habitantes de la isla son cristianos pero de una manera muy peculiar. Los oficiales que saludan a los viajeros ingleses usan turbantes blancos “con una cruz roja arriba,” indicando la tierra de la hermandad rosacruz. Como los hermanos de la Rosa Cruz, los habitantes de Bensalem “no usan ningún hábito especial o marca de distinción, excepto que adaptan su vestido y apariencia a los habitantes del país que visitan.(Ibídem p.p. 126 – 127).

La Atlántida de Bacon, al sur de las costas del Perú, no puede ser otra más que la Antártida que conocemos hoy, al sur de las costas del Perú.

Yates concluye que queda “completamente claro” que Bacon “conocía la ficción de la Rosa-Cruz y la estaba adaptando a su propia parábola.”

Como siguiente prueba de la relación entre Bacon y los rosacruces, se cita la “Santa Guía” (“The Holy Guide”) de John Heydon, 10 de septiembre 1629-1667, filósofo neoplatónico ocultista inglés, Rosacruz, astrólogo y abogado.

Él hizo una adaptación de “La Nueva Atlántida” fechada en 1662, en la cual un hombre que tiene un turbante blanco anuncia: “Soy por oficio gobernador de esta Casa de Extraños y por vocación sacerdote cristiano y de la Orden de la Rosa Cruz.” (Yates, 1972, p. 1)

Dato curioso: Estos son los nombres reales de algunas de las islas en la Antártica, la Antigua Atlántida de Francis Bacon. Cualquier relación con el C-19 es pura coincidencia

La evidencia sugiere que Bacon escribió “La Nueva Atlántida” en 1626, tras la fracasada misión de Dee en Praga. A diferencia de La Reina de las Hadas (“The faerie Queene”) que describe a Isabel I como una salvadora protestante en el inicio de su reinado, “La Nueva Atlántida” es más bien cautelosa, más apropiada para una época durante la cual la Contrarreforma estaba triunfando en todo el continente.

Bacon se enteró qué lado estaba ganando y no tuvo ningún deseo de inmolarse en el altar por una causa perdida. El imperialismo británico cabalístico de Dee ya no era favorecido en la corte, y por lo tanto los que quisieron continuar la conspiración protestante sin la aprobación real, tuvieron que seguir de manera clandestina, a través de la formación de una sociedad secreta, que en ese momento constituyeron los Hermanos de la Rosa Cruz, los Rosacruces, pero que luego se llamaría Masonería.

Bacon fundó la Logia en Inglaterra en 1579. Esto convertiría a Bacon en el fundador de la Masonería en Inglaterra, pues “no había Logia de Francmasones en Inglaterra antes de 1579.

El Ritual estaba formulado en el inglés de la época isabelina. La creación de nuestra lengua moderna, es decir, el inglés moderno, comenzó con Spencer, una de las máscaras de Francis Bacon. En las obras de Spencer existen al menos dos alusiones al Cuadrado y a los Compases que parecen tener importancia masónica. Esta sospecha crece hasta llegar a ser una certeza cuando examinamos las cartas que fueron escritas en 1579 y publicadas en 1580, entre el profesor Gabriel Harvey y su amigo Francis Bacon, quien firmó como “Emmerito”. Francis Bacon´s personal Life Story, London, Rider & Company, 1986 (primera publicación en 1910).

En un libro que Bacon publicó siete años más tarde, se presentan los Dos Pilares de la Masonería y entre ellos el lema “Plus ultra” o “Más allá,” por primera vez en la literatura inglesa.

De acuerdo con una hipótesis “científica”, la Antártida pudo haber albergado asentamientos humanos en épocas prehistóricas. Varios investigadores mencionan que en el lugar se podría encontrar la mítica ciudad perdida de La Atlántida, según reporta “Daily Star”.

Bacon fundó los Rosacruces en el continente como una reorganización de los viejos Caballeros Templarios y utilizó fundamentalmente su Ceremonial de 9° (Noveno Grado), que se asociaba con el nuevo “Colegio Rosacruz.” Estos colegios se establecerían y adjuntarían después al proyecto de la Hermandad Masónica cuando ésta se instalara. “Este es hoy exactamente su procedimiento. Nadie puede ser miembro del Colegio Rosacruz sin que sea un Maestro masón”. (Ibídem p. 140)

Una parte de Europa estaba ávida de escuchar lo que Bacon tenía que decir, pues Europa ya estaba quebrantada tras un siglo de guerras religiosas. Ya en 1605 Europa entraba en un siglo de guerras aún peores, estallando la Guerra de los Treinta Años. La Masonería pareció proporcionar una alternativa a la guerra religiosa, e incluso un auténtico antídoto. La Logia propuso “la ética en lugar de los credos, actos de simple bondad en lugar de creencias ciegas, conducta recta en vez de hipocresía y argucia, amor y hermandad en vez del odio que estaba dividiendo a la Iglesia de Cristo.” (Ibídem p. 141)

Bacon fue el autor de los manifiestos rosacruces que aparecieron en el continente. También se afirma que el título verdadero de “La Nueva Atlántida” era (“La Tierra de los Rosacruces”). La Casa de Salomón fue la precursora del Colegio Invisible, del Gresham College, de la Academia y, en fin, de la Real Sociedad de Londres. Todos los que estaban involucrados en la fundación de la Real Sociedad de Londres—Fludd, Boyle, Wren, Ashmole, Locke, y Sir Tomás Moray eran masones y rosacruces. La Nueva Atlántida es, por lo tanto, “la clave para los rituales modernos de la Masonería.” (Ibídem p. 158).

Todas las conexiones apuntan a la ciencia judía, la cábala, en relación con los habitantes de la Nueva Atlántida. Los habitantes de Bensalem tenían mucho respeto por los judíos porque son la fuente del conocimiento científico. Llamaban a su colegio la casa de Salomón, y “buscan a Dios en la naturaleza” (Yates, 1972. p. 129)

Mediante el uso de la cábala como la llave que revela los secretos de la naturaleza. A pesar de la reputación de Bacon como fundador de la ciencia empírica, Yates contempla La Nueva Atlántida como “profundamente influenciada por el misticismo hebreo-cristiano, como la cábala cristiana. Los habitantes de la Nueva Atlántida respetan a los judíos; le dan a su colegio el nombre de La Casa de Salomón y como decíamos más arriba buscan a Dios en la naturaleza. La tradición hermético-cabalista ha fructificado en su gran colegio dedicado a la investigación científica… Los habitantes de la Nueva Atlántida parecen haber alcanzado una gran educación y han por lo tanto, regresado al estado de Adán en el paraíso antes de la caída, el objetivo crucial tanto para Bacon como para los autores de los manifiestos rosacruces. (Idem).

Luego de la cuarentena en la Casa de Extraños, los exploradores ingleses son introducidos en la Casa de Salomón, que es una mezcla de una universidad moderna, una versión temprana de la CIA, la agencia de inteligencia de los Estados Unidos. Bensalem es “una tierra de magos,” y al igual que Inglaterra mandó a Dee y Walsingham a espiar a los católicos en el continente, “envió los espíritus del aire a todas partes, a traerles noticias e inteligencia de otros países.” (Idem).

Los viajeros ingleses “eran suficientemente aptos para pensar que había algo de sobrenatural en esa isla (Atlántida o Antártida); aunque algo más angélico que mágico.” (Idem).

De nuevo la referencia es Inglaterra, la isla-nación cuyo mago, John Dee, podía supuestamente llamar a los ángeles para que realizaran sus pedidos. La Casa de Salomón, llamada así en honor del “Rey de los Hebreos,” propone una ciencia que no es empírica sino claramente judía o cabalística. Los residentes de Bensalem “estiman (a Salomón) como el legislador de nuestra nación.” Para reconocer la preeminencia de este “Rey de los Hebreos” sobre Cristo, Bensalem ha erigido la Casa de Salomón como “la más noble fundación… que jamás existió sobre la tierra” y también como “la linterna de este Reino.” La Casa de Salomón “está dedicada al estudio de las obras y de las criaturas de Dios” tal y como fueron escritas por Salomón. Esto incluye: Algunas partes de sus obras que con él se perdieron: a saber, “La Historia Natural” que escribió, sobre todas las plantas, desde el cedro del Líbano al musgo que crece en la pared, y sobre todas las cosas que tienen vida y movimiento. Esto me hace pensar sobre nuestro rey (Carlos I de Inglaterra), quien es considerado en muchos aspectos como símbolo del rey de los hebreos (el cual vivió muchos años antes que él) (Ibídem, p. 229).

La casa de Salomón a veces es llamada “el Colegio de las Obras de los Seis Días,” lo que indica que el objeto de su estudio es la creación o la naturaleza, “por lo cual estoy satisfecho de que nuestro excelente género humano haya aprendido de los hebreos que Dios creó el mundo y todo lo que contiene en seis días; y por lo tanto instituyó esta Casa para descubrir la verdadera naturaleza de todas las cosas. La Casa de Salomón es también un centro de inteligencia. Los gobernadores de la Nueva Atlántida, igual que Walsingham con su red de espías judíos en el continente, enviarían cada doce años: “Desde este reino dos barcos, asignados a varios viajes; y en cada uno de estos barcos habría una misión de tres de los Miembros o Hermanos de la Casa de Salomón, cuya misión sería sólo darnos conocimiento de los asuntos y el estado de aquellos países a los cuales fueron asignados, y especialmente de la ciencia , de las artes, de la manufactura e invenciones del mundo entero(Ibídem, p. 230).

Como en Inglaterra, los habitantes de Bensalem son “felices,” no sólo porque estudian la ciencia judía, sino también porque proporcionan refugio a los judíos, incorporando su “cábala secreta” a su propia constitución. Los judíos están contentos de no “odiar ya el nombre de Cristo” (Ibídem, p. 234). “Como en la España católica. Los judíos están tan agradecidos del trato tolerante que reciben en Bensalem que hasta han dejado su “innato rencor secreto” que comúnmente sienten contra los católicos entre los cuales viven.” (Idem).

Los judíos de Bensalem “aman la nación de Bensalem extremadamente.” Hasta creen que los habitantes de Bensalem “procedían de las generaciones de Abrahán a través de otro hijo, al cual le llaman Nachoran; y que Moisés ordenó, a través de una cábala secreta, las leyes de Bensalem que ahora se utilizan; y que cuando el mesías venga y se siente en su trono en Jerusalén, el rey de Bensalem se ha de sentar a sus pies, mientras que los otros reyes han de mantener una gran distancia. Sin embargo, dejando a un lado estos sueños judíos, el hombre era un hombre sabio, letrado y de gran altura política.” (Ibídem, p. 235).

Bacon propugna de esta manera el mito de los israelitas británicos y advierte sobre la idea de que la sociedad debe de estar basada en la Ley Noáquida (aquellos preceptos de la moral natural que Dios dio a Noé después del Diluvio), es decir, la ley judía aplicada a los virtuosos no judíos, una idea popular entre las logias masónicas del siglo XVIII.

Bacon también pensaba que la readmisión de los judíos sería beneficiosa para Inglaterra. Un gran beneficio sería la difusión de la cábala, para poder revelar los misterios de la naturaleza entre los gentiles. Sin embargo, el beneficio mayor sería la “maravillosa” tecnología de la ciencia judía, que los habitantes de Bensalem utilizaron para crear el cielo en la tierra. Esta tecnología es revelada cuando “uno de los Padres de la Casa de Salomón” proporciona a los viajeros un recorrido por “grandes y profundas cuevas de varias profundidades,” que son utilizadas para “todas las coagulaciones, endurecimientos, refrigeraciones y conservaciones de los cuerpos.” Las cuevas también se utilizan “para la prolongación de la vida.” (Idem)

Los residentes de Bensalem también tienen “medios para hacer que diversas plantas crezcan a través de mezclas de tierras sin semillas,” así como “armonías que ustedes no tienen, de cuartos de sonidos, y de menores intervalos,” y “barcos y botes para ir bajo el agua capeando los temporales; así como fajas y sostenes para nadar.” Tienen “diversos relojes curiosos con otros movimientos de retorno, así como algunos movimientos perpetuos.” En su centro de inteligencia, tienen “casas de engaño de los sentidos,”.(Ibídem, pp. 244-245).

Probablemente una versión temprana de la televisión, la cual es engañosa en muchos sentidos de la palabra.

Además, entre los “Hombres Misteriosos” que “reúnen experimentos de todas las artes mecánicas,” los gobernantes de Bensalem han designado a doce “Mercaderes de la Luz,” quienes, fortificados por su conocimiento de la cábala, “navegan a países extranjeros” y difunden la Ilustración. (Idem).

Estos Mercaderes de la Luz cobraron importancia en el siglo XVIII, cuando los whigs impulsaron la proclamación del Bill of Rights (Declaración de derechos) y apoyaron la revolución de 1688.

El término whig corresponde al antiguo nombre del Partido Liberal británico. Representaba a los disidentes y a los comerciantes. Rechazaban el anglicanismo y la monarquía absoluta.

Los whigs dominaron la política inglesa a lo largo de prácticamente todo el siglo XVIII, con figuras tales como Robert Walpole o William Pitt (el Viejo) utilizaron la ciencia baconiana y la combinaron con la cosmología matemática de Isaac Newton (1642-1727), promoviendo después esta mezcla como la Ilustración). Los promotores de la Ilustración whig viajarían al continente, especialmente a Holanda, donde se juntarían con los exiliados hugonotes, calvinistas franceses, para intentar derrocara la dinastía Borbón en Francia.

Los whig usaron la Masonería y la ciencia newtoniana contra los Borbones, de la misma manera como Walsingham e Isabel utilizaron la tecnología “angélica” de Dee contra los Habsburgo. “La Nueva Atlántida” de Bacon conecta ambos movimientos. La alegoría de Bacon explica el núcleo masónico que está en el corazón de la política exterior británica desde el acceso de la reina Isabel I hasta la Revolución Francesa, cuando la Ilustración se salió fuera de control.

Walsh ve en La Nueva Atlántida “una alegoría de la Masonería, escrita para el beneficio de unos pocos elegidos.”

Para los que no lo sospechan, “sin información sobre las sociedades secretas,” la alegoría de Bacon “parecería una historieta inofensiva que ha de caducar con el tiempo.” Pero para aquellos que eran o aspiraban a ser expertos, Bacon provee una gran riqueza de información sobre el origen judío de la Masonería, su dirección por parte de algunos de los judíos sefardíes que pretendían ser católicos.

En España, su organización jerárquica, con engranajes dentro de los engranajes, círculos interiores que casi no se conocen, dirigiendo las actividades de los novicios inocentes, el sistema elaborado de los espías, el uso de grandes riquezas para ganar poder bajo el manto de propósitos filantrópicos y científicos, y el juramento de mantener en secreto ciertos asuntos que no sería saludable revelar al público general.

Bacon también explica a los iniciados “el elaborado sistema de intriga y espionaje” que Walsingham comenzó y que Robert Walpole, primer ministro británico entre 1721 y 1742, utilizó para inyectar ideas subversivas en Francia durante la primera mitad del siglo XVIII. Walsh utiliza la alegoría de Bacon para conectar la Masonería whig en la era de Walpole con la conspiración anticatólica confeccionada por Isabel, Walsingham, y Cecil, y alega que la Masonería es “uno de los instrumentos utilizados por los gobernantes de Inglaterra para socavar el poder de Francia.” (William Thomas Walsh, “Characters of the Inquisitions”, New York, P. J. Kennedy& Sons, 1940)

 La labor que comenzó con la introducción ocultista de Dee en España, culminó dos siglos más tarde cuando las logias masónicas inspiradas por los whig derribaron la dinastía Borbón durante la Revolución Francesa. “Hay mucha evidencia,” continúa, “de que algo similar a esta sociedad secreta, o al menos su organización matriz desde el siglo XVI, tuvo mucho que ver con la coordinación de la conspiración internacional contra la Iglesia Católica.” (Ibídem).

 Según la alegoría de Bacon, América del Sur es la antigua Atlántida, un continente que se perdió para las naciones civilizadas cuando sus habitantes perdieron contacto con los judaizantes de Bensalem. Bacon sugiere que esta pérdida es temporal. Tan pronto la cábala, bajo las apariencias de la Masonería, retorne a Estados Unidos, la antigua Atlántida prosperará de nuevo. (Idem)

La historia al uso de la Masonería, según la cual ésta comienza con la formación de la Gran Logia de Inglaterra en 1717, es una historia whig en todos los sentidos de la palabra. Por razones políticas, la constitución de Anderson intencionalmente obscureció la verdadera historia de la Masonería, y causó consternación entre los académicos que no podían entender esto a la luz de documentos históricos que probaban que la logia existió al menos un siglo antes.

Un documento demostró que la primera logia estadounidense fue creada en Newport, Rhode Island, en 1658, cuando trece familias judías emigraron de Holanda. Esto, y la colonización de la Massachusetts Bay Colony por judaizantes ingleses, aseguraron que Estados Unidos se convertiría en “el nuevo mundo maravilloso judío” en el siglo XX. (William Thomas Walsh, “Characters of the Inquisitions”).

Una obra de 1940

La revolución protestante de Inglaterra se realizaría cuatro siglos más tarde en Rusia con la revolución comunista. Esta revolución encontró partidarios en Estados Unidos, la mayoría de los cuales eran judíos. Y los hijos de trotskistas desafectos crearían otro vehículo para la revolución al convertir a Estados Unidos en una nación mesiánica “anti-comunista”. Sin embargo, la trayectoria que fue iniciada por los protestantes judaizantes encontró su realización en la Masonería cabalística antes de encontrarla en el socialismo judío, descrito por un judío estadounidense como “la página más gloriosa de la historia del pueblo judío desde la destrucción del Segundo Templo a manos de Tito” (año 70 d.C.) (Ibidem p. 298).

Los socialistas judíos de la primera mitad del siglo XX consideraron la Primera Guerra Mundial como un “día de liberación” apocalíptico, que: “Finalmente se ha podido realizar, y entre la angustia y el sufrimiento de una gran guerra mundial, de cuyo efecto terrible ninguna parte de la tierra ha podido escapar, la humanidad ha experimentado un nuevo nacimiento, y el judío también por fin ha llegado a su apogeo…. Un nuevo día ya ha llegado, aquel en el que los débiles y los oprimidos se encontrarán permanentemente liberados. El comienzo de esta contemplación ya se ha realizado en el maravilloso cambio de estatus de la concepción que el mundo tendrá de los judíos, todo hecho de un día para otro, por así decirlo, gracias a la Revolución Rusa.” (Walsh, 1940)

La conexión clave entre la era protestante y la era revolucionaria comunista fue la Masonería Iluminista.

Continuará…