RADIO CRISTIANDAD: EL FARO

Conservando los restos

LA VOZ DEL SEÑOR

Narrado por Fabián Vázquez (diez minutos)

LA VOZ DEL SEÑOR con poder;
la voz del Señor con magnificencia;
la voz del Señor que quebranta los cedros;
el Señor que quebranta los cedros del Líbano.
(Salmo 28, 4-5)

VOX DOMINI

No se la oye bien más que en el desierto, no porque sea queda, sino porque es profunda, y la soledad nos reconcentra sobre nosotros mismos.

Vox Domini. Es el mismo Cristo que pide prestada la voz de nuestros santos Patrones; Él es quien nos habla por San Pedro y por todos los misioneros de antaño…

Vox Domini. Oigo sobre todo a la turba inmensa que clama…

Vox Domimi. Me hablan desde lejos, en la soledad de mi oración, con una voz profética, todos los que me ocasionarán mal, y acabarán por perjudicarme…

Vox Domini. Todos los que me han ayudado, alimentado, formado, y cuya acción tutelar subsiste aún en mí…

Vox Domini. En mí, sobre todo, en el fondo de mi alma santificada, en la que Él habla como Señor y como suplicante, con el acento discreto que solicita y con el tono absoluto que ordena…

Y su voz, la del Pastor que llama a sus ovejas cada atardecer, su voz, la oiré todavía cuando todas las demás se hayan callado, y en el trance de las separaciones supremas vendrá a relevarme de mi situación de centinela y a librarme de mis servicios.

Nunc dimittis. Si llegare a amar la voz divina, me acostumbraría a no temer ese último llamamiento, y conservando esa actitud del centinela dispuesto a responder a la consigna, pasaría a través de la vida, sin dejarme distraer por el falso eco de mi propia voz, sin impacientarme en medio de los tumultos efímeros, y sería como aquel que escucha —auditor verbi— y que obedece —obaudit.

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