Fuera de Ti
Fuera de Ti, Señor, soy casi nada:
soy un pozo vacío, una barca en zozobra,
un árbol que tan solo produce amargos frutos,
una lágrima helada que jamás se evapora.
Soy un campo infecundo, una estéril semilla,
un alfarero torpe que quiebra cuanto toca;
soy esa cruz que el miedo me hizo dejar vacía
para habitar parajes de ficciones y sombras.
Sin Ti soy como el viento que gira enloquecido,
como un pez temeroso de la espuma y las olas,
soy como un calendario que trastoca sus meses
o un ave bajo el peso de sus dos alas rotas.
Sin Ti soy el retrato de ese niño perdido
que vaga por un parque donde la muerte ronda;
soy el fallido golpe de un cincel contra el mármol
que en vano persevera sin encontrar la forma.
Sin Ti soy un viajero que absurda y torpemente
navega por un río que nunca desemboca;
soy un terco molino cansado de sus aspas,
una flecha quebrada, una oscura memoria.
Sin Ti… Sin Ti mi Cristo… ¡sin Ti yo no soy nada
más que una pobre oveja perdida y temblorosa
que hoy, llena de esperanzas, –y por la puerta estrecha–
aspira a ser un día testigo de Tu gloria!
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