Conservando los restos
LA ALCUZA DE ACEITE
Narrado por Fabián Vázquez (doce minutos)
Fuese, pues, la mujer e hizo
lo que Elías le había dicho;
y comió Elías, ella y toda su casa.
Desde aquel día no faltó nunca
harina en la orza, ni se disminuyó
EL ACEITE DE LA ALCUZA;
según lo que había prometido el
Señor por boca de Elías.
(III Libro de los Reyes, XVII, 15-16)
LECYTHUS OLEI
Sus discípulos son siempre muy desconfiados, y su inquieta solicitud impide su acción pacificadora, y obstaculiza la obra de su gracia.
A todos nos ha definido con una sola palabra, cuando nos echa en cara en el camino de Emaús el ser necios y tardos en creer y el no atrevernos a confiar en su palabra.
El desaliento anticipado, llamado también desconfianza, nos es demasiado natural para no ser más que una necedad, y son raros los corazones que nunca se han dejado sorprender más o menos por este taimado enemigo…
Ese inveterado error al que se encuentra, como a los mendigos andrajosos, sentado en el umbral de las almas, ese inveterado error es el de la pusilanimidad y la desconfianza.
De esta mala costumbre quiere librarnos Dios. Quiere enseñarnos a poner en Él nuestra confianza, y a desprendernos del juicio que nos hacemos de nosotros mismos.
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