Conservando los restos
MAESTRO, ¿DÓNDE HABITAS?
Narrado por Fabián Vázquez (trece minutos)
Dijeron los discípulos a Jesús:
Rabbi, Maestro, ¿DÓNDE HABITAS?
Díceles: Venid y ved;
y fueron y vieron donde posaba;
y se quedaron con Él aquel día.
(San Juan, I, 38-39)
RABBI, UBI HABITAS ?
No es suficiente encontrarle como por casualidad, y conversar con Él como de paso.
No puede satisfacer al verdadero fiel aquello con que se contenta una curiosidad superficial.
Después de haberlo oído hablar a las turbas, el verdadero fiel, el discípulo ferviente debe poder encontrarle cuando quiera, y permanecer en su compañía.
Maestro, ¿dónde habitas? Enséñame los caminos que conducen a mí mismo, descúbreme el profundo refugio que tu amor gratuito ha querido prepararse en lo íntimo de mi ser, para que, subiendo por todos los caminos de mi vida consciente, encuentre siempre en su origen a tu gracia misericordiosa adelantándose a mis iniciativas, y dándome mis verdaderos valores.
La verdadera pregunta que habría que proponerle sería más bien: Rabbi, ubi non habitas ? Maestro, ¿en dónde no habitas?
Tú estás en mí, estás en mi prójimo, estás en los acontecimientos de mi existencia, en mis ocupaciones, en mis fatigas, en mis sufrimientos, en todos mis sacrificios…
¿En dónde, pues, no habitas, y cuál puede ser aquí abajo el lugar que estaría vacío sin Ti?
La lección de tu presencia invisible, que hoy he comprendido, debes repetírmela sin cesar todos los días, porque cada día se me escapa del espíritu y llegaré a ser presa de la falsa ilusión, que se atiene a la sola visión de los sentidos.
Aumenta mi amor y mi respeto, y que aprenda, en fin, a ver dónde Te encuentras hasta el día en que después de preguntarte reiteradamente: ubi habitas ? me introduzcas para siempre en tu eterno Paraíso.
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