PATROCINIO DE NUESTRA SEÑORA

LA ARMADURA DE DIOS

LA VIRGEN MARÍA

Y SU PATRONATO EN AMÉRICA

Nuestra Señora de Copacabana

La Virgen de Copacabana, Nuestra Señora de Copacabana o Virgen Candelaria de Copacabana, es una advocación mariana venerada en Copacabana, Departamento de La Paz, Bolivia.

El culto a la Virgen de Copacabana se inició en 1583, en la época virreinal, en el pueblo de Copacabana, a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, a 139 km de la ciudad de La Paz, y recostado sobre una colina, donde la península de Copacabana se adentra en el lago Titicaca, lugar que corresponde a Bolivia, acercándose a las islas del Sol y de la Luna, antiguos lugares sagrados para los aymaras e incas.

A orillas del Lago Titicaca, en las fronteras del Perú y Bolivia y recostado sobre una colina, se levanta, pues, el santuario de Copacabana.

Durante la colonia, Copacabana fue evangelizado y catequizado por los Padres Dominicos, desde 1539 hasta 1574. Con este propósito establecieron un centro de doctrina en Copacabana y en los otros pueblos vecinos como Pomata, Chucuito, Acora, Ilavi, Juli, Zepita y Yunguyo.

Los Dominicos, como orden mariana, aparte de propagar la fe católica difundieron también una profunda devoción a la Virgen María en toda esta región, incluyendo, por supuesto, el rezo del Santísimo Rosario.

En el pueblo de Copacabana, alrededor de 1580, sus habitantes vivían divididos en dos grupos, los Anansayas y los Urinsayas.

A pesar de haber recibido la fe, los indios vivían apegados a sus antiguas supersticiones. Malas cosechas y otras desventuras obligaron a los indios a pensar en atraerse los favores del Cielo.

Resolvieron los Anansayas erigir una cofradía y ponerla bajo la advocación de la Virgen de la Candelaria. Se opusieron los Urinsayas, alegando que ellos tenían pensado dedicarla a San Sebastián; pero al final no se hizo nada.

El inca Tito Yupanki, descendiente del inca Wayna Qhapak, no abandonó la idea y concibió el proyecto de esculpir una imagen de la Virgen pensando que, una vez hecha y trasladada al pueblo, sería más fácil establecer la cofradía propuesta.

Este escultor aficionado, ayudado por su hermano Felipe, modeló la imagen de la Virgen en arcilla, de una vara de alto. Por los resultados, esta imagen debió representar más bien la buena voluntad del artesano que las gracias naturales de María. En efecto, la escultura fue colocada en un principio a un lado del altar por el Padre Antonio de Almedia, que hacía de párroco; pero, al dejar Copacabana don Antonio, se hizo cargo de Copacabana el predicador bachiller don Antonio Montoro, quien al ver esa imagen desgarbada, tosca y sin proporciones, mandó sacarla del altar y llevarla con desaire a un rincón de la sacristía.

Humillado Tito por este contratiempo y aconsejado por los suyos, marchó a Potosí, que contaba con destacados maestros en escultura de imágenes sagradas. En el taller del Maestro Diego Ortiz, llegó a adquirir cierto dominio en la escultura y en el tallado de la madera.

Con esos conocimientos, se resolvió trabajar la imagen definitiva de la Candelaria. Buscó por todas las iglesias de Potosí una imagen de la Virgen que pudiera servirle de modelo, encontrando en el Convento de Santo Domingo a la Virgen del Rosario. Se fijó en ella con suma atención para grabarla en su mente; y antes de comenzar su trabajo, hizo celebrar una misa en honor de la Santísima Trinidad, para obtener sobre su obra la bendición divina.

Los Urinsayas, en principio, admitieron fundar la cofradía, pero no aceptaron la efigie labrada por Yupanqui, por lo que éste empezó a buscar comprador. En La Paz, la imagen llegó a manos del cura de Copacabana, quien decidió llevar la imagen al pueblo. El 2 de febrero de 1583, la imagen de María, llegó a la población de Copacabana, lo que hace de este santuario mariano uno de los más antiguos de América, junto al santuario de Guadalupe en México.

Todo el pueblo salió gozoso a recibirla y con gran alegría la condujeron a la Iglesia donde se celebró una Misa en su honor y se entronizó la imagen de la Virgen.

Descripción de la Imagen

El cuerpo de la imagen está tallado en madera de maguey y está totalmente laminado en oro fino y en sus ropajes se reproducen los colores y las vestiduras propias de una princesa inca.

Su forma original está permanentemente cubierta por lujosos mantos y trajes superpuestos a la talla, luciendo además una larga peluca de pelo natural.

La imagen, que mide un poco más de cuatro pies, sostiene en su brazo izquierdo a un niño de manera muy peculiar, como si estuviera a punto de caerse y en su mano derecha sostiene un canastillo con unas palomas.

La imagen original nunca sale de su santuario; para las procesiones se utiliza una réplica de la misma. Es típico del santuario, que los que visitan salgan de él caminando hacia atrás, con la intención de no darle la espalda a su querida Madre, cuya fiesta se celebra el 2 de febrero, día de la Purificación de María o fiesta de la Virgen de la Candelaria; pero también se celebra el 5 de agosto, con liturgia propia y gran celebración popular.

Construcción del Templo Mayor

Desde un principio la imagen cobró fama de ser milagrosa, lo cual se extendió por toda la comarca, el Virreinato y el continente entero.

Los Padres Agustinos construyeron la primera Capilla Mayor, entre los años 1614 y 1618. Desde 1668, el Virrey de Lima, Conde de Lemos, apoyó moral y económicamente la construcción de la Basílica y asistió a la inauguración de la misma en el año 1678.

Con el paso del tiempo los fieles donaron, para adorno de la imagen, gran cantidad de valiosas joyas y el templo se llenó de regalos y tesoros. Cuando se independizó Bolivia en el año 1825, existía una ascendiente y permanente presencia de la Virgen de Copacabana en la fe de todo el pueblo.

En la actualidad la Basílica data del año 1805 y la imagen fue coronada durante el pontificado del Papa Pío XI, el 1º de agosto de 1925, y declarada «Reina de la Nación».

 

El 7 de noviembre de 1940, el Templo Mariano de Copacabana, fue declarado Basílica Menor.

La Basílica de Nuestra Señora de Copacabana, o simplemente la Catedral de Copacabana es un edificio de estilo morisco.

La Basílica posee una imponente belleza y una gran colección de objetos religiosos.

A decir de los historiadores, José de Mesa y Teresa Gisbert, lo más extraordinario del conjunto de Copacabana es que conserva la Capilla Abierta o Capilla de Indios, que se puede ver adosada a la nave del templo.

Las Capillas Abiertas servían para oficiar el culto al aire libre dada la enorme cantidad de fieles que llegaban a estos lugares y porque los indígenas estaban acostumbrados a tener ceremonias religiosas al aire libre.

Hoy esta capilla no se ve muy bien, sus arcos están tapiados y está rodeada de construcciones modernas, pero se la puede ver desde su lado oeste.

Con el paso de los tiempos, el templo de Copacabana fue quedando pequeño para albergar a la creciente cantidad de peregrinos durante tiempos coloniales.

En 1651 se terminó la ampliación de la Capilla Mayor en lo que es la nave actual, contando para ese entonces con la Nave, la Sacristía, el Atrio y las Torres.

A la par que se iba remodelando la arquitectura de la basílica, se van mejorando los altares y retablos.

Bajo la orden de los franciscanos, desde 1910 hasta 1913, se levantó el actual Camarín de la Virgen.

Desde entonces y hasta 1971 se han hecho una serie de refacciones, pintados, reposición de materiales y otros, que concluyeron en la Basílica que vemos hoy.

En nuestros días la Basílica es centro importante de peregrinaje tanto para bolivianos como para peruanos y católicos de otros lugares, por devoción a la Virgen de Copacabana.

Entre 1946 y 1947 se construyó en el cerro Calvario un Vía Crucis con sus catorce estaciones de piedra, a las cuales se accede con esfuerzo por una rústica escalinata. De recorrido obligado para el peregrino, el sacrificio del ascenso es ampliamente recompensado por la maravillosa vista que se observa desde la cumbre, tanto del lago como del Santuario de la Virgen.