Pregón del ángel
Se hace saber, en nombre de Dios Padre,
que todos los cristianos que al presente
prosiguen mudos, tibios y apocados
deben cuadrarse y dar un paso al frente.
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Se hace saber que todo candelero
debe tener sus velas encendidas,
que las miradas han de estar en lo alto
y las antorchas han de estar prendidas.
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Se hace saber que toda voz medrosa
debe elevarse con cristiano celo
y refutar la casta impenitente
que hoy libra su batalla contra el cielo.
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Se hace saber que es esta la hora clave
de despertar del sueño, de ser sal,
de rechazar pereza y cobardía,
de arremeter de frente contra el mal.
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Se hace saber que el tiempo de los tiempos
no admite más demoras, que es preciso
que aquellos que aun dormitan se despierten
ante la grave urgencia de este aviso;
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que espada, yelmo, escudo y armadura
han de ser posesión de todo fiel
que hoy tiene el compromiso impostergable
de librar una guerra sin cuartel.
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Se hace saber que hay que velar sin pausa
y a la llegada del león rugiente
alzar la cruz en alto y sin demora
decirle: “Estoy alerta y Dios presente”.
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Y esta es la orden del día: Manteneos
con los lomos ceñidos y calzados
y dispuestos a dar por Dios la vida
del modo en que por Cristo sois amados.
