PARA AQUELLOS QUE NO TIENEN LA POSIBILIDAD DE ASISTIR A LA SANTA MISA
Recordamos a nuestros queridos lectores la posibilidad santificar el día Domingo a través de Nuestro Blog.
En la parte superior del mismo se encuentra una pestaña o página donde están los diferentes medios para realizar la Santificación del Día Domingo o Fiestas de Precepto, además de contar con los Sermones de los Queridos Padres: Juan Carlos Ceriani y Basilio Méramo.
A continuación, los propios del:
DECIMOTERCER DOMINGO DE PENTECOSTÉS
Introito
Mira, Señor, tu testamento, y no abandones para siempre las almas de tus pobres. Levántate, Señor, y juzga tu causa, y no olvides las voces de los que te buscan. ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu furor contra las ovejas que apacientas? Gloria al Padre…
Colecta
Omnipotente y sempiterno Dios, danos aumento de fe, esperanza y caridad; y, para que merezcamos alcanzar lo que prometes, haz que amemos lo que nos mandas. Por NSJC…
Epístola.
(Gálatas, III, 16-22)
Hermanos: Las promesas fueron dadas a Abrahán y a su descendiente. No dice: “y a los descendientes” como si se tratase de muchos, sino como de uno: “y a tu Descendiente”, el cual es Cristo. Digo, pues, esto: “Un testamento ratificado antes por Dios, no puede ser anulado por la Ley dada cuatrocientos treinta años después, de manera que deje sin efecto la promesa. Porque si la herencia es por Ley, ya no es por promesa. Y sin embargo, Dios se la dio gratuitamente por promesa.” Entonces ¿para que la Ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese el Descendiente a quien fue hecha la promesa; y fue promulgada por Ángeles por mano de un mediador. Ahora bien, no hay mediador de uno solo, y Dios es uno solo. Entonces ¿la Ley está en contra de las promesas de Dios? De ninguna manera. Porque si se hubiera dado una Ley capaz de vivificar, realmente la justicia procedería de la Ley. Pero la Escritura lo ha encerrado todo bajo el pecado, a fin de que la promesa, que es por la fe en Jesucristo, fuese dada a los que creyesen.
Gradual
Mira, Señor, tu testamento; y no olvides para siempre las almas de los pobres. Levántate, Señor, y juzga tu causa; acuérdate del oprobio de tus siervos.
Aleluya.
Aleluya, aleluya. Señor, Tú has sido nuestro refugio de generación tras generación. Aleluya.
Evangelio
(San Lucas, XVII, 11-19)
En aquel tiempo, yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, diez hombres leprosos vinieron a su encuentro, los cuales se detuvieron a la distancia, y, levantando la voz, clamaron: “Maestro Jesús, ten misericordia de nosotros.” Viéndolos, les dijo: “Id, mostraos a los sacerdotes.” Y mientras iban, quedaron limpios. Uno de ellos, al ver que había sido sanado, se volvió glorificando a Dios en alta voz, y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús dándole gracias, y éste era samaritano. Entonces Jesús dijo: “¿No fueron limpiados los diez? ¿Y los nueve dónde están? ¿No hubo quien volviese a dar gloria a Dios sino este extranjero?” Y le dijo: “Levántate y vete; tu fe te ha salvado.”
Credo
Ofertorio.
En Ti he esperado, Señor, dije: Tú eres mi Dios, en tus manos están mis días
Secreta.
Mira, Señor, propicio a tu pueblo, mira propicio estos dones; para que, aplacado con esta oblación, nos otorgues el perdón y nos concedas lo demás que te pedimos. Por NSJC…
Prefacio
Prefacio de la Santísima Trinidad:
Latín
Vere dignum et justum est, æquum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, æterne Deus. Qui cum unigenito Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personæ, sed in unius Trinitate substantiæ. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione veræ, sempiternæque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur æqualitas. Quam laudant Angeli atque Archangeli, Cherubim quoque ac Seraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes
Sanctus, Sanctus, Sanctus
Castellano
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar, oh Señor santo, Padre todopoderoso y eterno Dios. Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tú revelado, acerca de tu gloria, lo creemos igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro
Sanctus, Sanctus, Sanctus
Comunión.
Nos has dado, Señor, pan del cielo, que encierra en sí todo deleite y todo sabor de suavidad.
Poscomunión.
Recibidos, Señor, estos celestiales Sacramentos, te suplicamos hagas que adelantemos en el camino de la eterna redención. Por NSJC…
Introito
Gradual
Aleluya
Ofertorio
Comunion