RADIO CRISTIANDAD: EL FARO

Conservando los restos

LE REFORMASTEIS MÁS ADMIRABLEMENTE

Narrado por Fabián Vázquez (once minutos)

¡Oh, Dios!, que maravillosamente
formasteis la dignidad de
la naturaleza humana
y la REFORMASTEIS MÁS MARAVILLOSAMENTE
(Ordinario de la Santa Misa Tridentina. Ofertorio)

MIRABILIUS REFORMASTI

El hombre no puede resignarse pacíficamente a no ser lo que debe. Hay en él una voluntad natural, estimulada aquí abajo por la gracia, que le impide equilibrarse del todo con los niveles inferiores.

Hay algo que grita en él más alto que todos los discursos convencionales, más fuerte que todas las retóricas falaces; algo grita en él, como en dolores de parto, hasta que el elegido, querido por Dios, haya acabado de nacer.

Y porque el hombre no puede menos de desear ser lo que debe, le es imposible reconciliarse con la idea de ser como un abortivo, y de que en él la divina voluntad no podrá nunca realizar su plan de amor.

La decadencia irremediable no es otra cosa que la condenación.

El hombre en este mundo no puede creer que es un caído que no tiene remedio, y a quien Dios no puede librar de todas sus enfermedades, y aun de la misma muerte.

Y tiene razón. La ilusión funesta de lo irreparable, esa ilusión dolorosa que carcomería como un cáncer los generosos arrepentimientos, es menester que nos la quitemos, que la extirpemos de nuestras almas, por respeto para con el poder misterioso del Redentor.

(…)

Cuando Dios vio su plan primitivo, el de la inocencia del mundo, echado a perder por la falta original de la raza; cuando la primera elección de la voluntad libre en vez de hacerse en dirección del Bien y del Orden, se desorbitó hacia lo caduco y hacia el egoísmo, no fue con grapas ni con cementos invisibles ni con recursos de ocasión, como procedió Dios a reparar su obra, inaugurando así su plan de misericordia.

No es una falsedad esta palabra pronunciada por todos los sacerdotes católicos en su Misa de la mañana: Señor, que has creado el mundo de un modo admirable y le has restaurado de un modo más admirable todavía….

La ilusión de lo irreparable debe ser desterrada de nuestras almas.

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