Conservando los restos
MI YUGO ES SUAVE
Narrado por Fabián Vázquez (diez minutos)
Tomad sobre vosotros mi yugo
y aprended de mí que soy manso
y humilde de corazón
y hallaréis descanso para vuestras almas.
Porque MI YUGO ES SUAVE
y mi carga liviana.
(San Mateo, 11, 29-30)
IUGUM MEUM SUAVE
Señor, me parece que el día en que pronunciaste esta palabra, muchos de tus oyentes debieron encontrarla harto temeraria, por no decir absurda.
¡Tu yugo fácil de llevar!
¿Con todos los mandamientos y todos los deberes de estado y todas las obligaciones, a cuál más inconexas, y para toda la vida?
¡Tu yugo fácil!
¿Con el perdón de las ofensas y la guerra al egoísmo; a pesar de nuestra naturaleza perezosa, y de la gran preocupación que nos obsesiona por evitar todos los esfuerzos penosos?
Miro en mi derredor. Me parece que todo conspira para dar al través con tu tranquila afirmación.
Numerosos son los cristianos que no llevan más que la mitad o el tercio de tu carga, y están a punto de sucumbir. Se les ve arrastrarse de tumbo en tumbo, pensando que las exigencias de la virtud son inhumanas, y que pides demasiado a nuestra debilidad.
Unos no han guardado más que dos o tres de tus diez mandamientos; otros no te conceden más que algunas horas por año, las horas de los oficios divinos, si es que han tenido el tiempo disponible para asistir a ellos…
¡Y tu yugo sería cómodo!
Pero, Señor, escucha todo lo que dicen, o más bien, escucha lo que yo mismo he dicho tantas veces: Si reclamases menos tal vez conseguirías algo; somos contribuyentes con impuestos que sobrepasan nuestros recursos, y tus preceptos exagerados matan nuestra buena voluntad.
Los quieres demasiado puros a tus elegidos…
Por eso cuando encuentro en el Evangelio esta proposición perentoria: mi yugo es fácil de llevar, no me atrevo a permitir que mi reflexión se detenga en ella; pues temo verla al punto hundirse en las objeciones. Paso aprisa, haciendo como que no he oído.
¿Te habrías equivocado Tú, Sabiduría infinita? ¿O tal vez para dar aliciente a nuestras almas escogidas has encarecido como los mercaderes, los méritos de tu doctrina, y ensalzado con exceso el provecho que se encuentra en ser fiel?
Espero que vas a proyectar tu luz en la noche de mi incertidumbre, y que me vas a explicar en el silencio tus palabras eternas…
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