RADIO CRISTIANDAD: EL FARO

Conservando los restos

SIEMPRE Y EN TODO LUGAR

Narrado por Fabián Vázquez (once minutos)

Verdaderamente es digno
y justo, equitativo y saludable,
que te demos gracias,
SIEMPRE Y EN TODAS PARTES,
Señor Santo,
Padre omnipotente
y Dios eterno,
por Jesucristo Señor Nuestro.
(Prefacio de la Misa)

SEMPER ET UBIQUE

Siempre y en todo lugar. ¿De qué se trata?

¿De Dios, sin duda, del Dios eterno y omnipotente?

No; se trata del agradecimiento profundo y sereno que el alma fiel envía hacia su Señor como un eco incesante.

Semper et ubique gratias agere. «Hay que darle gradas siempre y en todo lugar» (Prefacio de la Misa).

No sabemos lo mucho que debemos a Dios, menos aún sabemos la luz que añadiría a nuestra vida y la santidad que daría a nuestras acciones, el ser siempre agradecidos. Trabajamos afanosamente encogiéndonos el ánimo a fuerza de quejas, malgastamos la santa alegría de los hijos de familia, y lloramos, como niños necios, sin damos cuenta de los tesoros de que tenemos llenas nuestras manos.

Y no obstante hemos escuchado muchísimas veces el canto de los Prefacios litúrgicos con sus afirmaciones categóricas; no negamos que sea bueno y justo y digno y saludable el dar gracias sin cesar, pero ignoramos el porqué preciso de la alabanza y los motivos que hay para que la gratitud no tenga intermitencias.

El motivo no dista mucho del precepto: nos tibi, nosotros y Tú, basta comprender estos dos términos, y de su relación brotará la oración.

Cuántas almas andan vagando por el mundo, sin parar mientes en que Dios las colma de sus dones, ni meditar acerca de lo que es Él.

Semper et ubique !

La fe, la esperanza y la caridad, ¿no son suficientes para alimentar mi gratitud, y qué poder humano podría despojarme de ellas?

Por lo tanto, hasta mi último día, y cualesquiera que sean mis enfermedades morales o mis miserias físicas, en la desgracia y en los triunfos, y sobre todo en ese tenor de vida ordinario, sin relieve ni realce, que es lo que constituye la trama de mis días, en todas partes, trataré de cantar mi Prefacio, y el Semper et ubique me preservará de traiciones.

Si Te traiciona en el momento en que uno cesa de darte gracias, se olvida Quién eres, y esto es ya como una apostasía. Dar gracias es desempeñar una profesión propia del ser, cuyo aprendizaje lo forma la vida presente.

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