R.I.P.
24 – 2 – 2015
Al conmemorarse hoy el séptimo aniversario del fallecimiento de nuestro querido Fabián Vázquez, fundador y director de Radio Cristiandad, rogamos tengan a bien elevar una plegaria al Cielo por el descanso eterno de su alma, por el consuelo para su familia y en gratitud de todo el legado de su apostolado.
Acuérdate Señor de tu siervo Fabián, que nos ha precedido con la señal de la Fe. A él, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, te pedimos que les concedas el lugar del refrigerio, de la luz y de la paz. Dale, Señor, el descanso eterno y la luz perpetua brille para él. Descanse en paz. Amén.
ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN
POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándoos a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Librad, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como habéis padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llevadlas a descansar a vuestra santísima Gloria, y salvadnos, por los méritos de vuestra sagrada Pasión y por vuestra muerte de Cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevasteis al buen ladrón, que fue crucificado con Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
Debemos ayudar a los que se hallan en el Purgatorio. Demasiado insensible seria quien no auxiliara a un ser querido encarcelado en la tierra; mas insensible es el que no auxilia a un amigo que está en el Purgatorio, pues no hay comparación entre las penas de este mundo y las de allí.
Santo Tomás
Sobre el Credo, 5, 1. c.