Sociedad Ecuatoriana Tradición y Acción Pro Cultura Occidental

Oración inicial para todos los días
¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre de El Buen Suceso, que te dignaste en manifestar a través de la Sierva de Dios Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable ternura de Vuestro Inmaculado Corazón; dejándonos maternales mensajes de salvación regeneración. Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de Vuestra Misericordia, venimos a Vuestras Plantas para rendiros el tributo de nuestro amor y veneración.
Haced que vuestras palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de Vuestro querido Ecuador.
Así sea.
Sexto Día
Nuestra Señora de la Purificación
María Santísima se dirige a casa de su prima Santa Isabel para purificar y santifi car al precursor de su Divino Hijo, y para prestar sus servicios a Santa Isabel, en las horas difíciles de su alumbramiento.
Purificar y consolar, he ahí la misión de María como corredentora de la humanidad. Y, he ahí también la misión de María Santísima de El Buen Suceso: purifi car nuestras almas y endulzar las horas amargas de nuestra existencia.
El mundo inmoral en el que vivimos es una inmundicie que persigue a la virtud sin tregua.
La Madre Mariana de Jesús Torres cuando hizo sus votos como religiosa de la Inmaculada Concepción, a los 15 años, dijo: “La virtud limpia, el mundo mancha; la virtud eleva, el mundo degrada; la virtud nos hace mirar al cielo, el mundo quiere que no levantemos nuestros ojos de las criaturas”.
En este mundo azotado por el hedonismo, son raras las almas que nacen para odiar al pecado y amar sólo lo santo, lo celestial, lo infi nito… a Dios.
Y aún estas almas dedicadas a la virtud si no se preocupan de mantener encendida la lámpara de la oración, terminarán a oscuras y serán arrastradas por la miseria humana.
Entonces Jesús nos envía a su Madre Santísima, María de El Buen Suceso, ante Quien los tibios vuelven a la oración y los pecadores reforman su vida, lavan sus conciencias y agradan a Dios con fervorosas comuniones.
¡Es “El Buen Suceso” de la salvación de las almas!
Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
V: Santísima Virgen de El Buen Suceso.
R: Ruega por nosotros.
V: Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres.
R: Ruega por nosotros.
Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia−como lo había prometido a nuestros padres− en favor de Abraham y su descendencia para siempre.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo; como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración Final para todos los días
¡Oh! Señora del Buen Suceso, que con mirada de predilección consideráis al Ecuador atended a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión de los espíritus.
Nuestros corazones se vuelven hacia el vuestro en la búsqueda de una luz, una ayuda, un aliento.
Que todos nos empeñemos más que nunca en invocaros como Madre de El Buen Suceso, con la esperanza de que así apresuréis para nosotros, perturbados y
confundidos, el camino de luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a vuestro Divino y Adorado Hijo.
Así sea.
