No hay cosa más breve que el tiempo; pero tampoco hay ninguna más preciosa que él. No la hay más breve que el tiempo, porque el pasado ya no existe, el futuro es incierto, y el presente se reduce a un momento. Esto es lo que quiso manifestar Jesucristo, cuando hablando de su muerte que se aproximaba, dijo: “Dentro de poco ya no me veréis”. Lo mismo podemos decir nosotros de nuestra vida, que como dice el apóstol Santiago, no es otra cosa que un vapor que se disipa en un momento: «¿Qué cosa es nuestra vida? Un vapor que por un poco tiempo aparece”. (Sant., 4, 15).
Como dice nuestro querido Pater Ceriani: Ya no existe más que en la historia aquel año a quien saludamos sonriente y halagüeño hace apenas doce meses con el título de Año Nuevo.
Ahora es Año Nuevo su sucesor, condenado como todos a dejar de serlo también dentro de brevísimo plazo, para ceder su puesto a otro de tan fugaz existencia como él.
Hace más de sesenta siglos que dura para el mundo ese tejer y destejer, que aun a los más frívolos y ligeros obliga a exclamar filosóficamente: ¡Cómo pasan los años!
Y, sin embargo…, he aquí una ilusión como cualquiera otra…
¡Es mentira! No pasan los años… Muy firmes están…Quienes pasamos, y cierto que a paso redoblado, somos los hombres…
El Espíritu Santo dice: Fili conserva tempus. (Eccl. IV, 23). Hijo mío, ten cuenta del tiempo, empléalo bien; porque es la cosa más preciosa, el don más grande que Dios puede hacerte. Y San Bernardino de Sena dejó escrito: «Tanto vale un momento de tiempo como Dios; porque si le empleamos bien, podemos ganar en el a Dios” (In serm. 4, post. Dom. I. Quadr. cap. 5).
Por todo y mas, esperamos en Nuestro Señor, mientras transitamos por esta vida, en viaje a la eternidad…
Es el deseo de todo el equipo de Radio Cristiandad un Santo y provechoso Año 2025 con la mirada firme en el Cielo y con el pedido insistente …Ven Señor Jesús.
