PARA AQUELLOS QUE NO TIENEN LA POSIBILIDAD DE ASISTIR A LA SANTA MISA
Recordamos a nuestros queridos lectores la posibilidad santificar el día Domingo a través de Nuestro Blog.
En la parte superior del mismo se encuentra una pestaña o página donde están los diferentes medios para realizar la Santificación del Día Domingo o Fiestas de Precepto, además de contar con los Sermones de los Queridos Padres: Juan Carlos Ceriani y Basilio Méramo.
A continuación, los propios del:
DOMINGO OCTAVO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Introito
Hemos recibido, oh Dios, tu misericordia en medio de tu templo; como tu nombre, oh Dios, así tu alabanza se extiende hasta los confines de la tierra; tu diestra está llena de justicia. Grande es el Señor, y dignísimo de alabanza, en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo. Gloria al Padre…
Colecta
Te rogamos, Señor, nos concedas propicio la gracia de pensar y obrar siempre rectamente; para que, ya que sin ti no podemos subsistir, llevemos una vida conforme a tu voluntad. Por N.S.J.C.
Epístola.
(San Pablo a los Romanos, 8, 12-17)
Hermanos: No somos deudores de la carne, para que vivamos según la carne. Porque, si viviereis según la carne, moriréis; mas, si mortificareis con el espíritu las obras de la carne, viviréis. Porque todos cuantos son movidos por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para que viváis todavía en el temor, sino que recibisteis el espíritu de filiación, en virtud del cual clamamos: ¡Abba! ¡Padre! Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y, si somos hijos, somos también herederos; herederos ciertamente de Dios, y coherederos de Cristo.
Gradual
Sé para mí un Dios protector, y un lugar de refugio, para que me salves. Oh Dios, en Ti tengo puesta mi esperanza; Señor, no sea yo jamás confundido.
Aleluya.
Aleluya, aleluya. Grande es el Señor, y muy digno de alabanza, en la ciudad de nuestro Dios, en su santo monte. Aleluya.
Evangelio
(San Lucas, XVI, 1-9)
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Había un hombre rico, que tenía un mayordomo. Éste le fue denunciado como que dilapidaba sus bienes. Lo hizo venir y le dijo: “¿Qué es eso que oigo de ti? Da cuenta de tu administración, porque ya no puedes ser mayordomo.” Entonces el mayordomo se dijo dentro de sí mismo: “¿Qué voy a hacer, puesto que mi amo me quita la mayordomía? De cavar no soy capaz; mendigar me da vergüenza. Yo sé lo que voy a hacer, para que, cuando sea destituido de la mayordomía, me reciban en sus casas”. Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi amo?” Y él contesto: “Cien barriles de aceite”. Le dijo: “Aquí tienes tu vale; siéntate en seguida y escribe cincuenta”. Luego dijo a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?” Éste le dijo: “Cien medidas de trigo”. Le dijo: “Aquí tienes tu vale, escribe ochenta”. Y alabó el señor al inicuo mayordomo, porque había obrado sagazmente. Es que los hijos del siglo, en sus relaciones con los de su especie, son más listos que los hijos de la luz. Por lo cual Yo os digo, granjeaos amigos por medio de la inicua riqueza para que, cuando ella falte, os reciban en las moradas eternas.
Ofertorio.
Salvarás, Señor, al pueblo humilde, y humillarás los ojos de los soberbios; porque, ¿qué otro Dios hay fuera de ti, Señor?
Secreta.
Te rogamos, Señor, aceptes los dones que te ofrecemos de tu largueza; para que estos sacrosantos Misterios, mediante la virtud de tu gracia, nos santifiquen en la presente vida y nos lleven a los sempiternos gozos. Por N.S.J.C.
Prefacio
Prefacio de la Santísima Trinidad:
Vere dignum et justum est, æquum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, æterne Deus. Qui cum unigenito Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personæ, sed in unius Trinitate substantiæ. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione veræ, sempiternæque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur æqualitas. Quam laudant Angeli atque Archangeli, Cherubim quoque ac Seraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes
Sanctus Sanctus Sanctus…
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar, oh Señor santo, Padre todopoderoso y eterno Dios. Quien, con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, eres un solo Señor: no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Porque cuanto creemos, por habérnoslo Tú revelado, acerca de tu gloria, lo creemos igualmente de tu Hijo, y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo que, al reconocer una sola verdadera y eterna Divinidad, sea también adorada la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad. A la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar diariamente, diciendo a coro
Sanctus Sanctus Sanctus…
Comunión.
Gustad y ved qué suave es el Señor; dichoso el varón que espera en Él.
Poscomunión.
Sírvanos, Señor, este celestial Misterio de reparación del alma y del cuerpo; a fin de que sintamos el efecto de aquello, cuyo culto hemos celebrado. Por N.S.J.C.
Introito