Conservando los restos
EL LIBRO DE LAS ORACIONES
Parte Segunda: Las Oraciones
DIOS

Días de tedio inerte y de derrota
y de la frente hundida y pies en fango
en que agobiada la conciencia apenas
puede sufrir a Dios más bien que amarlo.
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Ay esperanza, que te fuiste lejos
y el hilo en que me tienes es delgado
suspendido -¿hasta cuándo?- tenazmente
sobre el abierto vórtice… ¿Hasta cuándo?
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Saber lo que es morir y lo que sienten
el leproso, la coima y el forzado…
Quizá Dios quiera que mañana sirva
mi experiencia del potro y del ergástulo.
***
Pero entretanto sobre mí el inmenso
decaimiento del que pugna en vano
desolación de ser muy débil para
o matar el deseo o realizarlo.
***/
Mas Dios es grande y mis caminos locos
quien los permite puede enderezarlos
y yo no sé por dónde; pero un día
en Él darán por un portillo arcano.
***
Mas Dios es Dios, y a mí me falta todo
porque me falta el solo necesario
y no me falta nada más que el único,
y lo imposible, inútil, sobrehumano.
***
Y la fe oscura dice: «Pero ¿cómo?»
y la esperanza ansiosa: «Pero ¿cuándo?»