EN HONOR A LA VERDAD
¿Se requiere la delectación para la bienaventuranza?
SI
Fundamento teológico
Santo Tomás de Aquino
Suma teológica
Parte Ia-IIae
Cuestión 4
Artículo 1
Objeciones por las que parece que no se requiere la delectación para la bienaventuranza:
1. Dice Agustín que la visión es toda la recompensa de la fe. Pero lo que es premio o recompensa de la virtud es bienaventuranza, como manifiesta Aristóteles. Luego para la bienaventuranza se requiere exclusivamente la visión.
2. Además, la bienaventuranza es por sí misma un bien más que suficiente, como dice Aristóteles. Pero lo que necesita de alguna otra cosa no es por sí mismo suficiente. Así, pues, por consistir la esencia de la bienaventuranza en la visión de Dios, parece que no se requiere la delectación para la bienaventuranza.
3. Además, es necesario que la operación de la felicidad o de la bienaventuranza no sea impedida. Pero la delectación impide la acción del entendimiento, pues corrompe la estimación de la prudencia. Luego no se requiere la delectación para la bienaventuranza.
Contra esto está lo que dice Agustín, que la bienaventuranza es el gozo de la verdad.
Respondo que de cuatro modos se requiere una cosa para otra.
Uno, como preámbulo o preparación, como se requiere la disciplina para la ciencia.
Otro, como lo que perfecciona una cosa, como se requiere el alma para la vida del cuerpo.
Tercero, como coadyuvante extrínseco, como se requieren los amigos para hacer algo.
Cuarto modo, como algo concomitante, como si dijéramos que se requiere el calor para el fuego.
Y de este último modo se requiere la delectación para la bienaventuranza, porque la delectación es causada por el hecho de que el apetito descansa en el bien conseguido.
Por eso, no puede haber bienaventuranza sin delectación concomitante, pues la bienaventuranza no es otra cosa que la consecución del bien sumo.
Respuesta a las objeciones:
1. Por el hecho mismo de darle la recompensa a uno, la voluntad del que la merece descansa, y eso es deleitarse. Por eso, en la razón misma de la recompensa dada se incluye la delectación.
2. La delectación es causada por la visión misma de Dios. De ahí que, quien ve a Dios, no puede carecer de delectación.
3. La delectación que acompaña a la operación del entendimiento no la impide, sino más bien la refuerza; pues realizamos con más atención y perseverancia aquellas cosas que hacemos deleitablemente. Sin embargo, una delectación extraña impide la operación, unas veces por distracción de la intención, porque, como acabamos de decir, atendemos más a aquellas cosas que nos deleitan y, mientras atendemos vehementemente a una, necesariamente la intención se aparta de otra. Otras veces también por contrariedad, como la delectación de los sentidos, contraria a la razón, entorpece la estimación de la prudencia, más que a la estimación del entendimiento especulativo.
De un total 36 de respuestas:
16 contestaron SI
19 contestaron NO
1 contesto OTRO
Según esta estadística la mayoría contestó INCORRECTAMENTE.
Insistimos en la importancia de conocer la doctrina de nuestra Iglesia para conservar intacta nuestra fe como nos ha sido mandado por Nuestro Señor y, de esta manera, no correr el riesgo de ser engañados por los errores, que pueden llevarnos a una eternidad sin Dios.