PECADO QUE CLAMA AL CIELO
Noción: Se entiende por pecados que claman al cielo aquellos que envuelven una especial malicia y repugnancia abominable contra el orden social humano. No suponen necesariamente mayor gravedad que todos los demás pecados que se puedan cometer; pero, en virtud de su especial injusticia contra el bien social, parecen provocar la ira de Dios y la exigencia de un castigo ejemplar para escarmiento de los demás.
El homicidio voluntario. Es un pecado horrendo que clama al cielo, sobre todo cuando se le añade la malicia específica contra la piedad en el fratricidio y, a fortiori, en el parricidio, que se opone en grado máximo a la conservación del individuo y de la sociedad. Por eso dijo Dios a Caín cuando asesinó a su hermano Abel: «La voz de la sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra» (Gen. 4, 10).
Antonio Royo Marín, Teología moral para seglares
Pero para Bergoglio no es así, ahora el terrible pecado del asesinato en el vientre materno, ya no necesitará de un trato especial para su absolución, claro está, todo esto en esta falsa iglesia inventada por este falso Papa…
Bergoglio: Todos los sacerdotes podrán absolver del pecado de aborto
Bergoglio autoriza a todos los sacerdotes absolver el pecado del aborto sin restricciones
«No existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir»
(Jesús Bastante).- El Papa Francisco vuelve a sorprender. Nada más cerrar la Puerta Santa del Año de la Misericordia, publica una carta apostólica en la que, entre otras novedades, establece que, a partir de ahora, cualquier sacerdote podrá absolver del pecado del aborto sin restricciones. Hasta ahora, la absolución sólo correspondía al obispo o a un sacerdote especialmente designado. Durante el Año Jubilar, Bergoglio estableció una «amnistía» que ahora se prorroga, indefinidamente.
«Para que ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios, de ahora en adelante concedo a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado de aborto«, subraya el Papa en su carta «Misericordia et misera», en la que, pese a constatar que «el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente», subraya que «no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre».
El paso dado por el Papa tiene un importante factor histórico, puesto que saca al aborto de la lista de pecados «imperdonables», y acerca -al menos ése es su objetivo- a la Iglesia a aquellas mujeres católicas que sufrieron este drama y se vieron expulsadas de la institución. «La misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia, sino que constituye su misma existencia«, apunta Bergoglio al comienzo de su carta, que pone como ejemplo el encuentro de Cristo y la mujer adúltera para demostrar cómo «el perdón es el signo más visible del amor del Padre, que Jesús ha querido revelar a lo largo de toda su vida. No existe página del Evangelio que pueda ser sustraída a este imperativo del amor que llega hasta el perdón«.
«Nada de cuanto un pecador arrepentido coloca delante de la misericordia de Dios queda sin el abrazo de su perdón. Por este motivo, ninguno de nosotros puede poner condiciones a la misericordia; ella será siempre un acto de gratuidad del Padre celeste, un amor incondicionado e inmerecido», añade el Papa, en un toque de atención a aquellos más preocupados por el rigorismo que por el amor.
«Sólo Dios perdona los pecados, pero quiere que también nosotros estemos dispuestos a perdonar a los demás, como él perdona nuestras faltas», recuerda, quien muestra su «tristeza» cada vez que «nos quedamos encerrados en nosotros mismos, incapaces de perdonar. Triunfa el rencor, la rabia, la venganza; la vida se vuelve infeliz y se anula el alegre compromiso por la misericordia».
«No existe ley ni precepto que pueda impedir a Dios volver a abrazar al hijo que regresa a él reconociendo que se ha equivocado, pero decidido a recomenzar desde el principio. Quedarse solamente en la ley equivale a banalizar la fe y la misericordia divina«, subraya el Papa, «incluso en los casos más complejos».
http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2016/11/21/misericordia-misera-carta-papa-francisco-aborto-lefebvrianos-pobres-jornada-mundial-perdon-vaticano.shtml
Palabras…palabras…y mas palabras que solo buscan agradar a los hombres, misericordia mal entendida y mal enseñada.
¡Ven Señor Jesús!

