Con la intención de subordinar el Mundo a los «valores» del Discurso Cultural Dominante que quiere imponer el Nuevo Orden Mundial, varios organismos de la ONU, y paralelos, con la complicidad de muchos gobernantes, y en contra de los intereses de sus pueblos, están preparando, a través de diversas conferencias internacionales, «una única agenda para el gobierno mundial». Ésta somete a los intereses de una minoría privilegiada el resto de la Población.
Código de ética
Altas instituciones internacionales, y con la participación de muy influyentes personajes, se reunieron a finales del año 1991 para preparar la reunión Río + 10. Las declaraciones finales de estas reuniones, además de muchos lugares tópicos, en los que no se podría dejar de estar de acuerdo por ser generalidades de buena voluntad, sin embargo incluyen conclusiones que traslucen las verdaderas intenciones de los objetivos de estos encuentros de la plutocracia mundial. En el mismo sentido, los discursos de algunas de las autoridades no auguran nada bueno. Se advierte en estos planteos la sombra de la Carta de la Tierra. Aunque no se le nombra es clara la referencia a ese «código de ética de la nueva era, que sustituirá a los Diez Mandamientos», según el ex-presidente soviético Mijaíl Gorbachev.
De todas estas reuniones preparatorias para esta Cumbre, llamada Río+10, que se convocó en el año 2000, se puede concluir que ha sido el momento elegido para «proponer al mundo» (imponer por parte de los instrumentos del sistema) nuevos principios éticos, que incluyan la obligatoriedad de someterse a los dictados de la llamada «gobernabilidad global». Una de nuestras esperanzas (casi nulas) es que esos planes fracasen por el proceder ambicioso y de intereses personales así como el enfrentamiento entre las tendencias más «socialistas» y las corrientes más «capitalistas», que se advierten en los organismos internacionales.
Cada año tiene la ONU una meta, un objetivo. En1994 en el Cairo se sentaron las bases para la destrucción de la familia, que es un obstáculo para el NOM. En el año 2001 la finalidad declarada fue la de destruir la familia desde el matrimonio, hasta sacar definitivamente del hogar a las madres y sustrayendo a los niños de la autoridad de sus padres. El objetivo de la ONU, y la constelación de ONG’s (organizaciones no gubernamentales) que con ella trabajan, era consolidar su propósito en la Cumbre de la Infancia programada para septiembre 2001. La reunión fue suspendida por “el auto atentado terrorista” de New York. La Cumbre sobre la Infancia, para conmemorar los 10 años de la segunda versión de la Convención de los Derechos de los Niños, se realizó en mayo del 2002.
Sin embargo, ya tenían fijado el objetivo. Centrado en la Cumbre llamada de Río+10, Sudáfrica del 26-08-2002 al 4-09-2002 (las fechas anteriores eran del 2 al 11 de septiembre 2001), la meta era terminar de tejer los últimos acuerdos en orden a afianzar no sólo las políticas de control de población sino también un nuevo orden social para el mundo entero.
Diez Mandamientos Masónicos
No cabe duda de que hoy el triunfo parcial (cuasi total) de la masonería se está haciendo más evidente, con la colaboración de la iglesia nacida del concilio Vaticano II, y lo vemos con la metamorfosis de los diez mandamientos, las virtudes, teologales y cardinales, columna vertebral de la vida personal y social cristiana, hoy los 10 mandamientos son el nuevo código de ética (CARTA DE LA TIERRA, pero de una manera PRÁCTICA: vs. el 5 mandamiento la LEGALIZACIÓN DE LA MUERTE, vs. el 6 mandamiento la LEGALIZACIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD y próximamente la LEGALIZACIÓN DE LA PROSTITUCIÓN posiblemente en la reunión Cairo +20, vs. el 9 LA LEGALIZACIÓN DEL DIVORCIO Y LA PERMISIÓN EN UN FUTURO DE LA IGLESIA CONCILIAR A LA RECEPCIÓN DE LOS SACRAMENTOS A LOS DIVORCIADOS etc.etc. ) las “nueva virtudes” son conformes a los principios de los gestores de las mismas, la judeomasonería, la ONU, y, lamentablemente, patentes en documentos, alocuciones, discursos etc. que salen del clero modernista y revolucionario, veamos cuáles son.
– A la fe han opuesto la tolerancia fundada en la libertad masónica y el subjetivismo.
– A la esperanza han opuesto el progreso en todos los sentidos, incluso el tecnológico, incluyendo la cibernética, internet, teléfonos“inteligentes” etc. fundada en la igualdad masónica y el marxismo ateo.
– A la caridad han opuesto la solidaridad fundada en la fraternidad masónica y en la carta de la tierra.
– A la prudencia han opuesto el pacifismo.
– A la justicia han opuesto la concientización.
– A la templanza han opuesto la austeridad.
– A la fortaleza han opuesto el ecumenismo.
Estas nuevas “virtudes” según Leonardo Boff están representadas por Jesucristo (como hombre), Gandhi, la madre Teresa de Calcuta y Mons. Romero (¿próximo santo conciliar?).
En efecto, en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable (siglas en inglés WSSD ese es su nombre oficial), el proyecto de dominio mundial de los países de primer mundo ha centrado gran parte de sus esperanzas para imponer a todas las naciones, con categoría de dogma, una tríada indisoluble:
1) Nuevos derechos humanos (entre ellos los llamados «reproductivos», anticoncepción en todas sus modalidades, homosexualismo, pedofilia, prostitución, zoofilia, eugenesia etc.).
2) Desarrollo sustentable, perspectiva de género, sociedades sustentables, salud sustentable, educación sustentable, alimentación sustentable (transgénicos) etc.
3) Conservación del medioambiente para las generaciones futuras (sic, es decir, reservar parte del mundo para que lo exploten los “países” ricos).
Dándole unidad a estos tres aspectos aparece ya un nuevo culto religioso o casi religioso, llámese CARTA DE LA TIERRA o cambio climático o calentamiento global o salvemos nuestra casa o cualquier otra estupidez.
Aunque en borradores posteriores de la dichosa Carta se ha tratado de moderar sus afirmaciones, sin embargo sabemos que el objetivo es la estructura social del Nuevo Orden Mundial, como lo afirma el mismo Gorbachev.
La Carta de la Tierra es un documento pensado en el seno mismo de la ONU por medio del Consejo de la Tierra que preside Maurice Strong, ex-subsecretario general de la ONU, conocido impulsor de políticas compulsivas de control de natalidad. Del mismo consejo forma parte el ex presidente soviético, que ahora vive en Suiza, Mijaíl Gorbachov, fundador de la organización Cruz Verde Internacional. También intervinieron, entre otros, en su redacción el ex-Director General de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, Leonardo Boff, Mercedes Sosa, y los difuntos Paulo Freire y Bella Abzug, ex presidenta de WEDO (Organización para el Desarrollo de las Mujeres y el Medio Ambiente), una de las poderosas ONG’s con status consultivo en las Naciones Unidas, que busca, entre otras cosas, el reconocimiento del aborto como derecho humano y la equiparación de las parejas homosexuales a las heterosexuales.
La Carta de la Tierra fue presentada y aceptada por el Secretario General de las Naciones Unidas e incluida entre los documentos a aprobar por los Jefes de Estado en la Cumbre de la Tierra+5 (Río+5, Asamblea General de las Naciones Unidas, en junio de 1997). “La falta de tacto” de los funcionarios del Consejo para el Desarrollo Social hizo que la oposición del bloque de países llamado Grupo de los 77 hiciera fracasar la iniciativa, PERO NO LA CARTA. La Carta de la Tierra no fue enterrada en junio de 1997 en Brasil, sino que sigue en pie y goza de buena salud. Esto es una farsa, quererla poner a consideración, porque la carta de la tierra fue presentada y utilizada como guía para el futuro de las nuevas generaciones en 1993 en el encuentro ecuménico mundial “PARLAMENTO DE LAS RELIGIONES” en Sudáfrica.
La Carta de la Tierra, como indica Gorbachev, es «el manifiesto de una nueva ética para el nuevo mundo», un verdadero «Decálogo de la Nueva Era», base para un código de conducta universal que deberá regir al mundo desde el año “2000”(curiosamente en este año se aprobó por parte de la ONU la CTI ). «Estos nuevos conceptos -dijo el ex premier ministro soviético y antes jefe de la KGB- se deberán aplicar a todo género de ideas, a la moral y a la ética y constituirán un nuevo modo de vida.
El mecanismo que usaremos será el reemplazo del antiguo decálogo por los principios contenidos en esta Carta o Constitución de la Tierra». La Carta de la Tierra es un manifiesto materialista y pagano, es más panteísta, que entre otras cosas intenta controlar férreamente la población mundial.
Una de las explicaciones que le encuentran los expertos a este documento, es la de disfrazar de elevadas intenciones -por el bien de la humanidad- el proyecto (entre ellos el de la caja fuerte de semillas) de convertir grandes extensiones del Planeta en el almacén de materias primas que asegure el sostenimiento de los hábitos opulentos de consumo de unos pocos privilegiados.
Si no es así, ¿por qué habla, con el acostumbrado lenguaje antinatalista de la ONU, de modos de «reproducción que respeten los derechos humanos y las capacidades regenerativas de la tierra»? ¿Se impondrán cuotas de población a ciertas zonas del planeta, para preservar los recursos naturales?
¿Por qué la insistencia de la Carta en conceptos que la ONU utiliza para disfrazar sus políticas de control de natalidad y sus proyectos de reingeniería social, como la equidad de género y la salud reproductiva y sexual de las niñas y las mujeres, como pre-requisitos para el desarrollo sustentable?
“La tierra, cada forma de vida y todos los seres vivientes poseen un valor intrínseco. Se debe garantizar el respeto y su cuidado”, dice la Carta en su primer punto. Pero, ¿se desprende de esto que sólo el hombre tiene derechos absolutos, que le han sido dados por el Creador?, o por el contrario, ¿las piedras, las plantas y los animales, tendrían los mismos derechos que el hombre?
Como lo declararon en Río de Janeiro en 1997, los redactores de la Carta están dispuestos a convertirla en “la única agenda para el gobierno mundial”, es decir, es un propósito declarado, que la Carta es un proyecto totalitario, de imposición de una ideología masónica, que en su materialismo, en su ateísmo, y en su afán de control, coincide con el relativismo, el marxismo y la new age y las enseñanzas de Albert Pike.
La reingeniería social
Desde hace tiempo la opinión pública está siendo sometida a un lavado de cerebro, en el que se trata de sustituir el verdadero concepto de respeto debido a la naturaleza creada por Dios, transformándolo como de raíz ecológico-cristiano; y, si se transgrede, cometer un pecado ecológico, con los esquemas ecologistas de la nueva ideología del humanismo inmanentista.
Esta ideología no se priva de cultivar diversas formas de materialismo pseudo religioso, que asimiló algunas manifestaciones de misticismo oriental, a veces esotérico, y con eso procura descristianizar la sociedad e implantar un nuevo modo de interpretar toda la realidad. En los documentos internacionales se llama claramente a este empeño, proceso de socialización o reingeniería social.
El nuevo humanismo pretende salvar de un supuesto exterminio, por ejemplo, a las focas, ballenas, gorilas, manatíes, chitas, elefantes, diversas especies de mariposas, osos y cabras montesas; por otro lado, no sólo se justifica, sino que se tiene como una obligación natural procurar y provocar un verdadero y propio holocausto con leyes que autorizan el abominable crimen del aborto. Y esto en nombre de la paz y la armonía. ¿No es la matanza de millones de inocentes, el mayor atentado contra la paz?
Una dictadura con ética
La nueva ideología se “preocupa” de las víctimas de la violencia, refugiados, prófugos, excluidos y migrantes (normalmente cristianos desplazados), sometiendo a sus mujeres compulsivamente al aborto y a la esterilización, para que no sumen más de la cuenta y pongan en jaque “la gobernabilidad global”.
Por su ecologismo, la nueva ideología está impedida para distinguir entre el ser humano y la bestia. No es infrecuente, por ejemplo, que en documentales de televisión sobre la vida silvestre, producidos por Nacional Geographic, Audubon Society, la BBC, etc., se llame al chimpancé “nuestro hermano” o “nuestro primo” y, en general, no sólo se culpe al hombre de algunos desmanes que son ciertos, sino que se lo presente por definición como el enemigo número 1 de la naturaleza (el máximo depredador), sin reconocer su dignidad trascendente y poniéndolo en pie de absoluta igualdad (una mentira mas, porque ahora en países donde la depravación está más avanzada en casos de zoofilia los activistas pro-derechos de los animales afirman que es más el derecho del animal por ser irracional, entonces la causa por la que presentan a los hombres ante los tribunales no es por cometer un grave pecado sino por violar los derechos del animal que son mayores que los del mismo hombre) con los otros seres vivos, distinto de ellos sólo por pequeños porcentajes de ADN.
La nueva ideología rompe lanzas por mantener la naturaleza intacta, bosques, mares y montañas, pero desconoce las naturales diferencias entre hombre y mujer, tratando de imponer unos nuevos derechos, contrarios a la naturaleza misma, basados en la teoría de la equidad de género (entre el mundo mineral, vegetal, humano y animal,) como también la libre opción sexual.
La nueva ideología predica incansablemente que el ser humano tiene como fin elevar la propia calidad de vida, aún a costa de la vida de los no nacidos (aborto), los enfermos y los viejos (eutanasia). Busca una utópica felicidad intramundana, “un mundo feliz” del que nos habla Aldous Huxley, que el hombre sólo con sus fuerzas nunca podrá alcanzar. Así, reedita las teorías sobre el progreso promiscuo sin fin de la humanidad.
A la vez, como quien conserva en un zoológico a un orangután albino, intentan preservar lo que llama culturas autóctonas, condenando previa esterilización, para que no sumen más de la cuenta a otros seres humanos a la ignorancia y al subdesarrollo, porque la educación y la transmisión de conocimientos han de ser sustentables, por no decir, limitados.
El nuevo humanismo predica también el “respeto a la diferencia” buscando el reconocimiento de ciertos derechos para los homosexuales, provocando el disgusto de los indígenas, que se ven incluidos en la misma bolsa con esos “diferentes”. Pero en el nuevo humanismo se niega el respeto a la diferencia a otros seres humanos (CATÓLICOS) principalmente que, por ejemplo, desean ser buenos cristianos, viviendo la fe en todo lugar y no sólo encerrados en su casa o en la iglesia; también se le niega a una pareja -hombre y mujer, cristianos o no- que quiera tener una numerosa prole; también se le niega a esos u otros padres que, ejercitando sus derechos inalienables, quieren transmitir a sus hijos una fe que es trascendente y que salva; y, por supuesto, el nuevo humanismo no ejercita el respeto por la diferencia con respecto a los médicos que, por motivos religiosos y éticos, no quieren ser cómplices del crimen abominable del aborto.
Toda diferencia que no entre dentro de las diferencias estipuladas por la nueva DICTADURA es calificada por los voceros del nuevo orden, de antidemocrática, violenta, totalitaria y fundamentalista.
En la presentación de la Carta de la Tierra sus redactores afirmaron haber consultado a más de 300 líderes religiosos. Así, la Carta de la Tierra pretende vestir de una cierta espiritualidad al nuevo orden mundial.
Un proyecto similar en ideología e intenciones lo encontramos en el proyecto de Nueva Ética Global, que Hans Kung presentó hace pocos años en el Foro Económico de Davos, auspiciado por el World Wildlife Found (WWF, Fondo para la Vida Silvestre, del príncipe Felipe de Edimburgo). El ex teólogo “católico” dijo allí que no se puede construir el nuevo orden mundial sin su nueva ética planetaria. En la misma línea, Gorbachev se compromete a imponer la Carta de la Tierra en lugar de los Diez Mandamientos, porque es necesario “un nuevo decálogo, una nueva ética para la nueva era”.
Algunos han intentado unir estos dos proyectos y así constituir un “único paradigma mundial para la paz y la gobernabilidad global”. Entre otras cosas, cabe preguntarse, ¿puede haber diálogo con este nuevo humanismo?, ¿se le puede conceder alguna buena intención a este totalitarismo?, ¿no debemos ir pensando más bien en cómo resistir que en cómo dialogar con este nuevo orden?
Asumida la irreversibilidad de la globalización por parte de todas las principales instancias políticas del mundo, el debate actual se centra en el modelo de mundialización y en sus instituciones gestoras. Se enfrentan aquí los principales poderes fácticos de vocación universalista.
Esteban Sanchez Malagon