CARTA DE LECTORES: MARÍA L. AGUIRREBENGOA SALAZAR: VEN SEÑOR, NO TARDES…

412895013VEN A SALVARNOS, NO TARDES, MARANATA.

Ha caído por casualidad en mis manos el nº 240 correspondiente a los meses de Enero y Febrero del año en curso de «Tradición Católica» revista de la F.S.S.P.X en España. Mi sorpresa fue mayúscula al leer el editorial cuyo título es: ¡Ven a salvarnos, no tardes ya!.

Me pareció estar soñando, la Fraternidad había caído en la cuenta de que dada la Crisis (así con mayúsculas) por la que atraviesa la Iglesia, es la crisis definitiva, la consumación de la desolación en lugar santo, la culminación del mensaje de Nuestra Señora en La Salette, la puesta al día del pusillus grex, y de la innumerable lista de datos que todos hacen presagiar que estamos en tiempos definitivamente apocalípticos, que ya se había llegado con una exégesis inteligente a la conclusión esjatológica propia de los tiempos que nos han tocado vivir, en definitiva que Nuestro Señor está al llegar

Pero «mi gozo en un pozo», paso al segundo artículo titulado: «La cizaña en la Iglesia», al leer el nombre de su autor algo parecido a un jarro de agua helada me bañó todo mi cuerpo, era su autor Mons. Fellay, el obispo que se encargó de desintegrar la Fraternidad, o por lo menos la cabeza visible del contubernio, ya que los otros tres también supieron poner sus respectivos granitos de arena para consumar la traición. Desgraciadamente no me equivoqué, transcribo literalmente uno de los fragmentos del mencionado, que a pesar de que no necesitan comentarios me voy a permitir hacerlo por aquello de la santa ira. Espero que los enanos de siempre no me vengan a acusar con la manida cantinela del «celo amargo», frase utilizada ya hasta la saciedad vomitiva, como mecanismo de defensa de los cobardes semimodernistas o compañeros de viaje de aquellos.

El apartado que me causó verdaderas arcadas se titula. «La situación está bloqueada pero seguimos en el combate»: Comienza así:

«Esta es la situación queridos fieles.Por eso es obvio que desde el mes de junio-lo hemos dicho con ocasión de las ordenaciones-las cosas están bloqueadas. Es una vuelta al punto de partida. Estamos exactamente en el mismo punto que Monseñor Lefebvre en los años 1975, 1974. Y por lo tanto continuamos nuestro combate. No abandonamos la idea de volver un día, de reconquistar la Iglesia, de reconquistar la Iglesia a la Tradición. La Tradición es un tesoro, el tesoro de la Iglesia. Continuamos esperando ese día feliz… Vendrá aunque no sabemos cuando. Veremos. Este es el secreto de Dios. Llegará ese día en que la cizaña será arrancada, ese mal que aqueja a la Iglesia. Esta crisis es probablemente la más espantosa que la iglesia jamás ha conocido…..»

Como muestra para mi desencanto basta lo reproducido. Este obispo-gurú, con sus escasas habilidades de prestidigitador de poca monta, quiere después de meter en su chistera un conejo, hacernos ver que extrajo de él una paloma. Quiere convencer a los tontos útiles de que la situación calamitosa en que ha reducido él y sus «mariachis» a la exfraternidad, es la misma magna obra de su fundador que en su día fue la Fraternidad de San Pío X unida y en orden. Se necesita tener «jeta» como dicen mis paisanos.

Este aprendiz de brujo quiere nada más y nada menos que reconquistar a base de múculos, escúchenme bien: la Roma anticristo. Es decir que se carga la esencia del artículo editorial, el único escrito con sesera y con un conocimiento bastante juicioso de la situación deleznable de la anti-iglesia sinagoga de Satanás. No por favor, no siga tentando más al diablo Monseñor.

Dice una verdad de la cual no se ha dado cuenta de la profundidad de su aseveración: «Esta crisis es probablemente, (aunque el probablemente sobra) la más espantosa que la Iglesia ha conocido….. » Efectivamente, como que es la última y definitiva, es la abominación de la desolación en lugar santo como muy bien recalca el articulista inicial y es por ello su justa súplica y a su vez su integro concepto de la virtud teologal de la Esperanza.

Porque la suya es la misma de los escribas y fariseos en los tiempos de la primera venida de Nuestro Señor, es usted la puesta al día, en la tesitura del siglo XXI, de los escribas del antiguo testamento, y si no reclámele usted al sensato articulista de la EDITORIAL, o sanciónelo, expúlselo, excomúlguelo, al fin y al cabo es su forma de proceder con aquellos que se han negado a ser sus correveidiles y efebos.

No haga más daño Monseñor, seguramente Bergoglio lo premiará incluso con un solideo rojo-escarlata, pero no arrastre a los demás, váyase, váyase, váyase……

María L. Aguirrebengoa Salazar.