Ejercitando la memoria…
3 momentos memorables
IESUS CHRISTUS 121
1º) EDITORIAL
¿Y AHORA?
Por el R. P. Christian Bouchacourt
Tenemos que estar convencidos de que el fin primero de las discusiones de la Fraternidad San Pío X con Roma no radica en la obtención de un estatuto canónico para ella misma sino realizar un servicio a favor de la Iglesia, ayudando a las autoridades eclesiásticas a que vuelvan a la Tradición. La cuestión canónica, que tiene su importancia, no será abordada sino cuando se hayan sentado las bases de esta restauración (página 4).
–*–
2º) CARTA A NUESTROS FIELES DE LA PRIMERA HORA
CUARENTA AÑOS DE FIDELIDAD
Seminario Internacional
«Nuestra Señora Corredentora»
Con prudencia enseñada por años de combate y que los acontecimientos posteriores nos muestran inspirada por Dios, nuestros superiores declararon ante Roma, con franqueza, cuál sería su estrategia. Primero y principal, no aceptar un arreglo disciplinar de nuestra situación si previamente no hay un esclarecimiento suficiente de los problemas doctrinales (página 10).
Volvamos, entonces, a nuestro asunto. Al negarse la Fraternidad a aceptar con Roma un acuerdo práctico sin esclarecer primero la cuestión doctrinal, plantea una estrategia puntualmente opuesta a la estrategia conciliar (página 11).
La dinámica de un acuerdo puramente práctico nos pone bajo las órdenes de quienes nos mandan la demolición de la fe de la Santa Iglesia, abrazando el modernismo; nos obliga a convivir con el error sin denunciarlo, lo que implica faltar a la confesión pública de la fe y comenzar ya a ser liberales (página 11).
Nosotros quisiéramos servir al Papa, pero para la construcción de la Iglesia y no para su destrucción; por eso nos aferramos a la pastoral de siempre de la Iglesia, cuya primera preocupación fue esclarecer la doctrina: «La primordial salud consiste en guardar la regla de la recta fe» (Concilios Constantinopolitano IV y Vaticano I). No nos pondremos al servicio de Roma —y hacerlo es nuestro mayor deseo— si Roma no vuelve a la Tradición, y para ello hay que desenmascarar primero las ambigüedades con que deliberadamente se han encubierto los errores modernos en los documentos del Concilio Vaticano II (página 11).
Al mismo tiempo, faltando horas para la publicación de este acontecimiento, Roma volvía a urgirnos la firma de un compromiso en términos generalísimos por el que reconociéramos la autoridad del Papa y de los concilios, compromiso totalmente aceptable para el católico más estricto si se lo consideraba aisladamente en sí mismo, y que despejaba el camino para un arreglo canónico de la Fraternidad.
Consciente de la gran responsabilidad que implicaba la respuesta, no tanto —repetimos— respecto al bien particular de la Fraternidad, a la que le es más seguro seguir a distancia del ambiente posconciliar, sino mirando el bien común de la Iglesia, luego de pedir consejo, nuestro Superior general volvió a reafirmar la estrategia de la Fraternidad: No haremos ningún compromiso ni aceptaremos ningún acuerdo práctico hasta tanto no se esclarezca la cuestión doctrinal (página 13).
–*–
3º) REPORTAJE A MONSEÑOR DE GALARRETA
— ¿Qué perspectivas ve Usted para la Fraternidad San Pío X en el futuro? ¿Un acuerdo con Roma? ¿Un reconocimiento canónico?
No, en absoluto, ya sea en un futuro inmediato o mediato. Precisamente nosotros excluimos esta posibilidad. Sabemos que mientras no haya un retorno a la Tradición de parte de Roma, cualquier acuerdo práctico o canónico es incompatible con la confesión y defensa públicas de la fe, y significaría nuestra muerte (página 21).