Peregrinaje
Señor, estoy consciente de mi peregrinaje.
Consciente de que todo lo habré de abandonar
cuando Tú me reclames. Al final de mi viaje
me iré solo y desnudo a mi perpetuo hogar.
***
Los físicos recuerdos y todo lo entrañable
que dejaré cual póstumo legado de mi ser,
serán polvo y ceniza ante la inevitable
marea de los años que habrá de acontecer.
***
La estela de mi vida se volverá una espuma
que el tiempo, inexorable, diluirá al pasar,
como una vieja estatua borrada por la bruma
o un derruido faro que deja de alumbrar.
***
Yo sé que nada tengo ni nada he poseído
porque Tú eres el dueño de mi humilde tesoro.
Mi insondable riqueza es haberte seguido
y Tu gracia divina es mi caudal de oro.
***
Por eso, cuando cierren mis párpados Tus manos
me llevaré tan solo todo lo puesto en ti.
¡Ten pues, misericordia de mis lapsos profanos
cuando ante ti confiese: ¡Señor, te amé y creí!

