UN CARMELITA DESCALZO
ALEGRÍA DE MORIR

APÉNDICES
XIII
LLAMADA DE DIOS AL ALMA
(Fray Florencio del Niño Jesús, C. D., 1877-1939)
(Del Castillo de Almabuena, pár. XLV)
Dijo la voz del Amado
desde el célico vergel:
«Levántate, Esposa mía,
ven del Líbano otra vez;
vuelve, que ya el Carmelo
todo vuelve a florecer.
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Levántate, que es de día;
levántate luego, y ven,
que en el Carmen de la
gloria los tus ojos quieren ver.
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¿No ves la luz de la aurora
al ruiseñor del Edén?
¡Es el heraldo que anuncia
el eterno amanecer!
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¿No ves la luz de la aurora
penetrar por el cancel?
¡Es la aurora sin celajes
de perenne rosicler!
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¿No ves las nubes doradas
formando bello dosel?
¡Es el dosel de tu gloria,
que yo mismo preparé!
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Levántate, Esposa mía,
levántate luego y ven
hacia mí, Sol de las almas
do eternamente has de arder.
