DEVOCIONES: PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A JESUCRISTO, POR LAS MANOS DE MARÍA – DÍA 30

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA, POR LAS MANOS DE MARÍA.

San Luis María Grignon de Monfort

(Nota: La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la lectura de cada ocasión)

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Día 30

Capítulo VIII

Artículo II

Prácticas particulares e interiores para los que quieren ser perfectos

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Además de las prácticas exteriores de esta devoción que acabamos de exponer –no hay que omitirlas por negligencia ni desprecio, en la medida que lo permitan el estado y la condición de cada uno–, existen también prácticas interiores que tienen gran eficacia santificadora para aquellos a quienes el Espíritu Santo llama a una elevada perfección.

Todo se resume en obrar siempre: por María, con María, en

María y para María, a fin de obrar más perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo.

I. Hacer todo por María

 

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Hay que realizar las propias acciones por María, es decir, es preciso obedecer en todo a María, moverse en todo a impulso del espíritu de María, que es el Santo Espíritu de Dios. Hijos de Dios son todos y sólo aquellos que se dejan llevar
por el Espíritu de Dios (Rom 8,14). Los que son conducidos por el espíritu de María, son hijos de María y, por consiguiente, hijos de Dios, como ya hemos demostrado. Y, entre tantos devotos de la Santísima Virgen, sólo son verdaderos y fieles devotos suyos los que se dejan conducir por su espíritu. He dicho que el espíritu de María es el espíritu de Dios, porque Ella no se condujo jamás por su propio espíritu, sino por el espíritu de Dios, el cual se posesionó en tal forma de Ella que llegó a ser su propio espíritu. Por ello, las palabras de San Ambrosio: «More en cada uno el alma de María, para engrandecer al Señor; more en cada uno el espíritu de María, para regocijarse en Dios». ¡Qué dichoso quien -a ejemplo del piadoso hermano jesuita Alfonso Rodríguez, muerto en olor de santidad- se halla totalmente poseído y es conducido por el espíritu de María! ¡Espíritu que es suave y fuerte, celoso y prudente, humilde e intrépido, puro y fecundo!

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Para dejarte conducir por el espíritu de María es preciso que:

1º antes de obrar –por ejemplo, antes de orar, celebrar la misa o participar en ella, comulgar, etc. – renuncies a tu propio espíritu, a tus propias luces y voluntad. Porque las tinieblas de tu propio espíritu y la malicia de tu propia voluntad y operaciones son tales que, si las sigues, por excelentes que te parezcan, obstaculizarán al santo espíritu de María; 2º te entregues al espíritu de María para ser movilizado y conducido por él de la manera que Ella quiera. Debes abandonarte en sus manos virginales, como la herramienta en manos del obrero, como el laúd en manos de un tañedor. Tienes que perderte y abandonarte a Ella como una piedra que se arroja al mar; lo cual se hace sencillamente y en un momento con una simple mirada del espíritu, un ligero movimiento de la voluntad o pocas palabras, diciendo, por ejemplo: «¡Renuncio a mí mismo y me consagro a ti, querida Madre mía!» Y, aun cuando no sientas ninguna dulzura sensible en este acto de unión, no por ello deja de ser verdadero; igual que si dijeras -¡no lo permita Dios!- : «Me entrego al diablo», con toda sinceridad, aunque lo digas sin inmutarte sensiblemente, pertenecerías realmente al diablo; 3º durante la acción y después de ella, renueves de tiempo en tiempo el mismo acto de ofrecimiento y unión. Y cuanto más lo repitas, más pronto te santificarás y llegarás a la unión con Jesucristo. Unión que sigue siempre a la unión con María, dado que el espíritu de María es el espíritu de Jesús.

 

II. Hacer todo con María

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Hay que realizar las propias acciones con María, es decir, mirando a María como el modelo acabado de toda virtud y perfección, formado por el Espíritu Santo en una pura creatura, para que lo imites según tus limitadas capacidades. Es, pues, necesario que en cada acción mires cómo la hizo o la haría la Santísima Virgen si estuviera en tu lugar. Para esto debes examinar y meditar las grandes virtudes que Ella practicó durante toda su vida, y particularmente: 1º su fe viva, por la cual creyó sin vacilar en la palabra del ángel y siguió creyendo fiel y constantemente hasta el pie de la cruz en el Calvario; 2º su humildad profunda, que la llevó siempre a ocultarse, callarse, someterse en todo y colocarse en el último lugar; 3º su pureza totalmente divina, que no ha tenido ni tendrá igual sobre la tierra. Y, finalmente, todas sus demás virtudes.

Recuerda –te lo repito– que María es el grandioso y único molde de Dios apto para hacer imágenes vivas de Dios a poca costa y en poco tiempo. Quien halla este molde y se pierde en él, muy pronto se transformará en Jesucristo, a quien este molde representa perfectamente.

 

Tercera Semana

Empleada en adquirir el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo

Prácticas Espirituales

Emplearan la tercera semana a conocer a Jesucristo. En ella podrán leer y meditar lo que llevamos dicho y rezar la oración de San Agustín. Para esto podrán, con el mismo Santo, decir y repetir, una y mil vez cada día: ¡Señor, que yo os conozca! O bien ¡Que vea quien sos Vos!

 

ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN

 

«Tú eres Cristo, Padre mío santo, Dios mío piadoso, Rey mío grande, Pastor mío bueno, Maestro mío único,

Auxiliador mío óptimo, Amado mío hermosísimo, Vivo pan mío, Sacerdote mío eterno, Guía mío hacia la Patria,

Luz mía verdadera, Dulzura mía santa, Vía mía recta, Sabiduría mía preclara, Simplicidad mía pura, Concordia mía pacífica, Custodia mía toda, Porción mía buena, Salvación mía sempiterna…

«¡Oh Cristo Jesús! Amable Señor, ¿por qué amé y deseé algo toda mi vida fuera de ti, Jesús mío? ¿Dónde estaba yo cuando con la mente no estaba contigo? Ya desde ahora, deseos todos míos, inflamaos y desbordaos en el

Señor Jesús; corred cuanto hasta ahora tardasteis; daos prisa a donde vais, buscad a quien buscáis. Jesús, sea anatematizado quien no te ama se llene de amarguras… ¡Oh dulce Jesús!, que yo te ame, en ti se deleite, en ti se admire todo buen corazón preparado para vuestra gloria. Dios de mi corazón y porción mía, Cristo Jesús,

desfallezca en lo más íntimo mi corazón y seas tú quien vivas en mí, y arda en mi espíritu la brasa viva de tu amor y crezca hasta ser fuego perfecto; arda perennemente en las aras de mi corazón, hierva en mis médulas, incendie las entrañas de mi alma; en el día de mi consumación sea hallado yo consumado junto a ti… Amén.

LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO

 

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,

Dios, Hijo, Redentor del mundo,

Dios, Espíritu Santo,

Trinidad Santa, un solo Dios,

Espíritu, que procede del Padre y del Hijo,

Espíritu del Señor, que al comienzo

de la creación planeando sobre las aguas,

las fecundaste

Espíritu por inspiración del cual han

hablado los santos hombres de Dios,

Espíritu cuya unción nos enseña

todas las cosas

Espíritu, que das testimonio de Cristo,

Espíritu de verdad que nos instruís sobre

todas las cosas

Espíritu que sobreviene a María,

Espíritu del Señor que llena todo el orbe,

Espíritu de Dios que habita en nosotros,

Espíritu de sabiduría y de entendimiento,

Espíritu de consejo y de fortaleza,

Espíritu de ciencia y de piedad,

Espíritu de temor del Señor,

Espíritu de gracia y de misericordia,

Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad,

 

Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de

paz

Espíritu de humildad y de castidad,

Espíritu de benignidad y de mansedumbre,

Espíritu de multiforme gracia,

Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios

Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos

inenarrables

Espíritu que descendiste sobre Cristo en

forma de paloma

Espíritu en el cual renacemos,

Espíritu por el cual se difunde la caridad en

nuestros corazones

Espíritu de adopción de los hijos de Dios,

Espíritu que en lenguas de fuego sobre los

Discípulos apareciste.

Espíritu con el cual fueron los Apóstoles henchidos

Espíritu que distribuyes (vuestros dones)

a cada uno como quieres,

Sednos propicio, perdónanos, Señor.

 

Sednos propicio, escúchanos, Señor.

De todo mal,

De todo pecado,

De las tentaciones e insidias del diablo,

De toda presunción y desesperación,

De la resistencia a la verdad conocida,

De la obstinación y de la impenitencia,

De la impureza de la mente y del cuerpo,

Del espíritu de fornicación,

De todo espíritu malo,

Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,

Por la Concepción de Jesucristo, hecha por

operación.

Por tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.

Por tu advenimiento sobre los Discípulos.

 

En el día del juicio,

Pecadores, te rogamos, óyenos.

Para que, así como vivimos por el espíritu,

obremos también por el espíritu,

Para que, recordando que somos templo

del Espíritu Santo, no lo profanemos,

Para que, viviendo según el espíritu, no

cumplamos los deseos de la carne,

A fin de que por el espíritu mortifiquemos

las obras de la carne,

Para que no te contristemos a ti, Espíritu

Santo de Dios,

Para que seamos solícitos en guardar la

unidad de espíritu en el vínculo de la paz,

Para que no creamos a todo espíritu,

te rogamos, óyenos.

 

Para que probemos a los espíritus si son de

Dios, te rogamos, óyenos.

Para que te dignes renovar en nosotros el

espíritu de rectitud, re rogamos…

Para que nos confirmes por tu espíritu

soberano, te rogamos, óyenos.

Cordero de Dios que quitas los pecados del

mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas los pecados del

mundo, escúchanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas los pecados del

mundo,ten piedad de nosotros.

Oremos

Asístanos, te pedimos, Señor, la virtud del

Espíritu Santo, que purifique clementemente

nuestros corazones y nos preserve de todo

mal.Por Jesucristo Nuestro Señor.

 

Así sea.

 

AVE ESTRELLA DE LA MAR

Ave estrella de la mar,

Augusta Madre de Dios,

Permanentemente Virgen,

Puerta del cielo, feliz.

Recibiendo Tú aquel Ave

Por la boca de Gabriel,

Ciméntanos en la paz,

Mudando el nombre de Eva.

Desata el lazo al culpable,

Muestra la luz a los ciegos,

Líbranos de todo mal,

Consíguenos todo bien.

Que eres Madre muéstranos;

Reciba por Ti las preces

Quien, nacido por nosotros,

Quiso ser el fruto tuyo.

Virgen única, sin par,

Entre todas la más dulce,

Líbranos de nuestras culpas,

Haz que seamos mansos, castos.

Concédenos vida pura,

Vía segura prepara:

Para que, viendo a Jesús,

Siempre juntos nos gocemos.

Se alabanza a Dios Padre,

Al sumo Cristo esplendor,

con el Espíritu Santo,

a los Tres un solo honor.

Amén.

LETANÍAS DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Jesús, óyenos.

Jesús, escúchanos.

Deus, Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros *

Dios Hijo, Redentor del mundo,

Dios Espíritu Santo,

Santa Trinidad, un solo Dios,

Jesús, Hijo de Dios vivo,

Jesús, esplendor del Padre,

Jesús, brillante blancura de la luz eterna,

Jesús, Rey de la gloria,

Jesús, sol de justicia,

Jesús, hijo de María Virgen,

Jesús amable,

Jesús admirable,

Jesús, Dios fuerte,

Jesús, Padre del siglo futuro,

Jesús, Ángel del gran consejo,

Jesús potentísimo,

Jesús pacientísimo,

Jesús obedientísimo,

Jesús manso y humilde de corazón,

Jesús, amador de la castidad,

Jesús, amador nuestro,

Jesús, Dios de paz,

Jesús, autor de la vida,

Jesús, modelo de las virtudes,

Jesús, celador de las almas,

Jesús, Dios nuestro,

Jesús, refugio nuestro,

Jesús, padre los pobres,

Jesús, tesoro de los fieles,

Jesús, buen Pastor,

Jesús, luz verdadera,

Jesús, sabiduría eterna,

Jesús, bondad infinita,

Jesús, camino y vida nuestra,

Jesús, alegría de los Ángeles,

Jesús, Rey de los Patriarcas,

Jesús, maestro de los Apóstoles

Jesús, doctor de los Evangelistas,

Jesús, fortaleza de los Mártires,

Jesús, luz de los Confesores,

Jesús, pureza de las Vírgenes,

Jesús, corona de todos los Santos,

Sednos propicio, perdónanos, Jesús.

Sednos propicio, escúchanos, Jesús.

De todo mal, líbranos Jesús**

De todo pecado,

De tu ira,

De las insidias del diablo,

Del espíritu de fornicación,

De la muerte perpetua,

Del menosprecio de tus inspiraciones,

Por el misterio de tu Santa Encarnación,

Por tu Natividad,

Por tu infancia,

Por tu divinísima vida,

Por tus trabajos,

Por tu agonía y pasión,

Por tu Cruz y por tu abandono,

Por tus desfallecimientos,

Por tu muerte y por tu sepultura,

Por tu Resurrección,

Por tu Ascensión,

Por tus alegrías,

Por tu gloria,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Jesús.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Jesús.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros, Jesús

V –Que el nombre del Señor sea bendito.

R –Ahora y siempre por los siglos de los siglos.

 

Oremos

 

Señor Jesucristo que dijiste: Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá: os pedimos nos deis el afecto de vuestro divinísimo amor, para que os amemos con todo el corazón, palabra y obra, y nunca cesemos de alabaros: Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos

Así sea.

*De aquí en adelante, continúa contestándose: Ten misericordia de nosotros.

** De aquí en adelante, continúa contestándose: Líbranos, Jesús.