DEL SERMÓN DEL SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA
(16 de Marzo de 2025)
Respecto del momento actual que vive la Santa Iglesia, poseemos un dato preciso, pues la Santísima Virgen María dijo en La Salette: La Iglesia será eclipsada.
La Virgen María nos dice que el astro que es eclipsado es la Santa Iglesia. Por lo tanto, el astro que eclipsa no es la Iglesia Católica, y no puede emanar de la Santa Iglesia, que es una.
La secta conciliar es la que eclipsa a la Santa Iglesia Católica. Esta es la razón por la que no puede haber vinculación con la secta conciliar, con la iglesia oficial, con la Roma modernista y anticristo.
Considero que nos encontramos en el Ecce homo de la Pasión de la Iglesia…
En cuanto a Nuestro Señor, San Juan nos dice que Pilato tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos». Y le daban bofetadas. Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él». Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!»”.
De la misma manera que Nuestro Señor estaba como irreconocible al ser presentado por Pilato, ese remedo o caricatura, que es la iglesia conciliar, no es la Iglesia Católica, y no puede distinguirse en ella la Institución Fundada por Jesucristo.
Nuestro tiempo es el de la hora de las tinieblas, la hora del poder de Satanás: esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas. La secta conciliar es la iglesia de las tinieblas, la iglesia de Satán.
Las consecuencias de este eclipse son muy graves. Hay dos iglesias. Dos iglesias opuestas, adversarias, enemigas. La iglesia conciliar no es la Iglesia Católica, la Iglesia fundada por Jesucristo. Sólo podemos vivir en una, y de una. Cuando creemos en lo que siempre se ha sido creído y hecho, uno debe rechazar todo demás. No podemos, bajo pena de apostasía, aceptar cualquier parte de la otra, por pequeña que sea.
Nos guste o no, la iglesia conciliar es una estructura que se define formalmente por un culto bastardo, una enseñanza masónica y unas leyes que favorecen la herejía modernista. Ahora bien, este sistema se presenta oficialmente como si fuese la Iglesia Católica. Un católico no puede y no debe cooperar con esta impostura.
La «jerarquía» conciliar está en ruptura oficial con la Iglesia Católica en varios puntos de la doctrina. Ella impone sacramentos viciados respecto al testimonio de la fe, un código defectuoso, pastoral contraria a la práctica bimilenaria de la Iglesia…
Por lo tanto, los fieles están obligados a organizarse fuera y en contra de esta «jerarquía» para mantener la fe y los sacramentos de la fe.
Monseñor Lefebvre escribió el 21 de noviembre de 1974:
“Adherimos de todo corazón, con toda nuestra alma, a la Roma católica guardiana de la fe católica… Nos negamos a seguir la Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante…”
Todos los Superiores de la Fraternidad firmaron el 6 de julio de 1988:
“Nosotros jamás quisimos pertenecer a ese sistema que se califica a sí mismo de iglesia conciliar… No tenemos ninguna parte, nullam partem habemus, con el panteón de las religiones de Asís… No pedimos nada mejor que el ser declarados ex communione del espíritu adúltero que sopla en la Iglesia desde hace veinticinco años; excluidos de la comunión impía con los infieles. Los fieles tienen absoluto derecho de saber que los sacerdotes a los cuales se dirigen no están en comunión con una iglesia falsificada, evolutiva, pentecostal y sincretista”.
Que Monseñor Lefebvre y los Superiores de la Fraternidad hayan sido coherentes y consecuentes o no con lo escrito y firmado, no quita legitimidad a lo afirmado…
Durante un eclipse, sólo los que están en el cono de sombra son plenamente conscientes de este eclipse. Es lo mismo para las tinieblas espirituales: sólo aquellos que tienen la verdadera fe y que son perseguidos a causa de ella pueden comprender el eclipse de la Iglesia. Los otros no ven nada y no entienden nada.
