PROFECÍAS QUE SE CUMPLIERON EN LA SEMANA SANTA
Es muy importante el estudio de las Profecías en general, tanto las que ya se han cumplido como las que quedan por efectuarse.
En particular, tienen un interés apremiante las referidas a la Parusía o Segunda Venida de Nuestro Señor en gloria y majestad.
Proporcionamos una reseña de las Profecías cumplidas durante la Semana Santa. Cada una de ellas tiene una o varias citas del Antiguo Testamento, que la anuncia, así como otras del Nuevo Testamento, que comprueban su realización.
Confiamos en que esta lectura sirva como preparación para el Triduo Sacro, así como también para incentivar el estudio de todas las Profecías, especialmente las anunciadas en el Nuevo Testamento sobre la Parusía.
Entrada triunfal en Jerusalén sobre un pollino
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Zacarías 9: 9:
¡Alégrate con alegría grande, hija de Sion! ¡Salta de júbilo, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey; Él es justo y trae salvación, viene humilde, montado en un asno, en un borrico, hijo de asna.
He aquí un rasgo que los rabinos debieron reconocer cuando se cumplió al pie de la letra el Domingo de Ramos, en que los discípulos y los creyentes en las profecías lo aclamaron Rey de Israel, si bien por tan pocas horas. Es, por lo demás, imposible encontrar otra realización que haya ocurrido de estos oráculos, puesto que después del destierro los judíos no han tenido ningún otro rey legítimo, más que el Mesías.
Cumplimiento
San Mateo 21: 1-7:
Cuando se aproximaron a Jerusalén, y llegaron a Betfagé, junto al Monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos, diciéndoles: “Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y encontraréis una asna atada y un pollino con ella: desatadlos y traédmelos. Y si alguno os dice algo, contestaréis que los necesita el Señor; y al punto los enviará”. Esto sucedió para que se cumpliese lo que había sido dicho por el profeta: “Decid a la hija de Sion: He ahí que tu rey viene a ti, benigno y montado sobre una asna y un pollino, hijo de animal de yugo”. Los discípulos fueron pues, e hicieron como Jesús les había ordenado: trajeron la asna y el pollino, pusieron sobre ellos sus mantos, y Él se sentó encima.
San Marcos 11: 1-7:
Cuando estuvieron próximos a Jerusalén, cerca de Betfagé y Betania, junto al Monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Id a la aldea que está enfrente de vosotros; y luego de entrar en ella, encontraréis un burrito atado, sobre el cual nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: “¿Por qué hacéis esto?”, contestad: “El Señor lo necesita, y al instante lo devolverá aquí.” Partieron, pues, y encontraron un burrito atado a una puerta, por de fuera, en la calle, y lo desataron. Algunas personas que se encontraban allí, les dijeron: “¿Qué hacéis, desatando el burrito?” Ellos les respondieron como Jesús les había dicho, y los dejaron hacer. Llevaron, pues, el burrito a Jesús y pusieron encima sus mantos, y Él lo montó.
San Lucas 19: 28-35:
Después de haber dicho esto, marchó al frente subiendo a Jerusalén. Y cuando se acercó a Betfagé y Betania, junto al Monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Id a la aldea de enfrente. Al entrar en ella, encontraréis un burrito atado sobre el cual nadie ha montado todavía; desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: «¿Por qué lo desatáis?», diréis así: «El Señor lo necesita.»” Los enviados partieron y encontraron las cosas como les había dicho. Cuando desataban el burrito, los dueños les dijeron: «¿Por qué desatáis el pollino?» Respondieron: «El Señor lo necesita.» Se lo llevaron a Jesús, pusieron sus mantos encima, e hicieron montar a Jesús.
San Juan 12: 14-16:
Jesús hallando un pollino, montó sobre él, según está escrito: “No temas, hija de Sion, he aquí que tu rey viene, montado sobre un asnillo.” Esto no entendieron sus discípulos al principio; mas cuando Jesús fue glorificado, se acordaron de que esto había sido escrito de Él, y que era lo que habían hecho con Él.
Se le aclamaría como el que venía en nombre del Señor
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Salmo 117: 24-28:
Este es el día que hizo Yahvé; alegrémonos por él y celebrémoslo. Si, oh Yahvé, ¡da la victoria! Si, oh Yahvé, ¡da prosperidad! Bendito el que viene en el nombre de Yahvé; desde la casa de Yahvé os bendecimos. Yahvé es Dios y nos ha iluminado. Ordenad procesión con ramos frondosos hasta los cuernos del altar. Mi Dios eres Tú y te doy gracias; Mi Dios eres Tú, quiero alabarte.
Esta exclamación es en hebreo el Hosanna que el pueblo judío gritó con júbilo el Domingo de Ramos, único día en que fue reconocido el “Cristo Príncipe”. Bendito el que viene: Es la célebre aclamación mesiánica. Después de haber recibido Jesús esta aclamación en aquel día, según lo refieren con distintos matices los cuatro Evangelistas, anunció, al final de su último discurso en el Templo, que estas mismas palabras serían la señal el día de su triunfo definitivo. Entonces se volverán a Aquel a quien traspasaron, como dice San Juan, citando a Zacarías.
Cumplimiento
San Mateo 21: 8-9:
Una inmensa multitud de gente extendía sus mantos sobre el camino, otros cortaban ramas de árboles, y las tendían por el camino. Y las muchedumbres que marchaban delante de Él, y las que le seguían, aclamaban, diciendo: “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en lo más alto!”
San Marcos 11: 8-10:
Y muchos extendieron sus mantos sobre el camino; otros, brazadas de follaje que habían cortado de los campos. Y los que marchaban delante y los que seguían, clamaban: “¡Hosanna! ¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito sea el advenimiento del reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!”
San Lucas 19: 36-38:
Y mientras Él avanzaba, extendían sus mantos sobre el camino. Una vez que estuvo próximo al descenso del Monte de los Olivos, toda la muchedumbre de los discípulos, en su alegría, se puso a alabar a Dios con gran voz, por todos los portentos que habían visto, y decían: “Bendito el que viene, el Rey en nombre del Señor. En el cielo paz, y gloria en las alturas.”
San Juan 12: 12:
Al día siguiente, la gran muchedumbre de los que habían venido a la fiesta, enterados de que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmeras, y salieron a su encuentro; y clamaban: “¡Hosanna! ¡Bendito sea el que viene en nombre del Señor y el rey de Israel!”
Purificaría el templo de Jerusalén
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Isaías 56: 7:
Los conduciré a mi santo monte, y los llenaré de gozo en mi Casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán gratos sobre mi altar: porque mi Casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos.
Jeremías 7: 9-11:
Hurtáis, matáis y cometéis adulterio, juráis en falso y quemáis incienso a Baal, os vais tras otros dioses que no conocéis y luego venís a presentaros delante de Mí, en esta Casa, sobre la cual ha sido invocado mi nombre, y decís: “Ya estamos salvos.” ¡Es sólo para practicar todas estas abominaciones! Esta Casa sobre la cual ha sido invocado mi nombre, ¿es acaso a vuestros ojos una cueva de ladrones? He aquí que Yo, Yo lo he visto” —oráculo de Yahvé.
Malaquías 3: 1-4:
He aquí que envío a mi Ángel que preparará el camino delante de Mí; y de repente vendrá a su Templo el Señor a quien buscáis, y el ángel de la Alianza a quien deseáis. He aquí que viene, dice Yahvé de los ejércitos. ¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién es el que podrá mantenerse en pie en su epifanía? Pues será como fuego de acrisolador, y como lejía de batanero. Se sentará para acrisolar y limpiar la plata; purificará a los hijos de Leví, y los limpiará como el oro y la plata, para que ofrezcan a Yahvé sacrificios en justicia. Y será grata a Yahvé la oblación de Judá y de Jerusalén, como en los días primeros y como en los tiempos antiguos.
Cumplimiento
San Mateo 21: 12-13:
Y entró Jesús en el Templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían las palomas; y les dijo: “Está escrito: Mi casa será llamada casa de oración. Mas vosotros la hacéis cueva de ladrones”.
San Marcos 11: 15-17:
Llegado a Jerusalén, entró en el Templo, y se puso a expulsar a los que vendían y a los que compraban en el Templo, y volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían las palomas; y no permitía que nadie atravesase el Templo transportando objetos. Y les enseñó diciendo: “¿No está escrito: «Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones»? Pero vosotros, la habéis hecho cueva de ladrones.”
San Lucas 19: 45-46:
Entró en el Templo y se puso a echar a los vendedores, y les dijo: “Está escrito: «Mi casa será una casa de oración», y vosotros la habéis hecho una cueva de ladrones.”
Sería repudiado
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Salmo 21: 7:
Pero es que yo soy gusano, y no hombre, oprobio de los hombres y desecho de la plebe.
Sobre el carácter profético y mesiánico de este Salmo no cabe duda alguna, ya que Jesús en persona pronunció desde la Cruz las palabras con que empieza, y los Evangelios ven cumplido en su Pasión el versículo 19. Es perfecta la consonancia de los sufrimientos descritos aquí con la historia de la Pasión del Redentor y el anuncio final de su triunfo. San Agustín dice que “la Pasión de Cristo aparece luminosa como en un Evangelio en este Salmo, que más parece una historia que un vaticinio”.
Isaías 53: 3:
Es un hombre despreciado, el desecho de los hombres, varón de dolores y que sabe lo que es padecer; como alguien de quien uno aparta su rostro. Le deshonramos y le desestimamos.
Este capítulo del Profeta Isaías, llamado el “Pasional de oro”, es como un resumen de la Pasión de Cristo según los Evangelios, escrito ocho siglos antes. Para mostrar su perfecto cumplimiento por el Cordero de Dios que llevó sobre sí los pecados del mundo, los Libros del Nuevo Testamento citan muchas veces este cuadro incomparable.
Amós 5: 10:
Mas ellos odian al censor en la puerta, y aborrecen al que habla rectamente.
Cumplimiento
San Juan 12: 37-38:
Mas a pesar de los milagros tan grandes que Él había hecho delante de ellos, no creían en Él. Para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías que dijo: “Señor, ¿quién ha creído a lo que oímos de Ti? y el brazo del Señor, ¿a quién ha sido manifestado?”
Sería despreciado por el pueblo judío
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Isaías 49: 7:
Así dice Yahvé, el Redentor de Israel y su Santo, al despreciado entre los hombres, al abominado de las gentes, al esclavo de los tiranos: “Reyes verán y se levantarán; príncipes, y se postrarán en honor de Yahvé, que es fiel, por amor del Santo de Israel, que te ha escogido.”
Isaías 53: 3:
Es un hombre despreciado, el desecho de los hombres, varón de dolores y que sabe lo que es padecer; como alguien de quien uno aparta su rostro. Le deshonramos y le desestimamos.
Cumplimiento
San Juan 1: 11:
Él vino a lo suyo, y los suyos no lo recibieron.
Sería odiado sin causa
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Salmo 34: 19-21:
No se hagan guiños de ojo los que sin causa me odian, porque ni siquiera hablan de paz, y planean traidoramente fraudes … Ensanchan contra mí sus bocas.
Salmo 68: 5:
Más que los cabellos de mi cabeza son los que sin causa me odian. Son demasiado poderosos para mis fuerzas los que injustamente me hostilizan, y tengo que devolver lo que no he robado.
Cumplimiento
San Juan 15: 23-25:
Quien me odia a Mí odia también a mi Padre. Si Yo no hubiera hecho en medio de ellos las obras que nadie ha hecho, no tendrían pecado, mas ahora han visto, y me han odiado, lo mismo que a mi Padre. Pero es para que se cumpla la palabra escrita en su Ley: “Me odiaron sin causa”.
Sería la piedra desechada que llegaría a ser piedra principal de construcción
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Salmo 117: 22-23:
La piedra que rechazaron los constructores ha venido a ser la piedra angular. Obra de Yahvé es esto, admirable ante nuestros ojos.
En la parábola de los malos viñadores, Jesús recuerda a su propio pueblo este pasaje, como un argumento ad hominem, para anunciarles la vocación de los gentiles a causa de la incredulidad de Israel.
Isaías 28:16:
Por eso, así dice el Señor Yahvé: “He aquí que pondré en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, piedra angular preciosa, sólidamente asentada; el que confía en ella no necesita huir.
Cumplimiento
San Mateo 21: 42:
Y les dijo Jesús: ¿No habéis leído nunca en las Escrituras: «La piedra que desecharon los que edificaban, ésa ha venido a ser cabeza de esquina»; el Señor es quien hizo esto, y es un prodigio a nuestros ojos?
San Marcos 12: 10-11:
¿No habéis leído esta Escritura: «La piedra que desecharon los que edificaban, ésta ha venido a ser cabeza de esquina»; de parte del Señor esto ha sido hecho, y es maravilloso a nuestros ojos? Trataron entonces de prenderlo, pero temían al pueblo. Habían comprendido, en efecto, que con respecto a ellos había dicho esta parábola. Lo dejaron, pues, y se fueron.
San Lucas 20: 15-17:
¿Qué hará con ellos el dueño de la viña? Vendrá y hará perecer a estos labradores, y entregará la viña a otros.” Ellos, al oír, dijeron: “¡Jamás tal cosa!” Pero Él, fija la mirada sobre ellos, dijo: “¿Qué es aquello que está escrito: «La piedra que desecharon los que edificaban, esa resultó cabeza de esquina?»”
Sería traicionado por uno de los suyos
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Salmo 40: 10:
Hasta mi amigo, de quien me fiaba, que comía mi pan, ha alzado contra mí su calcañar.
Con tal sentido aplica Jesús estas palabras a la traición de Judas. David tiene así, una vez más, el honor incomparable de ser figura de Jesucristo también en cuanto a la traición de sus amigos
Salmo 54: 13-15:
Si me insultara un enemigo, lo soportaría; si el que me odia se hubiese levantado contra mí, me escondería de él simplemente. Pero eres tú, mi compañero, mi amigo y mi confidente, con quien vivía yo en dulce intimidad, y subíamos en alegre consorcio a la casa de Dios.
Se trata sin duda de Aquitófel, “consejero y compañero de mesa del rey” (II Reyes 15: 6-8). Este traidor, cuya felonía es tanto más dolorosa para el amigo cuanto mayor era la intimidad, es figura de Judas.
Cumplimiento
San Mateo 26: 14-15:
Entonces uno de los Doce, el llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes, y dijo: “¿Qué me dais, y yo os lo entregaré?”
San Marcos 14: 10-11:
Entonces, Judas Iscariote, que era de los Doce, fue a los sumos sacerdotes, con el fin de entregarlo a ellos. Los cuales al oírlo se llenaron de alegría y prometieron darle dinero. Y el buscaba una ocasión favorable para entregarlo.
San Lucas 22: 1-6:
Se aproximaba la fiesta de los Ázimos, llamada la Pascua. Andaban los sumos sacerdotes y los escribas buscando cómo conseguirían hacer morir a Jesús, pues temían al pueblo. Entonces, entró Satanás en Judas por sobrenombre Iscariote, que era del número de los Doce. Y se fue a tratar con los sumos sacerdotes y los oficiales de la guardia del Templo de cómo lo entregaría a ellos. Mucho se felicitaron, y convinieron con él en darle dinero. Y Judas empeñó su palabra, y buscaba una ocasión para entregárselo a espaldas del pueblo.
Sería vendido por 30 piezas de plata
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Zacarías 11: 12:
Y les dije: “Si os parece justo, pagad mi salario; y si no, dejadlo.” Y ellos pesaron mi salario; treinta monedas de plata.
El buen pastor es despedido por el pueblo con desprecio, como lo prueba el salario que le pagaron. Treinta siclos de plata eran el precio de un esclavo. Véase cómo todo esto se cumplió en Cristo, vendido por treinta monedas de plata, que luego fueron arrojadas en el Templo, y que sirvieron para comprar el campo del alfarero. Es de una enorme grandeza el pensar que aun Judas, el traidor, vino a ser instrumento para que se cumpliese este vaticinio donde Cristo, en la persona del profeta Zacarías, rechaza, con el infinito sarcasmo de su amor lastimado, ese “lindo precio” en que le estimaron, y en cuyo significado, como precio de un “esclavo herido” reconocían sin quererlo que se trataba en verdad de Aquel a quien el profeta Isaías les había anunciado como el “Siervo de Yahvé”.
Cumplimiento
San Mateo 26: 15:
Ellos le asignaron treinta monedas de plata.
El precio sería devuelto
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Zacarías 11: 13:
Entonces Yahvé me dijo: “¡Tira al alfarero ese lindo precio en que me estimaron!” Tomé, pues, las treinta monedas de plata, y las tiré al alfarero en la Casa de Yahvé.
Al citar este pasaje en Mateo 27: 9 se menciona a Jeremías, quizá refiriéndose a Jeremías 18: 2-3, y 32: 6-8.
Cumplimiento
San Mateo 27: 3-10:
Entonces viendo Judas, el que lo entregó, que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: “Pequé, entregando sangre inocente.” Pero ellos dijeron: “¿A nosotros qué nos importa? tú verás.” Entonces, él arrojó las monedas en el Templo, se retiró y fue a ahorcarse. Mas los sumos sacerdotes, habiendo recogido las monedas, dijeron: “No nos es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre.” Y después de deliberar, compraron con ellas el campo del Alfarero para sepultura de los extranjeros. Por lo cual ese campo fue llamado Campo de Sangre, hasta el día de hoy. Entonces, se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: “Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio del que fue tasado, al que pusieron precio los hijos de Israel, y las dieron por el Campo del Alfarero, según me ordenó el Señor.”
Sus enemigos tropezarían y caerían
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Salmo 26: 2:
Cada vez que me asaltan los malignos para devorar mi carne, son ellos, mis adversarios y enemigos, quienes vacilan y caen.
Cumplimiento
San Juan 18: 4-6:
Entonces Jesús, sabiendo todo lo que le había de acontecer, se adelantó y les dijo: “¿A quién buscáis?” Le respondieron: “A Jesús el Nazareno.” Les dijo: “Soy Yo.” Judas, que lo entregaba, estaba allí con ellos. No bien les hubo dicho: “Yo soy”, retrocedieron y cayeron en tierra.
Sería dejado sólo en su momento de aflicción
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Salmo 68: 20-21:
Bien conoces Tú mi afrenta, mi confusión y mi ignominia; a tu vista están todos los que me atribulan. El oprobio me ha quebrantado el corazón y titubeo; esperé que alguien se compadeciera de mí, y no lo hubo; y que alguno me consolara, mas no le hallé.
Zacarías 13: 7:
¡Despierta, espada, contra mi Pastor, y contra el Varón de mi compañía!, dice Yahvé de los ejércitos: ¡Hiere al Pastor! y se dispersarán las ovejas, y extenderé mi mano contra los párvulos.
Isaías 53: 6
Éramos todos como ovejas errantes, seguimos cada cual nuestro propio camino; y Yahvé cargo sobre él la iniquidad de todos nosotros.
Isaías 63: 3:
He pisado yo solo el lagar, sin que nadie de los pueblos me ayudase.
Cumplimiento
San Mateo 26: 31-46:
Entonces les dijo Jesús: “Todos vosotros os vais a escandalizar de Mí esta noche, porque está escrito: “Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.” Mas después de que Yo haya resucitado, os precederé en Galilea.” Le respondió Pedro y dijo: “Aunque todos se escandalizaren de Ti, yo no me escandalizaré jamás.” Jesús le respondió: “En verdad, te digo que esta noche, antes de que el gallo cante, tres veces me negarás.” Le replicó Pedro: “¡Aunque deba contigo morir, de ninguna manera te negaré!” Y lo mismo dijeron también todos los discípulos. Entonces, Jesús llegó con ellos al huerto llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: “Sentaos aquí, mientras voy allí y hago oración.” y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse. Después les dijo: “Mi alma esta triste, mortalmente; quedaos aquí y velad conmigo.” Y adelantándose un poco, se postró con el rostro en tierra, orando y diciendo: “Padre mío, si es posible, pase este cáliz lejos de Mí; mas no como Yo quiero, sino como Tú.” Y yendo hacia los discípulos, los encontró durmiendo. Entonces dijo a Pedro: “¿No habéis podido, pues, una hora velar conmigo? Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu, dispuesto está, mas la carne es débil.” Se fue de nuevo, y por segunda vez oró así: “Padre mío, si no puede esto pasar sin que Yo lo beba, hágase la voluntad tuya.” Y vino otra vez y los encontró durmiendo; sus ojos estaban, en efecto, cargados. Los dejó, y yéndose de nuevo, oró una tercera vez, diciendo las mismas palabras. Entonces, vino hacia los discípulos y les dijo: “¿Dormís ahora y descansáis?” He aquí que llegó la hora y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. ¡Levantaos! ¡Vamos! Mirad que ha llegado el que me entrega.”
San Mateo 26: 56:
Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron los profetas. Entonces los discípulos todos, abandonándole a Él, huyeron.
San Marcos 14: 27:
Entonces Jesús les dijo: Vosotros todos os vais a escandalizar, porque está escrito: “Heriré al pastor, y las ovejas se dispersarán”.
San Marcos 14: 32-42:
Y llegaron al huerto llamado Getsemaní, y dijo a sus discípulos: “Sentaos aquí mientras hago oración.” Tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan; y comenzó a atemorizarse y angustiarse. Y les dijo: “Mi alma está mortalmente triste; quedaos aquí y velad.” Y yendo un poco más lejos, se postró en tierra, y rogó a fin de que, si fuere posible, se alejase de Él esa hora; y decía: “¡Abba, Padre! ¡todo te es posible; aparta de Mí este cáliz; pero no como Yo quiero, sino como Tú!” Volvió y los halló dormidos; y dijo a Pedro: “¡Simón! ¿duermes? ¿No pudiste velar una hora? Velad y orad para no entrar en tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.” Se alejó de nuevo y oró, diciendo lo mismo. Después volvió y los encontró todavía dormidos; sus ojos estaban en efecto cargados, y no supieron qué decirle. Una tercera vez volvió, y les dijo: “¿Dormís ya y descansáis? ¡Basta! llegó la hora. Mirad: ahora el Hijo del hombre es entregado en las manos de los pecadores. ¡Levantaos! ¡Vamos! Se acerca el que me entrega”.
San Marcos 14: 50:
Y abandonándole, huyeron todos.
Durante su juicio no se defendería y se mantendría en silencio
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Isaías 53: 7:
Fue maltratado, y se humillo, sin decir palabra; como cordero que es llevado al matadero; como oveja que calla ante sus esquiladores, así él no abre la boca.
Jeremías 11: 19:
Yo era como un manso cordero llevado al matadero.
Cumplimiento
San Mateo 26: 62-63:
Entonces, el sumo sacerdote se levantó y le dijo: “¿Nada respondes? ¿Qué es eso que estos atestiguan contra Ti?” Pero Jesús callaba. Le dijo, pues, el sumo sacerdote: “Yo te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.”
San Mateo 27: 12-14:
Y mientras los sumos sacerdotes y los ancianos lo acusaban, nada respondió. Entonces, Pilato le dijo: “¿No oyes todo esto que ellos alegan contra Ti?” Pero Él no respondió ni una palabra sobre nada, de suerte que el gobernador estaba muy sorprendido.
San Marcos 14: 60-61:
Entonces el Sumo Sacerdote se puso de pie en medio e interrogó a Jesús diciendo: “¿No respondes nada? ¿Qué es lo que estos atestiguan contra Ti?” Pero Él guardó silencio y nada respondió. De nuevo, el Sumo Sacerdote lo interrogó, y le dijo: “¿Eres Tú el Cristo, el Hijo del Bendito?”
San Marcos 15: 3-5:
Como los sumos sacerdotes lo acusasen de muchas cosas, Pilato, de nuevo, lo interrogo diciendo: “¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.” Pero Jesús no respondió nada más, de suerte que Pilato estaba maravillado.
San Lucas 23: 4-9:
Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a las turbas: “No hallo culpa en este hombre.” Pero aquellos insistían con fuerza, diciendo: “Él subleva al pueblo enseñando por toda la Judea, comenzando desde Galilea, hasta aquí.” A estas palabras, Pilato preguntó si ese hombre era galileo. Y cuando supo que era de la jurisdicción de Herodes, lo remitió a Herodes, que se encontraba también en Jerusalén, en aquellos días. Herodes, al ver a Jesús, se alegró mucho, porque hacía largo tiempo que deseaba verlo por lo que oía decir de Él, y esperaba verle hacer algún milagro. Lo interrogo con derroche de palabras, pero Él no le respondió nada. Entretanto, los sumos sacerdotes y los escribas estaban allí, acusándolo sin tregua.
San Juan 19: 9:
Volvió a entrar al pretorio, y preguntó a Jesús: “¿De dónde eres Tú?” Jesús no le dio respuesta.
Sería acusado por falsos testigos
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Salmo 26: 12:
No me dejes entregado a la voluntad de mis enemigos, porque se han levantado contra mí falsos testigos que respiran crueldad.
Salmo 34: 11:
Se levantaron testigos de iniquidad; me pedían cuentas de cosas que yo ni conocía.
Salmo 108: 2-3:
Bocas impías y dolosas se han abierto contra mí y me hablan con lengua pérfida. Me asedian con odiosos discursos, me combaten sin motivo.
Cumplimiento
San Mateo 26: 59-60:
Los sumos sacerdotes, y todo el Sanhedrín, buscaban un falso testimonio contra Jesús para hacerlo morir; y no lo encontraban, aunque se presentaban muchos testigos falsos. Finalmente se presentaron dos.
San Marcos 14: 55-59:
Los sumos sacerdotes, y todo el Sanhedrín, buscaban contra Jesús un testimonio para hacerlo morir, pero no lo hallaban. Muchos, ciertamente, atestiguaron en falso contra Él, pero los testimonios no eran concordes. Y algunos se levantaron y adujeron contra Él este falso testimonio: “Nosotros le hemos oído decir: Derribaré este Templo hecho de mano de hombre, y en el espacio de tres días reedificare otro no hecho de mano de hombre.” Pero aun en esto el testimonio de ellos no era concorde.
Sufriría por los demás
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Isaías 53: 4-5:
Él, en verdad, ha tomado sobre si nuestras dolencias, ha cargado con nuestros dolores, y nosotros le reputamos como castigado, como herido por Dios y humillado. Fue traspasado por nuestros pecados, quebrantado por nuestras culpas; el castigo, causa de nuestra paz, cayó sobre él, y a través de sus llagas hemos sido curados.
Cumplimiento
San Mateo 8: 16-17:
Caída ya la tarde, le trajeron muchos endemoniados y expulsó a los espíritus con su palabra, y sanó a todos los enfermos. De modo que se cumplió lo dicho por medio del profeta Isaías: “Él quitó nuestras dolencias, y llevó sobre Sí nuestras flaquezas”.
San Marcos 9: 12:
Les respondió: “Elías, en efecto, vendrá primero y lo restaurará todo. Pero ¿cómo está escrito del Hijo del hombre, que debe padecer mucho y ser vilipendiado?
San Juan 11: 47-50:
Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos reunieron un consejo y dijeron: “¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchos milagros. Si le dejamos continuar, todo el mundo va a creer en Él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y también nuestro pueblo.” Pero uno de ellos, Caifás, que era Sumo Sacerdote en aquel año, les dijo: “Vosotros no entendéis nada, y no discurrís que os es preferible que un solo hombre muera por todo el pueblo, antes de que todo el pueblo perezca.”
Sería humillado y ridiculizado
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Salmo 21: 7-8:
Pero es que yo soy gusano, y no hombre, oprobio de los hombres y desecho de la plebe. Cuantos me ven se mofan de mí, tuercen los labios y menean la cabeza.
Isaías 53: 2-4:
No tiene apariencia ni belleza para atraer nuestras miradas, ni aspecto para que nos agrade. Es un hombre despreciado, el desecho de los hombres, varón de dolores y que sabe lo que es padecer; como alguien de quien uno aparta su rostro, le deshonramos y le desestimamos. Él, en verdad, ha tomado sobre sí nuestras dolencias, ha cargado con nuestros dolores, y nosotros le reputamos como castigado, como herido por Dios y humillado.
Cumplimiento
San Mateo 27: 27-30:
Entonces, los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de Él toda la guardia. Lo despojaron de los vestidos y lo revistieron con un manto de púrpura. Trenzaron también una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza, y una caña en su derecha; y doblando la rodilla delante de Él, lo escarnecían, diciendo: “’¡Salve, rey de los judíos!”; y escupiendo sobre Él, tomaban la caña y lo golpeaban en la cabeza.
San Marcos 15:16-19:
Los soldados, pues, lo condujeron al interior del palacio, es decir, al pretorio, y llamaron a toda la cohorte. Lo vistieron de púrpura, y habiendo trenzado una corona de espinas, se la ciñeron. Y se pusieron a saludarlo: “¡Salve!, rey de los judíos.” Y le golpeaban la cabeza con una caña, y lo escupían, y le hacían reverencia doblando la rodilla.
San Juan 19: 2-3:
Luego los soldados trenzaron una corona de espinas, que le pusieron sobre la cabeza, y lo vistieron con un manto de púrpura. Y acercándose a Él, decían: “¡Salve, rey de los judíos!” y le daban bofetadas.
Sería flagelado y escupido en el rostro
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Salmo 128: 3:
Sobre mis espaldas araron los aradores; abrieron largos surcos.
Isaías 50: 6:
Entregué mi espalda a los que me herían, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro ante los que me escarnecían y escupían.
Cumplimiento
San Mateo 26: 67-68:
Entonces lo escupieron en la cara, y lo golpearon, y otros lo abofetearon, diciendo: “Adivínanos, Cristo, ¿quién es el que te pegó?”
San Mateo 27: 30:
Y escupiendo sobre Él, tomaban la caña y lo golpeaban en la cabeza.
San Marcos 14: 65:
Y comenzaron algunos a escupir sobre Él, y velándole el rostro lo abofeteaban diciéndole: “¡Adivina!” Y los criados le daban bofetadas.
San Lucas 23: 16:
Por tanto, lo mandaré castigar y lo dejaré en libertad.
San Juan 19: 1:
Entonces, pues, Pilato tomó a Jesús y lo hizo azotar.
Sería golpeado en la cabeza
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Miqueas 5: 1:
¡Fórmate ahora un ejército, ciudad atacada! Nos han puesto sitio; con una vara hieren en la mejilla al juez de Israel.
Cumplimiento
San Mateo 27: 30:
Y escupiendo sobre Él, tomaban la caña y lo golpeaban en la cabeza.
San Marcos 15: 19:
Y le golpeaban la cabeza con una caña, y lo escupían, y le hacían reverencia doblando la rodilla.
Sus manos y pies serían perforados
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Salmo 21: 17-18:
Porque me han rodeado muchos perros: una caterva de malvados me encierra; han perforado mis manos y mis pies; puedo contar todos mis huesos.
Zacarías 13: 6:
Y cuando le preguntaren: “¿Qué son esas heridas en tus manos?”, contestará: “Me hicieron estas heridas en la casa de mis amigos.”
Cumplimiento
San Juan 20: 27:
Luego dijo a Tomás: “Trae acá tu dedo, mira mis manos, alarga tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente.”
Sería crucificado con malhechores
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Isaías 53: 9 y 12:
Se le asignó sepultura entre los impíos, y en su muerte está con el rico, aunque no cometió injusticia, ni hubo engaño en su boca (…) Por esto le daré en herencia una gran muchedumbre, y repartirá los despojos con los fuertes, por cuanto entregó su vida a la muerte, y fue contado entre los facinerosos.
Salmo 21, 8:
Cuantos me ven se mofan de mí, tuercen los labios y menean la cabeza.
Salmo 108, 25:
Y he venido a ser el escarnio de ellos; me miran, y hacen meneos de cabeza.
Cumplimiento
San Mateo 27: 38:
Al mismo tiempo crucificaron con Él a dos ladrones, uno a la derecha, otro a la izquierda.
San Marcos 15: 27-28:
Y con Él crucificaron a dos bandidos, uno a la derecha, y el otro a la izquierda de Él. Así se cumplió la Escritura que dice: “Y fue contado entre los malhechores.”
San Lucas 23: 32-33:
Conducían también a otros dos malhechores con Él para ser suspendidos. Cuando hubieron llegado al lugar llamado del Cráneo, allí crucificaron a Él, y a los malhechores, uno a su derecha, y el otro a su izquierda.
San Juan 19: 17-18:
Salió para el lugar llamado “El cráneo”, en hebreo Gólgotha, donde lo crucificaron, y con Él a otros dos, uno de cada lado, quedando Jesús en el medio.
Sería escarnecido y despreciado
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Salmo 21: 6-8:
A Ti clamaron, y fueron salvados; en Ti confiaron, y no quedaron confundidos. Pero es que yo soy gusano, y no hombre, oprobio de los hombres y desecho de la plebe. Cuantos me ven se mofan de mí, tuercen los labios y menean la cabeza.
Cumplimiento
San Mateo 27: 39-43:
Y los transeúntes lo insultaban meneando la cabeza y diciendo: “Tú que derribas el Templo, y en tres días lo reedificas, ¡sálvate a Ti mismo! Si eres el Hijo de Dios, ¡bájate de la cruz!” De igual modo los sacerdotes se burlaban de Él junto con los escribas y los ancianos, diciendo: “A otros salvó, a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: baje ahora de la cruz, y creeremos en Él. Puso su confianza en Dios, que él lo salve ahora, si lo ama, pues ha dicho: “De Dios soy Hijo.”
San Marcos 15: 29-32:
Y los que pasaban, blasfemaban de Él meneando sus cabezas y diciendo: “¡Bah, El que destruía el Templo, y lo reedificaba en tres días! ¡Sálvate a Ti mismo, bajando de la cruz!” Igualmente los sumos sacerdotes escarneciéndole, se decían unos a otros con los escribas: “¡Salvó a otros, y no puede salvarse a sí mismo! ¡El Cristo, el rey de Israel, baje ahora de la cruz para que veamos y creamos!” Y los que estaban crucificados con Él, lo injuriaban también.
San Lucas 23: 35-37:
Y el pueblo estaba en pie mirándolo, mas los magistrados lo zaherían, diciendo: “A otros salvó; que se salve a sí mismo, si es el Cristo de Dios, el predilecto.” También se burlaron de Él los soldados, acercándose, ofreciéndole vinagre y diciendo: “Si Tú eres el rey de los judíos, sálvate a Ti mismo.”
Él perdonaría a sus agresores
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Isaías 53: 12:
Porque tomó sobre sí los pecados de muchos e intercedió por los transgresores.
Cumplimiento
San Lucas 23: 34:
Y Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”
Tendría sed
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Salmo 21: 15-16:
Soy como agua derramada, todos mis huesos se han descoyuntado; mi corazón, como cera, se diluye en mis entrañas. Mi garganta se ha secado como una teja; mi lengua se pega a mi paladar, me has reducido al polvo de la muerte.
Cumplimiento
San Juan 19: 28:
Después de esto, Jesús, sabiendo que todo estaba acabado, para que tuviese cumplimiento la Escritura, dijo: “Tengo sed”.
Le darían a beber vinagre
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Salmo 68: 22:
Por comida me ofrecieron hiel; y para mi sed me dieron a beber vinagre.
Estas expresiones, hiel y vinagre, que para David son meras metáforas, se verificaron literalmente en Cristo moribundo.
Cumplimiento
San Mateo 27: 34:
Le dieron a beber vino mezclado con hiel; y gustándolo, no quiso beberlo.
San Mateo 27: 48:
Y en seguida uno de ellos corrió a tomar una esponja, que empapó en vinagre, y atándola a una caña, le presentó de beber.
San Marcos 15: 36:
Y uno de ellos corrió entonces a empapar con vinagre una esponja, y atándola a una caña, le ofreció de beber, y decía: “Vamos a ver si viene Elías a bajarlo.”
San Juan 19: 29:
Había allí un vaso lleno de vinagre. Empaparon pues, en vinagre una esponja, que ataron a un hisopo, y la aproximaron a su boca.
Él expresaría palabras de abandono de Dios
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Salmo 21: 1-3:
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Los gritos de mis pecados alejan de mí el socorro. Dios mío, clamo de día, y no respondes; de noche también, y no te cuidas de mí.
Salmo 21: 12-15:
No estés lejos de mí, porque la tribulación está cerca, porque no hay quien socorra… Soy como agua derramada, todos mis huesos se han descoyuntado; mi corazón, como cera, se diluye en mis entrañas.
Salmo 21: 20:
Mas Tú, Yahvé, no estés lejos de mí; sostén mío, apresúrate a socorrerme.
Cumplimiento
San Mateo 27: 46:
Y alrededor de la hora nona, Jesús clamó a gran voz, diciendo: “¡Eli, Eli!, ¿lama sabactani?”, esto es: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”
San Marcos 15: 34:
Y a la hora nona, Jesús gritó con una voz fuerte: “Eloi, Eloi, lama sabactani?”, lo que es interpretado: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Encomendaría su espíritu al Padre
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Salmo 30: 2-7:
En Ti, Yahvé, me refugio; no quede yo nunca confundido; sálvame con tu justicia. Inclina a mí tu oído, apresúrate a librarme. Sé para mí la roca de seguridad, la fortaleza donde me salves. Porque Tú eres mi peña y mi baluarte, y por la gloria de tu nombre, cuidarás de mí y me conducirás. Tú me sacarás de la red que ocultamente me tendieron, porque eres mi protector. En tus manos encomiendo mi espíritu.
Compuesta en un exceso de abandono e impotencia, esta oración de David parece, como lo han dicho muchos de los Padres, prefigurar los sufrimientos de Cristo moribundo. Al pronunciar Él en alta voz desde la Cruz el versículo 6, nos enseñó que éste es el Salmo ideal para el creyente que medita en la muerte, deseoso de mirarla con los sentimientos de dulce y omnímoda confianza que agradan a ese divino Padre que todo lo arregla siempre como conviene a nuestro mayor bien.
Cumplimiento
San Lucas 23: 46:
Y Jesús clamó con gran voz: “Padre, en tus manos entrego mi espíritu.” Y, dicho esto, expiró.
Su costado sería traspasado
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Zacarías 12: 10:
Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los habitantes de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración y pondrán sus ojos en Mí, a quien traspasaron. Lo llorarán, como se flora al unigénito, y harán duelo amargo por él, como suele hacerse por el primogénito.
San Juan cita este texto en su Evangelio, mostrando de una manera inequívoca que es una profecía dela Pasión de Cristo y de la futura conversión de los hijos de Israel, los cuales le entregaron a la crucifixión, aunque no fueron los ejecutores materiales de ella.
Cumplimiento
San Juan 19: 33-34:
Mas llegando a Jesús y viendo que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas; pero uno de los soldados le abrió el costado con la lanza, y al instante salió sangre y agua.
Apocalipsis 1: 7:
Ved, viene con las nubes, y le verán todos los ojos, y aun los que le traspasaron; y harán luto por Él todas las tribus de la tierra.
Sobre sus ropas echarían suertes
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Salmo 21: 19:
Se reparten mis vestidos, y sobre mi túnica echan suertes.
Cumplimiento
San Mateo 27: 35:
Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos, echando suertes.
San Marcos 15: 24:
Y lo crucificaron, y se repartieron sus vestidos, sorteando entre ellos la parte de cada cual.
San Lucas 23: 34:
Entretanto, hacían porciones de sus ropas y echaron suertes.
San Juan 19: 23-24:
Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, de los que hicieron cuatro partes, una para cada uno, y también la túnica. Esta túnica era sin costura, tejida de una sola pieza desde arriba. Se dijeron, pues, unos a otros: “No la rasguemos, sino echemos suertes sobre ella para saber de quién será”; a fin de que se cumpliese la Escritura: “Se repartieron mis vestidos, y sobre mi túnica echaron suertes”. Y los soldados hicieron esto.
Ninguno de sus huesos sería quebrado
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Éxodo: 12:46:
No le quebraréis ningún hueso.
Salmo 33: 20-21:
Muchas son las pruebas del justo, mas de todas lo libra Yahvé. Vela por cada uno de sus huesos; ni uno solo será quebrado.
Cumplimiento
San Juan 19: 31-36:
Como era la Preparación a la Pascua, para que los cuerpos no quedasen en la cruz durante el sábado —porque era un día grande el de aquel sábado— los judíos pidieron a Pilato que se les quebrase las piernas, y los retirasen. Vinieron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero, y luego del otro que había sido crucificado con Él. Mas llegando a Jesús y viendo que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas; pero uno de los soldados le abrió el costado con la lanza, y al instante salió sangre y agua. Y el que vio ha dado testimonio —y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad— a fin de que vosotros también creáis. Porque esto sucedió para que se cumpliese la Escritura: “Ningún hueso le quebrantaréis”. Y también otra Escritura dice: “Volverán los ojos hacia Aquel a quien traspasaron”.
Sería sepultado en una tumba de ricos
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Isaías 53: 9:
Se le asignó sepultura entre los impíos, y en su muerte está con el rico,
Cumplimiento
San Mateo 27: 57-60:
Llegada la tarde, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también era discípulo de Jesús. Se presentó delante de Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le entregase. José tomó, pues, el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en el sepulcro suyo, nuevo, que había hecho tallar en la roca. Después rodó una gran piedra sobre la entrada del sepulcro, y se fue.
San Marcos: 15: 42-46:
Llegada ya la tarde, como era día de Preparación, es decir, víspera del día sábado, vino José, el de Arimatea, noble consejero, el cual también estaba esperando el reino de Dios. Éste se atrevió a ir a Pilato, y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que estuviera muerto; hizo venir al centurión y le preguntó si había muerto ya. Informado por el centurión, dio el cuerpo a José; el cual habiendo comprado una sábana lo bajó, lo envolvió en el sudario, lo depositó en un sepulcro tallado en la roca, y arrimó una loza a la puerta del sepulcro.
San Lucas 23: 50-54:
Y había un varón llamado José, que era miembro del Sanhedrín, hombre bueno y justo —que no había dado su asentimiento, ni a la resolución de ellos ni al procedimiento que usaron—, oriundo de Arimatea, ciudad de los judíos, el cual estaba a la espera del reino de Dios. Éste fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Y habiéndolo bajado, lo envolvió en una mortaja y lo depositó en un sepulcro tallado en la roca, donde ninguno había sido puesto. Era el día de la Preparación, y comenzaba ya el sábado.
San Juan 19: 38-42:
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero ocultamente, por miedo a los judíos, pidió a Pilato llevarse el cuerpo de Jesús, y Pilato se lo permitió. Vino, pues, y se llevó el cuerpo. Vino también Nicodemo, el que antes había ido a encontrarlo de noche; éste trajo una mixtura de mirra y aloe, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en fajas con las especias aromáticas, según la manera de sepultar de los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había un jardín, y en el jardín un sepulcro nuevo, donde todavía nadie había sido puesto. Allí fue donde, por causa de la Preparación de los judíos, y por hallarse próximo este sepulcro, pusieron a Jesús.
Su cuerpo no vería la corrupción
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Salmo 15: 8-10:
Tengo siempre a Yahvé ante mis ojos, porque con Él a mi diestra no seré conmovido. Por eso se alegra mi corazón y se regocija mi alma, y aun mi carne descansará segura; pues Tú no dejarás a mi alma en el sepulcro, ni permitirás que tu santo experimente corrupción.
Empieza aquí la importante cita dogmática que San Pedro hace de este pasaje como profecía en Hechos 2: 25-28. Aquí se muestra a todas luces el carácter mesiánico de este Salmo. David no habla por su propia persona, sino en representación de Jesucristo, quien predice su Resurrección.
Isaías 55: 3:
Prestad vuestro oído y venid a Mí; escuchad, y vivirá vuestra alma, y Yo haré con vosotros una alianza eterna según las misericordiosas promesas dadas a David.
Las magníficas promesas hechas a David sólo se han de cumplir en Cristo, pues Israel no satisfizo la condición.
Cumplimiento
Hechos 2: 29-31:
Varones, hermanos, permitidme hablaros con libertad acerca del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro se conserva en medio de nosotros hasta el día de hoy. Siendo profeta y sabiendo que Dios le había prometido con juramento que uno de sus descendientes se había de sentar sobre su trono, habló proféticamente de la resurrección de Cristo diciendo: que Él ni fue dejado en el infierno ni su carne vio corrupción.
Hechos 13: 34-37:
Y que lo resucitó de entre los muertos para nunca más volver a la corrupción, esto lo anunció así: “Os cumpliré las promesas santas y fieles dadas a David.” Y en otro lugar dice: “No permitirás que tu Santo vea la corrupción.” Porque David después de haber servido en su tiempo al designio de Dios, murió y fue agregado a sus padres, y vio la corrupción. Aquel, empero, a quien Dios resucitó, no vio corrupción alguna.
Resucitaría después de su muerte
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Salmo 15: 10:
Tú no dejarás a mi alma en el sepulcro, ni permitirás que tu santo experimente corrupción.
Oseas 13: 14:
Oh muerte, yo seré tu muerte; sepulcro, yo seré tu ruina.
Cumplimiento
San Mateo 28: 2-9:
Y he ahí que hubo un gran terremoto, porque un ángel del Señor bajó del cielo, y llegándose rodó la piedra, y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago, y su vestido era blanco como la nieve. Y de miedo a él, temblaron los Guardias y quedaron como muertos. Habló el ángel y dijo a las mujeres: “No temáis, vosotras; porque sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí; porque resucitó, como lo había dicho. Venid y ved el lugar donde estaba. Luego, id pronto y decid a sus discípulos que resucitó de los muertos, y he aquí que os precederá en Galilea; allí lo veréis. Ya os lo he dicho.” Ellas, yéndose a prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, corrieron a llevar la nueva a los discípulos de Él. Y de repente Jesús les salió al encuentro y les dijo: “¡Salud!” Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y lo adoraron.
San Marcos 16: 5-7:
Y entrando en el sepulcro vieron, sentado a la derecha, a un joven vestido con una larga túnica blanca, y quedaron llenas de estupor. Mas él les dijo: No tengáis miedo. A Jesús buscáis, el Nazareno crucificado; resucitó, no está aquí. Ved el lugar donde lo habían puesto. Pero id a decir a los discípulos de Él y a Pedro: va delante de vosotros a la Galilea; allí lo veréis, como os dijo.
San Lucas 24: 1-5:
Pero el primer día de la semana, muy de mañana, volvieron al sepulcro, llevando los aromas que habían preparado. Y hallaron la piedra desarrimada del sepulcro. Habiendo entrado, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras ellas estaban perplejas por esto, he ahí que dos varones de vestidura resplandeciente se les presentaron. Como ellas estuviesen poseídas de miedo e inclinasen los rostros hacia el suelo, ellos les dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí; ha resucitado”.
Hechos 2: 32:
A este Jesús Dios le ha resucitado, de lo cual todos nosotros somos testigos.
Resucitaría al tercer día
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Jonás 2: 1
Entonces Yahvé hizo venir un pez grande para que se tragara a Jonás; y estuvo Jonás en las entrañas del pez tres días y tres noches.
Aunque la historia natural conoce casos semejantes al de Jonás, no se puede explicar el hecho de que el profeta se hallara tres días en el vientre del pez sin sufrir daño. Hay que admitir un portentoso milagro, que el mismo Jesucristo se dignó recoger y presentarnos como figura del misterio de su propia resurrección, en la cual se funda toda nuestra esperanza.
Cumplimiento
San Mateo 12: 40:
Pues así como Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches.
San Mateo 26: 61:
Finalmente se presentaron dos, que dijeron: Él ha dicho: “Yo puedo demoler el templo de Dios, y en el espacio de tres días reedificarlo”.
San Marcos 14: 57-58:
Y algunos se levantaron y adujeron contra Él este falso testimonio: “Nosotros le hemos oído decir: Derribaré este Templo hecho de mano de hombre, y en el espacio de tres días reedificare otro no hecho de mano de hombre.”
San Mateo 27: 40
Y los transeúntes lo insultaban meneando la cabeza y diciendo: “Tú que derribas el Templo, y en tres días lo reedificas, ¡sálvate a Ti mismo!”
San Mateo 27: 62-63:
Al otro día, el siguiente de la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron y fueron a Pilato, a decirle: “Señor, recordamos que aquel impostor dijo cuando vivía: “A los tres días resucitaré.”
San Lucas 24: 5-9:
“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí; ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo, estando aún en Galilea: que era necesario que el Hijo del hombre fuese entregado en manos de hombres pecadores, que fuese crucificado y resucitara el tercer día.” Entonces se acordaron de sus palabras.
Ascendería al Cielo
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Salmo 67: 18-19:
Millares y millares forman la carroza de Dios; en medio de ellos viene el Señor del Sinaí al Santuario. Subiste a lo alto llevando cautivos; recibiste en don hombres; aun los rebeldes habitarán junto a nuestro Dios.
Cumplimiento
San Marcos 16: 19:
Y el Señor Jesús, después de hablarles, fue arrebatado al cielo, y se sentó a la diestra de Dios.
San Lucas 24: 50-51:
Y los sacó fuera hasta frente a Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue elevado hacia el cielo. Ellos lo adoraron y se volvieron a Jerusalén con gran gozo.
Se sentaría a la derecha de Dios
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Salmo 109: 1:
Oráculo de Yahvé a mi Señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que Yo haga de tus enemigos el escabel de tus pies.”
“Breve por el número de las palabras, grande por el peso de las sentencias” (San Agustín), este Salmo goza del privilegio de haber sido interpretado por Jesús mismo (Mateo 22: 41-46). Después de señalar allí como autor a David, de modo que nadie pudiese negarlo, el Señor prueba con él a los judíos la divinidad de su Persona. Prueba también que el Padre le reservaba el asiento a su diestra glorificándolo como Hombre —según dice el Credo: “Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre”— y destaca sus derechos como Mesías Rey, que Israel desconoció cuando Él vino y “los suyos no lo recibieron.
Cumplimiento
San Marcos 16:19:
Y el Señor Jesús, después de hablarles, fue arrebatado al cielo, y se sentó a la diestra de Dios.
Hechos 2: 33-35:
Elevado, pues, a la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, Él ha derramado a Éste a quien vosotros estáis viendo y oyendo. Porque David no subió a los cielos; antes él mismo dice: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga Yo a tus enemigos por tarima de tus pies”.
Admirable síntesis en el Antiguo Testamento, con su cumplimiento en el Nuevo Testamento.
La Pasión de Cristo vista por los Profetas con siglos de anticipación, los cuales tenían abierto el “Rollo del Libro”.
¿No será lo mismo en su Parusía, cuando Jesucristo retorne en gloria y majestad?
¡Estudiemos las Profecías!


