Es la única colección de poesías publicadas como tal por el Padre Leonardo Castellani.
Reúne composiciones que escribió desde su partida a bordo del vapor Naboland hacia Europa, en 1946, hasta su retorno a la Patria y primer año de estadía en ella, en 1950.
Son los años más tempestuosos de su existencia. En ellos se dio el conflicto con sus superiores religiosos, que dejó honda huella en su vida y en su obra.
CANCIÓN DE CAUTIVERIO
Sarriá, 3 de julio de 1947
Tema
Preso de la esperanza, mira y canta
del nuevo estío la esperanza santa
como yació la víctima divina
presa en la tumba al pie de la colina
y no sé cómo; pero sé que quiere
sacarte de la tumba el que no muere…
Sepulto con tu Dios cierra los ojos
a este mundo caduco y sus enojos
frenando la razón, nada te irrite
hasta que el ángel grite
sobre los huesos áridos desiertos:
¡Levantaos los Muertos!
Canción
Sin duda estoy perdido
ciertamente he caído
en trampa y en tembladeral de muerte
perdí todos mis bienes
mi honor y mis sostenes
lo que hace al hombre alegre y lo hace fuerte.
No deliciosa suerte
ni gran caudal era lo que tenía
pero era en fin la vida entera mía.
Arrancaron mi túnica
otros, yo no pudiera
pegada y hecha con mi piel un pus;
quitáronme mi única
vestidura con fiera
mano, pues pide desnudez la Cruz;
a la implacable luz
de la vergüenza mis vergüenzas gimo
y al árbol de la muerte pido arrimo.
Pero tampoco puedo:
tiemblo de innoble miedo
y no podré ni aun sobre él tenderme
besar puedo al clavado
Dios, más no el leño odiado
pero por suerte estoy del todo inerme;
el ángel que no duerme
que me ha traído aquí, hada o demonia
en la Cruz me enclavó sin ceremonia.
Después de la agonía
del huerto y su porfía
basta el prestado allá consentimiento;
el resto es del verdugo;
morir por Dios me plugo
antaño, ahora con no huir consiento…
si me tuerce el tormento
estoy donde el huir es ilusorio
exactamente como el purgatorio.
De la Fe negra y mansa
y la amarga Esperanza
cautivo, y de la paz sin alegría
preso de dos quereres
y dos duendes mujeres
aguardo la tercer hada María
de Dios la Madre y mía
liberará si muero mi alma triste:
yo debo sustentar que Dios existe.
Del Amor no sé nada
no ha llegado la hora
no se da Amor en surcos de tristeza:
me falta la lanzada
terrible y redentora,
las espinas ya sé de la cabeza…
El viacrucis empieza
recién, y faltan leguas de calvario…
Pero la cruz al fin matando cesa
y el resucitamiento es necesario.
Envío
Canción, vuela a la cima expiatoria
a la región del fuego y del fundente
donde está el alma clave de mi historia
y mi alma también tendencialmente…
Pero mejor no vueles ni hagas nada
canción cándidamente encadenada…
Canción si no te has ido
vuelve, vuelve talones
que si estoy tan perdido, tan perdido
¿cómo pudiera ya cantar canciones?

