Sociedad Ecuatoriana Tradición y Acción Pro Cultura Occidental

Oración inicial para todos los días
¡Oh!, Santísima Virgen María, Reina y Madre de El Buen Suceso, que te dignaste en manifestar a través de la Sierva de Dios Madre Mariana de Jesús Torres, benemérita fundadora del Monasterio de La Inmaculada Concepción de Quito, la incomparable ternura de Vuestro Inmaculado Corazón; dejándonos maternales mensajes de salvación regeneración. Confiados y agradecidos de las inagotables bondades de Vuestra Misericordia, venimos a Vuestras Plantas para rendiros el tributo de nuestro amor y veneración.
Haced que vuestras palabras nos otorguen orientación y seguridad en medio de la actual confusión de los espíritus, para convertirnos en hijos fieles de la Santa Iglesia, dignándote alcanzarnos buenos sucesos para salvación de nuestras almas y de Vuestro querido Ecuador.
Así sea.
Quinto Día
Aplacadora de la Justicia Divina
De la ira de Dios nos esconde y Le grita al sonar la explosión: «“Son mis hijos, ¡piedad!»; a su vez, Él responde: «Son sus hijos… piedad y perdón».
¡¿Qué hubiera sido de la humanidad sin la protección maternal de María?! Tal vez, ya hubiera desaparecido.
Para que eso no ocurriera, Jesús dejó el mundo en manos de María.
Hoy, entre nosotros, se pasean triunfantes las modas obscenas y provocativas, la codicia, el indiferentismo religioso, que han convertido al hombre actual en descreído y contrario a Dios.
Vista nuestra hecatombe moral, que merece todos los flagelos y castigos que Dios ha lanzado sobre las naciones culpables, ¿quién nos podrá librar de esa sanción Divina que cada día parece mas inevitable y desgarradora? De esa sanción justísima, sólo nos puede salvar María Santísima. Pero para que su protección se haga sentir en nuestra República, debemos corregir nuestras costumbres desarregladas y hacer penitencia.
Así “el Cordero sin mancha” cambiará en bendiciones la sentencia de perdición.
Con tal fin, vengan la modestia y el pudor en la mujer y lávense los pecados con las aguas de la contrición en el tribunal de la confesión sacramental.
Solo así, “puros de corazón” podremos sobrellevar la prueba o castigo que merecemos por nuestras culpas, anunciado por María de El Buen Suceso a su sierva La Madre Mariana de Jesús Torres.
Pídase la gracia que desea alcanzar por la intercesión de la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
V: Santísima Virgen de El Buen Suceso.
R: Ruega por nosotros.
V: Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres.
R: Ruega por nosotros.
Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos colma de bienes y a los ricos despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de Su Misericordia−como lo había prometido a nuestros padres− en favor de Abraham y su descendencia para siempre.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo; como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración Final para todos los días
¡Oh! Señora del Buen Suceso, que con mirada de predilección consideráis al Ecuador atended a la tristeza de los días que atravesamos, caracterizados por la entera confusión de los espíritus.
Nuestros corazones se vuelven hacia el vuestro en la búsqueda de una luz, una ayuda, un aliento.
Que todos nos empeñemos más que nunca en invocaros como Madre de El Buen Suceso, con la esperanza de que así apresuréis para nosotros, perturbados y
confundidos, el camino de luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a vuestro Divino y Adorado Hijo.
Así sea.
