DESPUÉS DE CAER EN LA RED SE VOLVIERON PERROS MUDOS
La densa neblina que envuelve la iglesia sinodal y la supuesta tradición viene planteando, entre otros graves problemas, el de la generalización del pecado de omisión.
Reo de este pecad es aquél que, debiendo hablar, guarda silencio.
Cuando al rebaño se le viene arreando por sendas llenas de pedriscos, que hacen tropezar en la fe y la moral, urge el deber de advertirle y marcarle la despejada vía. Y hay quienes tienen el gravísimo deber de hablar en tales circunstancias. Son aquellos pastores a quienes Dios puso para enseñar, santificar y gobernar, “apacienta mis ovejas”.
Acontece hoy algo muy singular, el error en delicadísimas materias, que van acorde con el misterio de iniquidad, como la nulidad e invalidez de los sacramentos reformados por Paulo VI, principalmente el del Orden Sagrado.
Estos errores se difunden aun desde cátedras supuestamente católicas, sin que el fiel oiga una palabra que afirme la verdad, ya mutilada, violada, impugnada o maliciosamente soslayada.
Pareciera que la consigna del silencio hubiera sido impuesta con toda la fuerza de la ley; pero el verdadero fiel (como refería Mons. Lefebvre de los que le advertían el peligro de acercarse a la Roma modernista, que no eran sus sacerdotes sino los fieles laicos más allegados a él) conoce otra consigna muy diferente, es aquella de San Pablo en la Segunda Carta a Timoteo: “…predica la verdad con insistencia, oportune et inoportune”.
De aquí, de estas dos consignas tan contrarias, la estupefacción y el escándalo de los “sacerdotes” y fieles.
El pobre fiel indefenso recibe andanadas de audacias en lo teológico y en lo moral; y no hay duda que, por no abrazar el amor de la verdad, acabará por ceder y entregarse a las turbias olas de la Bestia del Mar.
Así tendremos cumplido el plan diabólico de “autodemolición” de la Iglesia, puesto que ni su teología ni su moral tienen ya vigencia.
Tal es el fruto del silencio culpable, es decir del gran pecado de omisión al que han sido arrastrados aquellos que tenían la misión de hablar con la verdad, que es Dios; han olvidado que un deber nunca se cumple inútilmente, tal vez han dudado de la eficacia de la gracia de estado y han cerrado su boca en el momento más crítico de la lucha; enmudecieron, echando sobre sus cabezas el dicterio del Profeta Isaías (56, 10): “Canes muti nescientes latrare”.
Nunca se debe pensar que la mayor o menor gravedad del deber haya de medirse según la mayor o menor probabilidad de éxito en su cumplimiento; por este camino solo se llega al exitismo vergonzoso, conformándose con el progreso material (centros de misa, seminarios, prioratos etc.).
El que está obligado a enseñar la verdad debe hacerlo, aun cuando prevea que no ha de ser escuchado; renunciar al cumplimiento de un deber es pecado de omisión, y si el deber es grave, ¿el pecado no lo será?
El pesimismo, ciertamente es una “enfermedad” que paraliza al que tiene la misión de hacer lo que por vocación le incumbe, enfermedad que hoy ha adquirido caracteres alarmantes, dejando que el feligrés marche a la deriva de la piedad y de las costumbres, abandonando las inspiradas en los inalterables dogmas que los viejos pastores (casi todos fallecidos) con insistente celo enseñaron.
Se torna pues, urgente la reacción, si no se quiere cargar con la tremenda responsabilidad de colaborar mediante la omisión a la gran pretensión de seguir demoliendo desde dentro, lo poco que queda de la Iglesia.
Todo buen católico sabe que la Iglesia es indestructible porque su fundador, Jesucristo, ha asegurado su conservación hasta el fin del mundo; pero también sabemos que en esa tarea ha querido asignar a ciertos hombres un puesto de honor que exige sacrificios.
A ese grupo de hombres han pertenecido los grandes Pontífices que no trepidaron afrontar la muerte en defensa de la pureza de la fe y de las costumbres de la grey a ellos encomendada. Ellos supieron ajustar su conducta al título con que los calificó el Maestro: “Luz del mundo”.
Un Nuevo Arrianismo 4.0 ¿en Marcha?
Coincida o no exactamente en sus líneas doctrinales y “teológicas” la naciente iglesia sinodal actual y la otrora iglesia conciliar con el arrianismo de los siglos IV y V, en resumidas cuentas, importa poco, porque el arrianismo más que una herejía con un soporte doctrinal propio, es un fenómeno religioso histórico, una actitud eclesiástica especial que se da ante circunstancias también especiales, fenómeno intrahistórico también especial.
El arrianismo se presenta como consecuencia de la relajación producida por los pocos años de paz que subsiguieron a las persecuciones, es la herejía “de los tiempos felices” de los ambientes cómodos, de un periodo de cierta tranquilidad; el arrianismo es un desligamiento de compromisos, eso sí, matrimoniado con una teología horizontal, perdón, sinodal, de tejas para abajo, materialista, socialista y antropocéntrista.
El neo-arrianismo aparece hoy, en calidad de fruto de mentes cultivadas, de intelectuales eclesio-ecológicos, se atavía con el complicado disfraz de una “súper-homo-teología” que en esencia es la negación de la propia Teología, por falta de materia de estudio. Por eso los rebrotes de arrianismo a través del tiempo se presentan engalanados con el traje de conquistas de última hora, producto de cerebros “mayores de edad”.
Mentiras formales disfrazadas de verdades materiales
El arrianismo de hoy viene adornado por todas las seducciones posibles: pacifismo, liberalismo, ecologismo, igualitarismo, antropocentrismo, homosexualismo, tradimodernismo; por eso arrastra oleadas de almas incautas; se nutre de atractivas mentiras disfrazadas de verdades salpicando a su alrededor utópicas ilusiones multicolores de un mundo mejor (World gay friendly).
A lo largo de los siglos se han presentado dentro de la sociedad eclesiástica invasiones de “arrianismo” (herejías).
1054 se indica normalmente como el año del cisma de Oriente, fue en realidad el resultado de un largo período de distanciamiento progresivo teológico y político, fue consumada esta herejía después de innumerables vicisitudes y angustias.
Los cambios del mundo y la nueva visión en el humanismo-renacentista, surge en Europa en el siglo XIV y recibe el nombre de renacimiento. La degradación de la vida sobrenatural como vector de irradiación se apoya en el Humanismo Naturalista para lanzar un nuevo pensamiento que perdura hasta nuestros días.
La tercera oleada arriana es la reforma protestante del Siglo XVI. Se presenta después del Renacimiento, como subproducto del despertar intelectual en los inquietos pueblos europeos. El empuje de esta nueva invasión de arrianismo es formidable y casi invencible, se propaga como una onda magnética en los terrenos favorables de los países nórdicos. Si doctrinalmente no corresponde del todo a las predicaciones de Arrio, prácticamente está basada en los mismos principios: autosuficiencia del hombre, libre examen, libre confección por parte de todos de su teología particular.
Este nuevo arrianismo del Siglo XVI no pudo ser del todo vencido, los poderes civiles de Alemania e Inglaterra han visto que las teorías protestantes ponen la Iglesia de Cristo en sus manos y se encargan de imponerlo a sangre y fuego en sus dominios, arrancando de los pueblos la fe por la fuerza. Lo que comenzó por ser una conflagración ideológica, se convierte en un cisma indestructible.
La cuarta invasión de arrianismo se presenta con el liberalismo democrático, dando pie al igualitarismo civil y político revolucionario francés, poniendo en un pedestal el divino 51%.
La quinta embestida arriana la completa el comunismo con el igualitarismo económico, de clases y de derechos. El comunismo afirma que todos los hombres son exactamente iguales, por lo tanto, en todos los órdenes, y que deben ser iguales, por lo tanto, en todos sus derechos, y que no debe haber diferencias de clases ni de géneros en la sociedad, ni gobernantes ni gobernados, ni pobres ni ricos, ni capitalistas ni obreros, ni padres ni hijos, ni hombres ni animales sino cosas.
A simple vista salta la falsedad de estas afirmaciones, pues, aunque todos los hombres somos iguales en abstracto en la línea de la naturaleza humana, pues todos tenemos alma y cuerpo y derechos iguales inherentes a la persona humana; en concreto, en el plano individual y social, no somos iguales, ni podemos serlo, pues la misma naturaleza ha establecido diferencias: unos son ciegos otros no lo son, unos en perfecto uso de sus facultades otros retrasados mentales, unos sanos otros enfermos, unos con gran capacidad de trabajo otros perezosos, unos dotados de inteligencia otros de escasa, unos de alma grande otros pusilánimes, y por último los padres dan la vida y los hijos la reciben.
Decía el Gran León XIII “La sociedad humana tal como ha sido constituida por Dios, está compuesta de elementos desiguales, como son desiguales los miembros del cuerpo humano, hacerlos a todos iguales es imposible porque ello implicaría la destrucción de la propia sociedad”.
La sexta invasión de arrianismo se ha presentado en nuestros días con la tergiversación abusiva de la doctrina de la Iglesia por medio de las corrientes innovadoras del cáncerliabulo Vaticano II; actualmente no nos hallamos en la cúspide de esta invasión arriana, pero marcha velozmente hacia ella, igual que en los siglos IV y XVI, viene a caballo y para vencer, moldeado esta vez por los adelantos sorprendentes de la técnica.
Esta última herejía modernista preñada del Anticristo está moldeándose sinodalmente, pero, si tampoco reproduce exactamente la teología de Arrio, camina sobre los mismos fundamentos básicos: Soberbia Intelectiva, Espíritu Demoledor del mismo Cristo, proliferación de doctrinas y pensamientos irradiantes de Misterio de Iniquidad.
Notemos que cada vez que el hombre religioso cree haber llegado al Nirvana de suficiencia teológica, se produce una explosión arriana.
Lo mismo que en la primera, en la segunda, en la quinta y en la última invasión, al arrianismo parece acompañarle el éxito, cae el alcázar, se derrumban las torres, abdican las conciencias; en el siglo V hubo un momento en que el noventa por ciento de la Iglesia era arriana, en nuestra época la marea arriana sinodal parece llamada a devorar lo poco que queda de la catolicidad.
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Un futuro nada alentador
Como lo sentenció Lenin, cuando el capitalismo piense que el comunismo ha desaparecido lo aplastaremos con el puño cerrado. Es lo que pasará con el movimiento Tradicionalista, específicamente con la Neo Fraternidad, hoy con solo dos Obispos.
Si bien el nuevo “Matías” (Vitus Hounder) había “sustituido” a Mons. Richard Williamson, había salido de las filas modernistas.
Si bien hoy ya dio cuentas al Dios Todo Poderoso, vale la pena conocer su pensamiento “pos mortem” dejado en una larga auto entrevista o conferencia antes de su muerte.
Conferencia Marzo 2023, muerte abril 2024
Extracto de la “auto conferencia”:
“A través de una carta del 9 de enero de 2015, recibí la orden de iniciar un diálogo con los representantes de la Fraternidad San Pío X. Esta carta era del cardenal Gerhard Müller, prefecto de la Congregación Romana para la Doctrina de la Fe. El objetivo era iniciar una relación amistosa y humana con la Fraternidad. Por otro lado, era necesario abordar cuestiones doctrinales de la iglesia relacionadas con los documentos del Concilio Vaticano II, además de otros asuntos concernientes a las declaraciones de Roma de años anteriores. Se trataba particularmente de cuestiones relativas a la liturgia, y más específicamente a la auténtica Misa romana. Los otros temas tenían que ver con la autocomprensión de la Iglesia, el ecumenismo, las relaciones entre Iglesia y Estado, el diálogo interreligioso y la libertad religiosa. Esta misión condujo, desde el 9 de abril de 2015, a contactos regulares con la Fraternidad, ya fuera con los superiores generales o con otros representantes.
Estas relaciones y discusiones tenían como objetivo allanar el camino para el reconocimiento canónico de la FSSPX. La reunión del 17 de abril de 2015 en Suiza, en San Galo (¿Dónde se reúne la mafia?) fue de particular importancia. En 2019, cuando tenía 77 años, finalizó mi mandato como obispo diocesano de Coira. Fue entonces cuando tuve la oportunidad de retirarme a un colegio de la Fraternidad.
Esta decisión fue evaluada positivamente por la Comisión Ecclesia Dei, que me dio permiso explícito para hacerlo. Esto me dio la oportunidad de conocer mejor la vida interna de la FSSPX y su obra. De esta manera, como obispo diocesano experimentado, pude comparar la situación de la fe en la Fraternidad con la existente en una diócesis o parroquia “normales”. Mi objetivo al hacer esto era presentar informes relevantes al Papa Francisco.
Se avecina un negro panorama para la Neo Fraternidad
Distintas etapas de una vida (sigue hablando el conferenciante)
La experiencia de vida de un contemporáneo del Concilio era de gran importancia para estas conversaciones con la FSSPX. Por lo tanto, me gustaría comenzar dando una visión general de mi propio pasado. Los pontificados de los Papas que marcaron mi vida son importantes para mí. Porque se trata de una cuestión de la Iglesia y de la fe. ¿Con qué Papas me reuní? ¿A qué Papas conozco?
Como nací en 1942, recuerdo bien la figura alta y delgada del Papa Pío XII. También recuerdo las dos canonizaciones de Pío X y María Goretti. Cuando Pío XII murió en 1958, yo tenía 16 años.
Luego viví el pontificado del Papa Juan XXIII (1958-1963). Fue bajo su mandato que se publicó el Misal de 1962, con el rito romano de la Misa tal como se usa hoy. El Papa Juan anunció el Concilio Vaticano II, ordenó su preparación, y lo inauguró en 1962. Viví este período siendo estudiante de preparatoria.
La Iglesia experimentó una gran conmoción con el pontificado de Pablo VI (1963-1978). Bajo este Papa fui ordenado sacerdote en 1971. Este fue el verdadero pontificado del Concilio y un punto de inflexión dentro de la Iglesia. El mismo Papa, conservador en apariencia, era muy favorable a los círculos liberales y progresistas que gozaban de su favor. Este pontificado adquirió su propia importancia mediante la introducción de la nueva liturgia en 1969 (y los NUEVOS SACRAMENTOS). Esta introducción se llevó a cabo con la constitución Apostólica Missale Romanum ex decreto Concilii Oecumenici Vaticani II instauratum. Así fue como comenzó el gran calvario de la Iglesia, provocado desde su interior, y que se prolonga hasta hoy. En las últimas décadas, nada ha sido tan perjudicial para la unidad de la Iglesia como el nuevo Ordo litúrgico.
El pontificado del Papa Juan Pablo I (1978) fue breve, mientras que el reinado del Papa Juan Pablo II (1978-2005) fue largo. Podemos llamarlo el pontificado de la implementación y consolidación de los impulsos de Vaticano II. Esto se refleja particularmente en numerosas encíclicas y otros escritos doctrinales, en la publicación del nuevo Código de Derecho Canónico (1983), así como en la elaboración del Catecismo de la Iglesia Católica (1992). En este contexto, cabe destacar la iniciativa del Papa para la llamada reunión de Asís (27 de octubre de 1986). Una reunión de oración con los representantes de las religiones del mundo. Para muchos fieles, este evento fue una gran conmoción y provocó una considerable pérdida de confianza hacia los líderes de la Iglesia y su ortodoxia.
Juan Pablo II fue sucedido por el Papa Benedicto XVI (2005-2013). En 2007, este último me nombró obispo de Coira. Su pontificado es el de la continuidad, o al menos un deseo de continuidad. El Papa Benedicto XVI comprendió como pocos el desgarro creado en la Iglesia por Vaticano II y el período que siguió. Intentó reparar este desgarro a través de una teología de la continuidad, especialmente en lo relacionado a la liturgia. A tal efecto desarrolló la llamada hermenéutica de la continuidad. Su pontificado es un pontificado de conciliación, incluso un intento de curar una herida. El Papa Benedicto XVI trató de remediar las consecuencias negativas del Concilio.
En este sentido, cabe destacar el año 2007, el año de la carta apostólica Motu Proprio Summorum Pontificum del 7 de julio del mismo año. Con esta carta, el Papa deseaba restaurar en la Iglesia la liturgia romana tradicional. En 2009, levantó la injusta excomunión de Monseñor Lefebvre y de los obispos de la Fraternidad a quienes había consagrado. De esta forma reparó parcialmente una injusticia que pesaba sobre la Iglesia.
En 2013, el Papa Francisco asumió el liderazgo de la Iglesia universal. (Nótese que no la llama Iglesia Católica, la nombra con el mote que la masonería usa para referirse a su proyecto religioso anticrístico de fraternidad universal o Nuevo Orden Mundial) Podemos llamar a su pontificado, tal como se vislumbra hasta hoy, un pontificado de ruptura. Es una ruptura con la Tradición. Esto se refleja en el hecho de que constantemente reprime la Tradición y a los fieles que se adhieren a ella. Por otro lado, realiza actos que van claramente en contra de la Tradición. Este deseo de ruptura se manifiesta en particular en las dos cartas apostólicas Traditionis Custodes (julio 16, 2021) y Desiderio Desideravi (junio 29, 2022). Con estas cartas, el Papa quiere erradicar la liturgia romana tradicional. Además, se muestra como un ferviente defensor de la llamada religión universal. (Fraternidad universal, iglesia universal y religión universal ¿no son acaso principios masónicos? el que lea entienda) Para muchos fieles, esto es un punto de fricción. Finalmente, en lo concerniente la FSSPX, su decisión sobre la jurisdicción de la confesión y los matrimonios es importante.
La causa de la crisis (sigue Vitus)
Pasemos a la pregunta: ¿cuál es la causa de la grave crisis de la Iglesia? Como ya he indicado, la causa de la grave crisis de la Iglesia radica en la evolución de la vida eclesiástica hace setenta u ochenta años, lo cual coincide bastante con mi vida hasta ahora. Para ser honesto, los inicios de la crisis se remontan al período anterior al Concilio Vaticano II. Pero el Concilio (1962-1965) y el período que siguió fueron el punto de partida de los ataques oficiales, silenciosos pero exitosos, contra el Magisterio anterior y la práctica precedente de la fe de la Iglesia.
La posición del arzobispo Lefebvre sobre el Concilio se manifiesta claramente en una reunión con el Papa Juan Pablo II el 18 de noviembre de 1978. Su posición también es perfectamente correcta. En una carta, el prelado escribe lo siguiente: “En cuanto al Concilio, dije [al Papa] que estaría dispuesto a firmar una frase como esta: “Acepto las Actas del Concilio interpretadas en consonancia con la Tradición”. Al Papa le pareció completamente satisfactorio y normal.
Es igualmente correcta la actitud del arzobispo hacia la Sede de Pedro y el Vicario de Cristo. Por ejemplo, cuando dice: “Es cierto que el Papa está imbuido de principios liberales… Si bien este hecho nos impide seguirlo cuando actúa o habla en conformidad con estos errores, esto no debe conducirnos al irrespeto ni al desprecio, aunque solo sea por consideración a la Sede de Pedro que ocupa. Debemos orar por él para que afirme únicamente la Verdad, y trabaje exclusivamente para el establecimiento del Reino de Nuestro Señor”.
Un pontificado de ruptura con la tradición, para unir la tradición
Como podemos ver la adhesión de Vitus Hounder a la Neo fue orquestada por la mafia de “San Galo” misma, que orquestó la elección de “Decime Jorge” en la abadía de San Galo.
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Otro que abrió su piquito en conferencia a principios de este 2024 fue “Sathanasius” Schneider “obispo” de “Kasajsatán”, otro lobo con piel de oveja, viejo conocido nuestro.
El conflicto entre el Vaticano y la FSSPX
“…Sí, sería deseable. También lo he intentado en esa dirección. El Papa Francisco se había reunido con otros obispos, incluido el obispo Hounder, hace unos 7 años pidió visitar la Hermandad Pío X con el Obispo Fellay, hablé con algunos teólogos y asistí a algunos seminarios. Tuve una buena impresión, yo también tengo uno positivo Informe escrito a Roma y la presentación de una propuesta concreta. En aquel entonces, creo, eso fue hace 7 años. Escribí específicamente a la Santa Sede, al Papa. También le expliqué al cardenal Müller, entonces miembro de la Comisión Ecclesia Dei, fue responsable, de que, a partir de la experiencia, dentro de la historia de la iglesia tener con una comunidad dificultades por ciertas razones. Roma ha mostrado mucha acomodación por razones pastorales.
Sí, siempre se trataba específicamente de ciertos puntos que eran controvertidos. Es decir, el Concilio como tal, luego la nueva Misa, la llamada nueva misa y el nuevo credo. Según recuerdo, esos fueron los tres grandes problemas difíciles de resolver.
Roma siempre ha insistido en su punto de vista y ha querido lo máximo. Dije: ¿Por qué exigir el máximo aquí? Estén contentos, si la Hermandad Pío X ya acepta algo, ya luego puedes solucionar más las cosas. Cuando la Hermandad Pío X esté plenamente integrada canónicamente, Entonces podemos discutir más. Pero te doy este reporte, la iglesia también debe mostrar confianza para construir confianza mutua. Y tenía una sugerencia sobre la Misa. La Hermandad Pío X reconoce la misa (nueva) como válida y la denomina legítima.
Esta expresión legítima significa básicamente también que la nueva misa está en orden.
Sugerí a la Santa Sede: alégrense si la Fraternidad San Pío X confiesa: Reconocemos la validez de la nueva misa y todos los sacramentos (Por lo mismo se acabaron las ordenaciones sub condicione, la cual no se administró a Vitus Hounder) según las ediciones auténticas de la Santa Sede de la Editio Typica. Así que no necesariamente la traducción, sino el texto latino según la Santa Sede.
El arzobispo siempre reconocía la nueva misa, según el texto en sí. Y luego dije que eso sería suficiente. Más tarde podrás discutir la legitimidad o las deficiencias, etc.
Y luego el concilio. La Hermandad Pío X dice que el Concilio es reconocido como tal.
Es simplemente un hecho. Fue un concilio legítimamente convocado de un papa legítimo y fue legítimamente terminado por un papa legítimo. Y nadie puede negar, salvo quizás tal vez algunos sedevacantistas, quienes lo niegan, pero la Hermandad Pío X no lo niega.
Este fue un concilio en la vida de la Iglesia Católica. En general, también llamado concilio ecuménico como tal. Y dije: eso será suficiente. Y luego que acepten todas las declaraciones del Concilio, que están completamente de acuerdo con la tradición de la Iglesia. La Hermandad Pío X lo hará sin problemas.
Y luego que, en esos puntos, que parecen más difíciles de conciliar con la consistente tradición de la Iglesia, se les permita hacer sugerencias a este respecto: enmiendas, sugerencias para mejorar estas formulaciones. Y en mi opinión eso sería completamente legítimo porque los textos de la Hermandad Pío X los llamados textos o declaraciones del Concilio objetables no son decisiones ex cathedra. No son declaraciones definitivas del Magisterio, sino más bien de carácter pastoral, que es lo que también dijo el Concilio. Y por tanto es enteramente legítimo que no haya declaraciones definitivas del Magisterio. Puede sugerir cambios e incluso mejoras, correcciones, por qué no. y eso acabaría con todo, el problema quedaría también solucionado. Fue un concilio legítimo.
Sí, creo que esos fueron los más importantes. Y si hubieras aceptado eso, entonces se habría encontrado una solución canónica, una solución bajo el derecho canónico. Pero lamentablemente para Dios lo que propuse en aquel entonces no fue aceptado, y Mons. Fellay también habría estado dispuesto a aceptar estos puntos. El Papa Francisco ya lo ha solucionado en parte, gracias a Dios. Dio a los sacerdotes de la Hermandad Pío X permiso general para confesar y así el permiso para confesar es una forma de jurisdicción del sacerdote. Y eso es también una señal de que un sacerdote cismático no podrá ejercer jurisdicción. Sería una contradicción en los términos. Y de ahí también el hecho de que todos los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X sean ordinarios.
Tener el poder de confesar es señal de que no pueden ser cismáticos, en el foro externo. En el interno es imposible saber qué actitud tiene cada sacerdote en su alma. Esto significa que la iglesia no puede ver lo que piensa alguien, pero sí externamente, en el forum externum. Y luego también gracias a la concesión del Papa, el permiso, la posibilidad de ayudar en los matrimonios canónicos. Y eso es lo que se está haciendo. Muchos obispos y sacerdotes dan Licencia de asistencia matrimonial para los sacerdotes de la Hermandad Pío X. También forma parte del ejercicio de la competencia, incluso en este caso. Y que yo sepa, también escuché que el obispo Fellay dijo una vez: que la Santa Sede le concede, a los obispos de la Fraternidad San Pío X el permiso para dar las ordenaciones. Yo sé eso. No lo he visto yo mismo el texto, pero escuché eso. Si ese es el caso, eso es todo. Un paso más en la regularización de la situación de la Hermandad Pío X.
Después de completar la tarea, el Santo Padre Francisco en su propia carta dio a todos los sacerdotes de la Hermandad Pío X permiso para celebrar legítimamente la Santa Misa y así el problema se resuelve de hecho, porque todo giraba en torno a la misa. Y le pregunté (al “papa”) porque si ya les había dado permiso para confesar que está relacionado con la Santa Misa, el sacramento de la confesión y la Eucaristía esto sería obvio para los creyentes y también como un signo de confianza y una edificación de Confianza del Santo Padre para realizar progresivamente la regularización canónica. Y eso sería un gran paso hacia la creación de confianza por parte de ambas partes del Vaticano y de la Fraternidad San Pío X. Y un gran paso hacia una posterior regularización canónica.
Espero que tal vez pueda suceder. Si tuviera otra oportunidad, estar con el Papa, le pediría nuevamente que lo haga. Y sí, lo mejor sería, por supuesto, que el Papa se lo regalara a la Fraternidad San Pío X. Una forma canónica, aunque por el momento sólo sea provisional, hay diferentes formas que son posibles. La Hermandad Pío X tiene permiso canónico para existir y esto tiene un efecto pastoral.
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El Padre Benoit de Jorna, superior del Distrito de Francia, publicó el mes de junio pasado una carta sobre la situación actual de la Iglesia.
Hace treinta y seis años, el 30 de junio de 1988, monseñor Lefebvre llevó a cabo la “operación de supervivencia” de la Tradición católica al consagrar cuatro obispos auxiliares de la Fraternidad San Pío X, comienza diciendo el sacerdote.
El Padre Benoit explica que monseñor Lefebvre «comprendió, en la oración y en la meditación, que la voluntad de Dios era darse auxiliares, luego sucesores, en el oficio episcopal de conferir el sacramento de la confirmación y el sacramento del orden, para que la Iglesia continúe» ante la «ceguera inexplicable» de las autoridades eclesiásticas de aquel momento.
La tensión entre modernidad y tradición no se debe convertir en un ejercicio de batalla espiritual. Sínodo de la sinodalidad.
“Para conservar plenamente hoy la fe, no podemos vacilar, transigir, diluirnos: correríamos el peligro mortal de deslizarnos por la pendiente del descuido. Al contrario, y no es fácil, debemos ir constantemente contra la corriente, ir en contra del pensamiento dominante, reaccionar ante el mal que nos rodea y trata de penetrarnos, se lee en su misiva.
El padre Benoit de Jorna explica en la carta que hace ya 36 años desde que Mons. Lefebvre consagró a los cuatro obispos por lo que “como la situación eclesial no ha mejorado desde 1988, es necesario pensar en ayudar a los que algún día serán sus sustitutos”, sugiere el sacerdote francés.
“Cuando el Superior general anuncie tal decisión, debemos esperar un estallido mediático contra los fundamentalistas, los rebeldes, los cismáticos, los desobedientes, etc. En ese momento tendremos que afrontar contradicciones, insultos, desprecios, rechazos, quizás incluso rupturas con personas cercanas, añadió.
Si la Roma modernista ofrece a la tradimodernista FSSP las ayudas más oportunas, ¿qué le prepara a la Neo Fraternidad?





