Con conmemoración del XX Domingo de Pentecostés

PARA AQUELLOS QUE NO TIENEN LA POSIBILIDAD DE ASISTIR A LA SANTA MISA
Recordamos a nuestros queridos lectores la posibilidad santificar el día Domingo a través de Nuestro Blog.
En la parte superior del mismo se encuentra una pestaña o página donde están los diferentes medios para realizar la Santificación del Día Domingo o Fiestas de Precepto, además de contar con los Sermones de los Queridos Padres: Juan Carlos Ceriani y Basilio Méramo.
A continuación, los propios del:
SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEÑORA DEL SANTÍSIMO ROSARIO
Con conmemoración del XX Domingo de Pentecostés
Introito
Alegrémonos todos en el Señor, al celebrar esta fiesta en honor de Santa María Virgen; de cuya solemnidad se alegran los Ángeles, y alaban a una al Hijo de Dios. Rebosando está mi corazón en sublimes pensamientos; consagro mis obras al Rey. Gloria al Padre…
Colecta
Oh Dios, cuyo Unigénito nos alcanzó, por medio de su vida, de su muerte y de su resurrección, los premios de la salud eterna; haz, te suplicamos, que al celebrar estos Misterios en el Santísimo Rosario de la Virgen Santa María, imitemos lo que contienen y consigamos lo que prometen. Por N.S.J.C.
Conmemoración del XX Domingo de Pentecostés
Os rogamos, Señor, concedáis benigno a vuestros fieles el perdón y la paz, a fin de que a la vez se purifiquen de todas sus manchas, y os sirvan con tranquilidad de espíritu. Por N.S.J.C.
Epístola.
(Del Libro de los Proverbios, VIII)
El Señor me poseyó desde el comienzo de sus caminos, antes de hacer nada, desde el principio. Fui decretada eternamente, desde antiguo, antes que fuera hecha la tierra. Aún no existían los abismos, y yo ya había sido concebida. Ahora, pues, hijos, escuchadme: Bienaventurados los que guardan mis caminos. Oíd el consejo, y sed sabios, y no lo despreciéis. Bienaventurado el hombre que me escucha y que vela todos los días a mi puerta, y observa los umbrales de mi puerta. El que me hallare a mí, hallará la vida, y beberá la salud en el Señor.
Gradual
Por la verdad, la mansedumbre y la justicia, tu diestra hará maravillas. Escucha, hija, y considera, inclina tu oído; porque se ha prendado el Rey de tu hermosura.
Aleluya.
Aleluya, aleluya. Hoy es la solemnidad de la gloriosa Virgen María, de la familia de Abraham, nacida de la tribu de Judá, de la clara estirpe de David. Aleluya
Evangelio
(Según San Lucas, I, 26-38)
En aquel tiempo, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazareth, a una Virgen desposada con un varón llamado José, de la casa de David: y el nombre de la Virgen era María. Y, entrando a ella el Ángel, dijo: Salve, llena de gracia: el Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando lo oyó, se turbó de sus palabras, y pensaba qué saludo fuese aquel. Entonces le dijo el Ángel: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; he aquí que concebirás en tu seno, y darás a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor, Dios, el trono de David, su padre, y reinará eternamente en la casa de Jacob, y su reinado no tendrá fin. Dijo entonces María al Ángel: ¿Cómo sucederá eso? Porque no conozco varón. Y, respondiendo el Ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra y, por eso, lo Santo, que nacerá de ti, se llamará Hijo de Dios. Y he aquí que Isabel, tu parienta, ha concebido también en su vejez un hijo y, la que se llamaba estéril, está ya en el sexto mes. Porque para Dios no hay nada imposible. Dijo entonces María: He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra.
Ofertorio.
En mí está la gracia de todo camino y de la verdad, en mí está la esperanza de la vida y de la virtud; yo he fructificado como el rosal plantado junto a los ríos de las aguas.
Secreta.
Te suplicamos, Señor, hagas que nos adaptemos convenientemente a estos dones que van a ser ofrecidos; y haz que celebremos de tal modo, por medio de los Misterios del Santísimo Rosario, la vida, la pasión y la gloria de tu Unigénito, que nos hagamos dignos de sus promesas. El cual vive y reina contigo…
Conmemoración del XX Domingo de Pentecostés
Os rogamos, Señor, que estos misterios nos sean remedio celestial, y purifiquen de toda suerte de vicios nuestros corazones. Por Nuestro Señor Jesucristo… Por N.S.J.C.
Prefacio
Prefacio de la Santísima Virgen María:
Latín
Vere dignum et iustum est, æquum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, æterne Deus. Et te in Ferstivitate beatæ Mariæ semper Virginis collaudare, benedicere et prædicare. Quæ et Unigenitum tuum sancti Spiritus obumbratione concepit: et virginitatis gloria permanente, lumen æternum mundo effudit, Iesum Christum Dominum nostrum.
Per quem maiestatem tuam laudant Angeli, adorant Dominationes, tremunt Potestates. Cæli, cælorumque Virtutes, ac beata Seraphim, socia exsultatione concelebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admitti iubeas, deprecamur, supplici confessione dicentes:
Sanctus, Sanctus, Sanctus
Castellano
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, que en todo tiempo y lugar te demos gracias, Señor santo, Padre todopoderoso, Dios eterno. Y el alabarte, bendecirte y glorificarte en la Fiesta de la bienaventurada siempre Virgen María, que habiendo concebido a tu único Hijo por virtud del Espíritu Santo, dio a luz, conservando siempre la gloria de su virginidad, a la Luz eterna, Jesucristo Nuestro Señor.
Por Quien los Ángeles alaban a tu Majestad, las Dominaciones la adoran, tiemblan las Potestades; los Cielos y la Virtudes de los cielos y los bienaventurados Serafines la celebran con recíproca alegría. Te rogamos que, con sus alabanzas, recibas también las nuestras, cuando te decimos con humilde confesión:
Sanctus, Sanctus, Sanctus
Comunión.
Floreced, flores, como el lirio, y dad olor, y echad graciosas ramas, entonad cánticos, y alabad al Señor en sus obras.
Poscomunión.
Te suplicamos, Señor, seamos ayudados por las preces de tu Santísima Madre, cuyo Rosario celebramos; para que percibamos la virtud de los Misterios que hemos celebrado y alcancemos el efecto de los Sacramentos que hemos recibido. Tú que vives…
Conmemoración del XX Domingo de Pentecostés
Para que seamos dignos, oh Señor, de vuestros sagrados dones, os rogamos nos hagáis obedecer siempre a vuestros mandamientos. Por N.S.J.C.
Último Evangelio, tomado del Evangelio del XX Domingo de Pentecostés
(San Juan, IV, 46-53) En aquel tiempo: Había en Cafarnaúm un señor de la corte, que tenía un hijo enfermo. Este tal, habiendo oído decir que Jesús venía de Judea a Galilea, fue a encontrarle, suplicándole que bajase desde Caná a Cafarnaúm a curar a su hijo que estaba muriéndose. Pero Jesús le respondió: Vosotros si no veis milagros y prodigios no creéis. Le instaba el de la corte: Ven, Señor, antes que muera mi hijo. Le dice Jesús: Anda, que tu hijo está bueno. Creyó aquel hombre a la palabra que Jesús le dijo, y se marchó. Yendo ya hacia su casa, le salieron al encuentro los criados, notificándole que su hijo estaba ya bueno. Les preguntó a qué hora había sentido mejoría. Y le respondieron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. Reflexionó el padre que aquélla era la hora misma en que Jesús le dijo: Tu hijo está bueno; y así creyó él y toda su familia.
