PARA SANTIFICAR EL DOMINGO-NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

PARA AQUELLOS QUE NO TIENEN LA POSIBILIDAD DE ASISTIR A LA SANTA MISA

Recordamos a nuestros queridos lectores la posibilidad santificar el día Domingo a través de Nuestro Blog.

En la parte superior del mismo se encuentra una pestaña o página donde están los diferentes medios para realizar la Santificación del Día Domingo o Fiestas de Precepto, además de contar con los Sermones de los Queridos Padres: Juan Carlos Ceriani y Basilio Méramo.

A continuación, los propios del:

NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
(Con conmemoración del 16º Domingo de Pentecostés)

Introito
Salve, Santa Madre, que diste a luz al Rey que rige el cielo y la tierra por los siglos de los siglos. Brota de mi corazón una palabra buena: dedico mis obras al Rey. Gloria al Padre…
Colecta
Suplicámoste, Señor, concedas a tus siervos el don de la gracia celestial: a fin de que aquellos para quienes el parto de la Santa Virgen fue el origen de la salud, la votiva solemnidad de su Natividad les dé aumento de la paz. Por Nuestro Señor Jesucristo.
Conmemoración
Os rogamos, Señor, que vuestra gracia nos prevenga y acompañe siempre, y nos haga solícitos y constantes en la práctica de las buenas obras. Por N.S.J.C.…
Epístola
(Del Libro de los Proverbios, VIII, 22-35):

El Señor me tuvo consigo al principio de sus obras, antes que al principio hiciese él cosa alguna. Desde la eternidad fui constituida, desde el comienzo, antes que fuese hecha la tierra. No existían aún los abismos y yo estaba ya concebida: no habían brotado aún las fuentes ni los montes: antes que los collados, fui dada a luz: aun no había criado la tierra, ni los ríos, ni los ejes del orbe de la tierra. Cuando él preparaba los cielos, yo estaba presente: cuando con ley fija encerraba él los mares dentro de su ámbito: cuando sujetaba en lo alto las nubes y equilibraba las fuentes de las aguas: cuando circunscribía al mar en sus términos e imponía ley a las aguas para que no traspasasen sus límites: cuando asentaba los cimientos de la tierra Con él estaba yo disponiendo todas las cosas: y me deleitaba todos los días jugueteando ante él todo el tiempo: jugueteando en el orbe de la tierra: siendo mis delicias estar con los hijos de los hombres. Ahora pues, hijos míos, oídme: Bienaventurados quienes siguen mis caminos. Atended al consejo y sed sabios, y no lo menospreciéis. Bienaventurado el hombre que me escucha y vela a mis puertas cada día y guarda las jambas de mis entradas. Quien me hallare, hallará la vida y alcanzará del Señor la salvación.
Gradual
Bendita y venerable eres, oh Virgen María: que, sin mancha del pudor, fuiste Madre del Salvador. Oh Virgen, Madre de Dios: Aquel a quien todo el orbe no puede contener, se encerró, hecho hombre en tus entrañas.
Aleluya
Aleluya, aleluya. Eres feliz, oh sagrada Virgen María, y dignísima de toda alabanza: porque de ti nació el Sol de justicia, Cristo, nuestro Dios. Aleluya.
Evangelio
(Comienzo del Santo Evangelio según San Mateo, I, 1-16):

Libro de la generación de Jesucristo, Hijo de David, Hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac. E Isaac engendró a Jacob. Y Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Y Judá engendró a Fares y a Zaran de Tamar. Y Fares engendró a Esrón. Y Esrón engendró a Arán. Y Arán engendró a Amínadab. Y Amínadab engendró a Naasón. Y Naasón engendró a Salmón. Y Salmón engendró a Booz de Rahab. Y Booz engendró a Obed de Ruth. Y Obed engendró a
Jessé. Y Jessé engendró al rey David. Y el rey David engendró a Salomón de aquella que fue de Urías. Y Salomón engendró a Roboán. Y Roboán engendró a Abías. Y Abías engendró a Asa. Y Asa engendró a Josafat. Y Josafat engendró a Jorán. Y Jorán engendró a Ozías. Y Ozías engendró a Joatán. Y Joatán engendró a Acaz. Y Acaz engendró a Ezequías. Y Ezequías engendró a Manasés. Y Manasés engendró a Amón. Y Amón engendró a Josías. Y Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos en la transmigración de Babilonia. Y, después de la transmigración de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel. Y Salatiel engendró a Zorobabel. Y Zorobabel engendró a Abiud. Y Abiud engendró a Elíacim. Y Elíacim engendró a Azor. Y Azor engendró a Sadoc. Y Sadoc engendró a Aquín. Y Aquín engendró a Eliud. Y Eliud engendró a Eleazar. Y Eleazar engendró a Matán. Y Matán engendró a Jacob. Y Jacob engendró a José, esposo de María, de la cual nació Jesús, que se llama Cristo.
Credo
Ofertorio

Bienaventurada eres Tú, oh Virgen María, que llevaste al Creador de todas las cosas: engendraste al que te hizo, y permaneces Virgen eternamente. Acérquennos cada vez más al Hijo de María, que es al mismo tiempo Hijo de Dios, la maternidad de la Virgen y su virginidad consagrada por la maternidad; únannos en una pureza mayor al Sacrificio que está preparado en el altar para festejar este día.
Secreta

Socórranos, Señor, la humanidad de tu Unigénito: para que, el que, naciendo de la Virgen, no disminuyó, antes consagró, la integridad de la Madre: nos purifique de nuestras manchas y, en la fiesta de su Natividad, te haga acepta nuestra oblación, Jesucristo, Nuestro Señor, que vive y reina contigo.
Conmemoración

Purificadnos, os rogamos, Señor, por la virtud del presente Sacrificio; y haz por vuestra misericordia, que merezcamos participar de él. Por N.S.J.C.…

Prefacio de la Santísima Virgen

Latín
Vere dignum et iustum est, æquum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, æterne Deus. Et te in Nativitate beatæ Mariæ semper Virginis collaudare, benedicere et prædicare. Quæ et Unigenitum tuum sancti Spiritus obumbratione concepit: et virginitatis gloria permanente, lumen æternum mundo effudit, Iesum Christum Dominum nostrum. Per quem maiestatem tuam laudant Angeli, adorant Dominationes, tremunt Potestates. Cæli, cælorumque Virtutes, ac beata Seraphim, socia exsultatione concelebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admitti iubeas, deprecamur,
supplici confessione dicentes:
Sanctus, Sanctus, Sanctus

Castellano
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, que en todo tiempo y lugar te demos gracias, Señor santo, Padre todopoderoso, Dios eterno. Y el alabarte, bendecirte y glorificarte en la Natividad de la bienaventurada siempre Virgen María, que habiendo concebido a tu único Hijo por virtud del Espíritu Santo, dio a luz, conservando siempre la gloria de su virginidad, a la Luz eterna, Jesucristo Nuestro Señor. Por Quien los Ángeles alaban a tu Majestad, las Dominaciones la adoran, tiemblan las Potestades; los Cielos y la Virtudes de los cielos y los bienaventurados Serafines la celebran con recíproca alegría. Te
rogamos que, con sus alabanzas, recibas también las nuestras, cuando te decimos con humilde confesión:

Sanctus, Sanctus, Sanctus

Comunión

Bienaventuradas las entrañas de la Virgen María, que llevaron al Hijo del Padre eterno.

Poscomunión

Hemos recibido, Señor, los votivos Sacramentos de esta anual festividad: haz, te suplicamos, que nos den los remedios de la vida temporal y los de la eterna. Por Nuestro Señor Jesucristo

Conmemoración

Os rogamos, Señor, que purifiquéis y renovéis benigno nuestras almas por estos celestiales Sacramentos, de tal suerte que nuestros cuerpos puedan tener en ellas auxilio para el presente y para lo futuro. Por N.S.J.C.…

Evangelio del 16º Domingo de Pentecostés

San Lucas, XIV, 1-11

Como Él hubiese ido a casa de un jefe de los fariseos, un día sabático a comer, ellos lo acechaban. Estaba allí, delante de Él un hombre hidrópico. Tomando la palabra, Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: “¿Es lícito curar, en día sabático, o no?” Pero ellos guardaron silencio. Tomándolo, entonces, de la mano, lo sanó y lo despidió. Y les dijo: “¿Quién hay de vosotros, que viendo a su hijo o a su buey caído en un pozo, no lo saque pronto de allí, aun en día de sábado?” Y no fueron capaces de responder a esto. Observando cómo elegían los primeros puestos en la mesa, dirigió una parábola a los invitados, diciéndoles: “Cuando seas invitado a un convite de bodas, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya allí otro convidado objeto de mayor honra que tú, y viniendo el que os convidó a ambos, te diga: “Deja el sitio a éste”, y pases entonces, con vergüenza, a ocupar el último lugar. Por el contrario, cuando seas invitado, ve a ponerte en el último lugar, para que, cuando entre el que te invitó, te diga: “Amigo, sube más arriba.” Y
entonces tendrás honor a los ojos de todos los convidados. Porque todo el que se ensalza, será humillado; y quien se humilla, será ensalzado”.