SANTA CATALINA DE SIENA- ORACIONES Y SOLILOQUIOS

EL AMOR QUE VENCE TODO OBSTÁCULO

Historia.

—Compuesta en Roma el viernes 18 de febrero de 1379, después de comulgar.


Ideas.

—Toma conciencia de ser hija de Dios.—El, por amor, nos da el ser. —Para que le conozcamos nos ha enviado al Verbo, que con su sangre nos ha manifestado su verdad. —Por amor creó al hombre y por amor prescinde de las ofensas que habíamos de hacerle. —Catalina, por sus defectos, no ha conocido a Dios, y ahora aspira a morir por El.—Ruega por el sacerdote que le ha dado la comunión.


¡Oh alta, eterna Trinidad , Amor inestimable! Si me llamas hija, yo te llamo sumo y eterno Padre . Como tú te das a mí, haciéndome partícipe del cuerpo y de la sangre de tu Hijo, donde me das a todo Dios y todo hombre , así, Amor inestimable, te suplico que me hagas participante del cuerpo místico de la santa Iglesia y del cuerpo universal de la religión cristiana, pues en el fuego d e tu caridad he conocido que el alma se deleita en este manjar.
Tú , Dios eterno, me viste y conociste dentro de ti, y porque me viste en tu luz, enamorado de tu criatura, la sacaste de ti y la creaste a tu imagen y semejanza. Sin embargo, yo, criatura tuya, no te reconocí dentro de mí, sino en cuanto veía en mí tu imagen y semejanza. Pero para que te viese y reconociese en mí y tuviese perfecto conocimiento de ti, te uniste a nosotros, bajando de la gran altura de la divinidad hasta el lodo de nuestra humanidad , porque la bajeza de mi inteligencia no podía comprender ni contemplar tu altura. Por ello, para que con mi pequeñez pudiese yo ver tu grandeza , te empequeñeciste, reduciendo la grandeza de la divinidad a la pequeñez de nuestra humanidad . Así te manifestaste a nosotros en el Verbo de tu Hijo unigénito. De esta manera , en el Verbo te he conocido en mí como abismo de caridad.

¡Alta, eterna Trinidad , Amor inestimable! Tú te manifiestas a nosotros, a ti y a tu Verdad, por medio de su sangre . Por ello comprendemos tu poder, pues has podido limpiarnos de los pecados con esa sangre . Nos mostraste tu sabiduría, y con el cebo de nuestra humanidad , con que cubriste el anzuelo de la divinidad, atrapaste al demonio y le quitaste el dominio que tenía sobre nosotros. Esta sangre nos muestra también tu amor y caridad, pues sólo con el fuego del amor nos redimiste, sin tener necesidad de nosotros. Tu verdad se nos manifiesta también al crearnos para darnos la vida eterna.

Esta verdad la hemos conocido por medio del Verbo.
Antes no la podíamos conocer por haber entenebrecido los ojos del entendimiento con el velo de la culpa, como se ha dicho.

Avergüénzate, ciega criatura, tan ensalzada y honrada por tu Dios, de no reconocer que El, por su inestimable caridad, ha descendido al lodo de la humanidad para que le reconocieses dentro de ti.
Pequé contra el Señor; ten misericordia de mí.
¡Oh admirable cosa! Conociendo a tu criatura antes de que existiese y previendo que había de caer en la culpa y que no seguiría a tu verdad, a pesar de todo, la creaste.
¡Oh Amor inestimable, oh Amor inestimable! ¿A quién te diriges, alma mía? Me dirijo a ti, Padre eterno.
Te suplico, Dios benignísimo, que a nosotros todos y a tus servidores nos hagas partícipes del ardor de tu caridad. Dispón tu alma para recibir el fruto de las oraciones y de la doctrina, que tienen y deben tener tu expansión por medio de la luz y caridad. Tu Verdad dijo: «Buscad, y encontraréis; pedid, y os será dado; llamad, y se os abrirá» ‘. Yo llamo a la puerta de tu verdad; busco y grito ante tu divina Majestad y suplico misericordia a los oídos de tu clemencia por todo el mundo , y singularmente por la santa Iglesia, porque he conocido en la doctrina del Verbo que quieres que continuamente me alimente de este santo manjar. Puesto que lo quieres, Amor mío, no me dejes morir de hambre .
¡Oh alma mía! ¿Qué haces? ¿No sabes que eres vista por Dios en cada momento? Sabe que no te puedes esconder a su mirada, porque nada se le oculta. Te puedes esconder algunas veces a las criaturas, pero nunca al Creador. Pon, pues, fin y término a tus maldades y despierta.

Pequé contra el Señor; ten misericordia de mí.
Mt 7,7; Le 11,9.


Ya es hora de levantarse del sueño . Tú , Trinidad eterna , quieres que despertemos. Si no nos levantamos en el tiempo de la prosperidad , nos mandas la adversidad . Como perfecto médico, cauterizas con el fuego de las tribulaciones la llaga cuando no es suficiente el bálsamo de los consuelos y de la prosperidad .

¡Padre eterno , Caridad increada ! Estoy llena de admiración, porque , antes de que nos dieras el ser, me viste y me conociste, como a todas las criaturas racionales, en genera y todo detalle. Viste al primer hombre , Adán , y conociste la culpa en que había de incurrir por su desobediencia, y a los que habían de venir después de él los viste en genera y en particular. Conociste la culpa que había de obstaculizar tu verdad y que impediría a la criatura que tu verdad se realizase en ella y que no podía llegar al fin para el que la habías creado . Viste también, Padre eterno , los trabajos que se seguirían a tu Hijo para restaurar el género humano y para que tú verdad se cumpliese en nosotros. Con tu luz he comprendido que habías previsto todas estas cosas.

Entonces, Padre eterno , ¿por qué creaste a tu criatura? Estoy muy maravillada de ello. En realidad, veo, como me lo mostraste , que no hubo otra razón sino que te viste obligado a darnos el ser, a pesar de las maldades que habíamos de cometer contra ti. Padre eterno , a causa del fuego de tu caridad. El, pues, te obligó. ¡Oh amor inefable! Aunque en tu luz viste toda la maldad que tu criatura habría de cometer contra tu infinita bondad , tú hiciste como si no vieras; es más, pusiste tu mirada en la belleza de la criatura , de la que te enamoraste como un loco y un borracho , y por amor la sacaste de ti, dándole el ser a tu imagen y semejanza. Tú , Verdad eterna , me has explicado tu verdad , es decir, que el amor te forzó a
crearla aunque vieras que te había de ofender. Tu amor no quiso que tu mirada se fijara en esto, sino que levantaste los ojos de las ofensas que se sucederían y sólo te fijaste en su belleza. Si de modo primordial te hubieras parado a ver las ofensas, te habrías olvidado del amor que tuviste al crear al hombre . No es que esto te estuviera escondido, sino que pusiste tu mirada en el amor, porque no eres más que un loco de amor por lo que tú
mismo has creado .
Y yo, por mis defectos, nunca te he conocido. Con todo, Amor dulcísimo, concédeme la gracia de que mi cuerpo derrame su sangre en honor y gloria de tu nombre y que no me encuentre revestida de mí. Recibe, Padre eterno, al que me ha dado a comulgar el precioso cuerpo y sangre de tu Hijo. Sácalo de sí mismo y revístelo de tu eterna voluntad y únelo a ti de modo que nunca se separe, para que sea planta fragante en el jardín de la santa iglesia. Dale, Padre benignísimo, tu dulce y eterna bendición y lava nuestras almas en la sangre de
tu Hijo.
Amor, Amor, te pido la muerte . Amén .