SAN DÁMASO, PAPA Y CONFESOR

MODELOS DE VIDA Y ESPERANZA EN LA GLORIA

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Por la fe hicieron los Santos maravillas, sufrieron persecuciones, practicaron virtudes excelentes, y padecieron con heróica constancia todo género de adversidades. Y bien, ¿no tenemos nosotros la misma fe? ¿no profesamos La misma religión? Pues, ¿en qué consiste que seamos tan poco parecidos a ellos? ¿en qué consiste que imitemos tan poco sus ejemplos? Siguiendo un camino enteramente opuesto al que los Santos siguieron, ¿nos podemos racionalmente lisonjear de que llegaremos al mismo término? Una de dos, o los Santos hicieron demasiado, o nosotros no hacemos lo bastante para ser lo que ellos fueron. ¿Nos atreveremos a decir que los Santos hicieron demasiado para conseguir el cielo, para merecer la gloria, y para lograr la eterna felicidad que están gozando? Muy de otra manera discurrían ellos de lo que nosotros discurrimos; en la hora de la muerte, en aquel momento decisivo en que se miran las cosas como son, y en que de todas se hace el juicio que se debe, ninguno se arrepintió de haber hecho mucho, todos quisieran haber hecho mas, y no pocos temieron no haber hecho lo bastante.

Hoy nos encomendamos a:

SAN DÁMASO, PAPA Y CONFESOR

El santísimo y doctísimo pontífice Dámaso fue español de nación,y su padre se llamó Antonio. Algunos dicen que fue natural de Tarragona, otros que fue de Madrid,y en la iglesia de San Salvador de estavilla hay una letra que lo dice; otros le hacen portugués y natural de Guimarans, que es entre Duero y Miño. Fue san Dámaso muy insigne pontífice y muy alabado de los escritores de su tiempo. Teodoreto dice que le llamaban varón admirable y digno de toda alabanza,y que resplandecía en toda virtud. San Jerónimo,su secretario y grande amigo, entre otros loores dice de él que fue virgen, como verdadero pontífice de la Iglesia,limpio y sin mancilla. San Ambrosio dice que fue elegido por juicio divino;y en el sexto concilio constantinopolitano le llamaron diamante de la fe por la gran firmeza y constancia que tuvo contra los herejes que en su tiempo turbaron la Iglesia del Señor. Y los demás autores no acaban de decir sus grandezas y excelencias. Sucedió en el pontificado a Liberio, papa, cuyo vicario y presbítero había sido. Después de su elección un diácono, llamado Ursino o Ursicinio hombre inquieto y ambicioso,procuró que le eligiesen a él, y tuvo muchos que le ayudaron y favorecieron, y causaron grande alteración en la ciudad de Roma; de manera que los de un bando y del otro vinieron a las manos,y hubo de la una parte y de la otra muchos heridos y muertos, y se causó cisma en la Iglesia del Señor,contra la voluntad del santo pontífice Dámaso, de quien escribe san Jerónimo que era manso y que venció a sus adversarios y no les hizo daño después de vencidos.

Poco después cesó el cisma y prevaleció la verdad, y con la autoridad del emperador Valentiniano, el Mayor, se atajaron los males que de tan mala raíz podían nacer, y san Dámaso quedó en su legítima posesión. Mas no por eso los malos y aficionados a Ursino se sosegaron, antes, viendo que no habían podido quitar la silla apostólica a San Dámaso, le pretendieron infamar y despojar de la opinión que de su Santidad todos tenían. Para esto sobornaron a dos diáconos,llamados Concordio y Calixto, hombres perversos y malvados, los cuales le acusaron como a hombre deshonesto,y que había cometido adulterio.

Mas el santo pontífice hizo juntar en Roma un concilio de cuarenta obispos,y en él públicamente se defendió;y averiguada la verdad,y convencidos de calumnia los acusadores, fueron echados del gremio dela Iglesia. Y para cerrarla puerta a semejantes calumnias, en el mismo concilio se ordenó que la misma pena que se había de dar al acusado, probándosele la culpa, se diese al acusador, constando de su calumnia y falsedad. Hubo en tiempo de san Dámaso muchos herejes,que con nuevas y falsas opiniones inficionaban y turbaban la paz dela Iglesia católica,especialmente en las provincias de Oriente.

Para cortarlas de raíz,persuadió san Dámaso al grande y religiosísimo emperador Teodosio (que también era español)que se juntase concilio general en Constantinopla;y así se hizo y se celebró, hallándose en ciento cincuenta obispos,y todos unánimes y conformes confesaron la fe del concilio niceno,y condemaron a Macedonio y otros herejes. Y san Dámaso confirmó lo decretado en aquel concilio,que es uno de los cuatro concilios generales que san Gregorio dice que reverenciaba como a los santo cuatro Evangelios.

Y el emperador Teodosio en compañía de los emperadores Graciano y Valentiniano,hizo una ley,en que manda que todos los súbditos de su imperio sigan aquella religión que enseñó san Pedro en Roma,y el pontífice Dámaso seguía condenando todas las otras doctrinas  a ella contrarias. También se celebró en su tiempo otro concilio en la ciudad de Aquileya, donde se halló presente San Ambrosio, que fue muy amigo de San Dámaso, y le ayudó y sirvió con gran diligencia y cuidado en perseguir a los herejes y desterrarlos de Milan y de su tierra, a donde con el favor y potencia de Justina, madre del emperador Valentiniano (que era hereje arriana,y gobernaba a su hijo por ser niño), habían hecho pié y grande estrago en perjuicio de nuestra santa religión.

Ademas de la diligencia y solicitud que puso nuestro santo pontífice en arrancar la czizaña de las herejías del campo del Señor, también atendió a quitar los abusos que se habían introducido en la Iglesia por descuido de los prelados. Y así mandó que de allí adelante no hubiese corepiscopos, que era una manera de sacerdotes que hubo antiguamente en las aldeas y pueblos pequeños,para ayudar y servir a los obispos.Pero ellos habían extendido la mano más de lo que les convenía y usurpado temerariamente los oficios que son propios de los obispos,como consagrar diáconos, subdiáconos, monjas, iglesias y crisma.En una epístola que escribe san Dámaso reprehende gravemente a los obispos, que por holgar y quitarse de trabajo toman acompañantes, que son más mercenarios que pastores,y añade:«Los buenos obispos y cuidadosos pastores han de guardar su rebaño con el mismo cuidado que Jacob dijo a su suegro Laban que él había tenido en apacentarle sus ovejas,y no echará otros la carga y darse ellos a buena vida.»

Tambien escribió a los obispos de África, avisándoles que las cosas graves y de calidad,y los negocios de los obispos, no se pueden determinar sin autoridad del pontífice romano. Edificó dos templos,uno dentro de la ciudad de Roma,en honra del invictísimo mártir san Lorenzo, y otro fuera en la vía Ardeatina a las Catacumbas,donde consagró la Platónica, que había sido sepultura del apóstol san Pedro,y enriqueciólos con varios y ricos dones. Halló muchos cuerpos de mártires.cuyos sepulcros ilustró con versos elegantes. Escribió algunas obras,y una en verso a la sepultura de los príncipes de los apóstoles san Pedro y san Pablo, y otro libro en que escribió los hechos de los sumos pontífices hasta su tiempo.

Verdad es que el cardenal Baronio y el cardenal Belarmino, y otros varones doctos y grandes de nuestro tiempo,no le tienen por digno de san Dámaso. Sirvióse de san Jerónimo para responder a las dudas y consultas de todas las iglesias de la cristiandad, que acudían a la sede apostólica;y estimóle y honróle tanto por su excelente sabiduría y santidad,que él mismo,siendo sumo pastor y maestro de toda la Iglesia,como si fuera su discípulo(tanta era su humildad),le proponía las dificultades que tenia en la sagrada Escritura,para que él se las declarase. Dió autoridad a la traslación del Viejo testamento que el santo doctor había hecho,habiéndose usado comunmente en la Iglesia hasta aquel tiempo la de los Setenta intérpretes. Finalmente, habiendo gobernado santísimamente la nave de San Pedro dieciocho años comenzados, o como dice el breviario reformado de la santidad de Clemente VIII, diecisiete años, dos meses y veintisiete días, y siendo ya de edad de Ochenta,lleno de virtudes y merecimientos,pasó de esta vida temporal a la eterna,a los 11 días del mes de diciembre del año del Señor  384, imperando Teodosio el Mayor.

Tuvo órdenes cinco veces,yen ellas hizo treinta y un sacerdotes, once diáconos y veintiséis obispos. Fue sepultado en la basílica que él había fundado en la vía Ardeatina, juntamente con su madre y una hermana. Después fue trasladado su cuerpo a la otra iglesia de San Lorenzo en Dammaso, que él mismo había edificado dentro de Roma. Hizo el Señor muchos milagros por este santo pontífice después de muerto, librando de varias enfermedades a los dolientes y a los que eran atormentados de los demonios; y en vida restituyó la vista a un ciego que hacia trece años estaba sin ella. De san Dámaso escriben todos los martirologios, el romano,el de Beda, Usuardo y Adon, y los autores que han escrito las vidas de los sumos pontífices  Historia eclesiástica, y el cardenal Baronio en las Anotaciones del Martirologio, y en el 1 tomo de sus Anales, y los otros santos que en el principio de esta vida quedan referidos.

 

Leyenda de oro

Dr. José Palau

 

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