RESPUESTA DE LA SEMANA

EN HONOR A LA VERDAD

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¿Es la ira más grave que el odio?

NO

¿Por qué?

RESPUESTA DOCTRINAL

Ia-IIae – Cuestión 46 Artículo 6:

Objeciones por las que parece que la ira es más grave que el odio.

1. En efecto, dice Prov 27, 4 que la ira no tiene misericordia, ni el furor impetuoso. Pero el odio a veces tiene misericordia. Luego la ira es más grave que el odio.

2. Es peor padecer un mal y dolerse de él que simplemente padecerlo. Pero al que odia a alguien le basta con que aquel a quien odia sufra un mal, mientras que al airado no le basta, sino que pretende que lo conozca y se duela de él, como dice el Filósofo en II Rhetoric. Luego la ira es más grave que el odio.

3. Cuanto más cosas concurren a la constitución de algo, tanto más estable parece ser, como es más permanente el hábito causado por muchos actos. Pero la ira es causada por el concurso de muchas pasiones, mientras que el odio, no. Luego la ira es más estable y más grave que el odio.

Contra esto: está que San Agustín en Regula compara el odio a una viga y la ira a una paja.

Respondo: La especie de una pasión y su naturaleza se aprecian por su objeto.

Ahora bien, el objeto de la ira y del odio es el mismo en cuanto al sujeto, pues así como el que odia desea el mal a aquel a quien odia, así el airado a aquel contra quien se irrita.

Pero no por la misma razón, sino que el que odia desea el mal del enemigo, en cuanto tal, mientras que el airado desea el mal de aquel contra quien se irrita, no en cuanto mal, sino en cuanto tiene alguna razón de bien, es decir, por estimar que aquél mal es justo, en cuanto vindicativo.

Por eso también se ha dicho que el odio tiene lugar por la aplicación de un mal al malo, mientras la ira por la aplicación de un bien al malo.

Ahora bien, es evidente que desear un mal bajo la razón de justo tiene menos carácter de mal que querer absolutamente el mal de uno. Porque querer el mal de alguien bajo la razón de justo puede ser incluso conforme a la virtud de la justicia, si se obedece el precepto de la razón.

Y el defecto de la ira está solamente en no obedecer al precepto de la razón al vengarse.

Por lo tanto, es evidente que el odio es mucho peor y más grave que la ira.

A las objeciones:

1. En la ira pueden considerarse dos cosas, a saber: lo que se desea y la intensidad del deseo. En cuanto a lo que se desea, la ira implica más misericordia que el odio. Puesto que el odio desea el mal de otro por el mal mismo, no se sacia con ninguna medida del mal, pues las cosas que se desean por sí mismas se desean sin medida, según dice el Filósofo en I Politic., como el avaro las riquezas. De ahí que diga Eclo 12, 16: El enemigo, si halla ocasión, no se hartará de sangre. Pero la ira no desea el mal sino bajo la razón de justa venganza. Por eso, cuando, a juicio del airado, el mal infligido sobrepasa la medida de la justicia, entonces se compadece. Por lo cual dice el Filósofo en II Rhetoric. que el airado, si ocurren muchos males, se compadecerá, mientras el que odia, por ninguno.

En cambio, en cuanto a la intensidad del deseo, la ira excluye la misericordia más que el odio, porque el movimiento de la ira es más impetuoso a causa de la inflamación de la bilis. Por lo que se añade inmediatamente: ¿Quién podrá soportar el ímpetu de un espíritu arrebatado?

2. Como se ha indicado en la solución, el airado desea el mal de alguien, en cuanto implica razón de justa venganza. Ahora bien, la venganza se efectúa por la aplicación de la pena. Y es de la naturaleza de la pena que sea contraria a la voluntad, que sea aflictiva y que se aplique por alguna culpa. Y por eso el airado desea que aquel a quien causa daño lo perciba y se duela, y sepa que es debido al ultraje que le ha hecho. En cambio, el que odia no se preocupa nada de esto, porque desea a otro el mal como tal. Mas no es verdad que sea peor aquello de lo que uno se entristece, pues la injusticia y la imprudencia, siendo malas, como, no obstante, son voluntarias, no contristan a aquellos en quienes se hallan, según dice el Filósofo en II Rhetoric.

3. Lo producido por muchas causas es más estable cuando las causas son de la misma naturaleza, pero una causa puede prevalecer sobre otras muchas. El odio, en cambio, proviene de una causa más permanente que la ira, porque la ira surge de una conmoción del ánimo por una ofensa recibida, mientras que el odio procede de una disposición del hombre, en virtud de la cual estima serle contrario y nocivo aquello que odia. Y, por tanto, así como la pasión pasa más pronto que la disposición o el hábito, así la ira pasa más pronto que el odio, aunque también el odio sea una pasión que proviene de tal disposición. Y por eso dice el Filósofo en II Rhetoric. que el odio es más incurable que la ira.

De un total de 106  respuestas

contestaron  SI 26 VOTOS – 24,53%

 contestaron   NO 77 VOTOS – 72,64%

 Contestaron  OTROS 3 VOTOS – 2,83% 

 

Según esta estadística la mayoría contestó correctamente.

Insistimos en la importancia de conocer la doctrina de nuestra Iglesia para conservar intacta nuestra fe como nos ha sido mandado por Nuestro Señor y, de esta manera, no correr el riesgo de ser engañados por los errores, que pueden llevarnos a una eternidad sin Dios.