De Dios íntimo privado
Y su ministro escogido;
Rafael de Dios querido
Dad la salud invocado.
Tú eres en naturaleza
Un puro espíritu, y tal,
Que en la Corte Celestial
Descuella tu grande alteza:
Al sol vences en belleza
Del eterno sol bañado.
En aquella antigua lid,
En que el valiente Miguel
Batió al soberbio Luzbel,
Fuiste invencible adalid:
Tropas del abismo huid,
Pues ambos os han hollado.
De los siete más vecinos
Al trono augusto de Dios
Por uno os cuentan a vos
Los oráculos divinos.
Nuestros discursos mezquinos
Vence tan noble dictado.
Principado en dignidad,
En las luces Querubín,
En las llamas Serafín,
Y Trono en la majestad;
Reúnes la autoridad
Del Angélico Senado.
Aunque tan grande en el Cielo
Del hombre no os desdeñáis,
De allá a la tierra bajáis
Para su guía y consuelo;
De Dios tomando el modelo
A nadie os negáis llamado.
Por vos Tobías el mozo
Libre de un susto mortal
Halló bienes sin igual,
Halló mujer, halló gozo;
Por vos llena el alborozo
A Raguel su suegro amado.
Sara antes entristecida
Con siete maridos muertos,
(Por ti echado a los desiertos
Asmodeo) vuelve a vida;
Y a un santo marido unida
Prole feliz le has logrado.
Tú de Gabelo el dinero
Para Tobías cobraste;
Tú siempre caudal hallaste
Al que te ama con esmero;
Siempre en ti un fiel tesorero,
Halla el bien intencionado.
Tu a Tobías el mayor,
Ya de muchos años ciego,
Con hiel de un pez, diste luego
De la vista el resplandor;
Loa el anciano al Señor
Y ve al hijo suspirado.
Tú ofreces en copa de oro
Al gran Rey de la alta Sion
La limosna, la oración
Y del pecho humilde el lloro;
La piedad es tu decoro
Y hacer bien al angustiado.
Ángel de salud te llama
La Iglesia la cual opina,
Que el Ángel de la Piscina
Eres tú: y quien a ti clama
De tu caridad la llama
Presto siente remediado.
Ya tu nombre mismo expresa,
Que eres de Dios medicina;
De socorros rica mina
Todo el mundo te confiesa.
¡Feliz el que te profesa
Un amor fiel y alentado!
No es Córdoba solamente
La que por ti apadrinada
Se vio pronto libertada
De un contagio pestilente:
A cualquier edad y gente
La salud has alcanzado.
Pues siempre das grato oído
Al que te llama confiado:
Rafael de Dios querido
Dad salud invocado.
Stetit Angelus juxta aram templi.
Habens thuribulum aureum in manu sua.
OREMUS
Deus qui beatum Raphaelem Archangelum Tobiæ famulotuo comitem dedisti in via: concede nobis famulis tuis: ut ejusdem semper protegamur custodia, et muniamur auxilio. Per Christum Dominum nostrum. Amen.

