Lorena Vázquez: ¡Viva Cristo Rey!

EL GRITO DE ¡VIVA CRISTO REY!…

¿DE DONDE PROCEDE?

Bien dijo S.S. León XIII: «Los cristianos han nacido para la lucha».

La Verdad no se impone por sí misma, sino que se abre paso en medio de enormes dificultades y suele dejar mártires entre los que se esfuerzan por defenderla

LOS CRISTEROS, MÉXICO

CRISTEROS

La Cristiada empezó cuando por decreto nacional, el presidente de aquel entonces, Plutarco Elías Calles, hizo valer los artículos de la Constitución Mexicana, que eran el 3º, 5º, 24º, 27º y 130º, que atentaban contra las libertades y derechos de enseñanza, asociación y propiedad de los derechos religiosos.

En el período en que gobernó, México Elías Calles tuvo que luchar, a su entender, contra tres enemigos: los latifundistas nacionales, los inversionistas extranjeros y la Iglesia.

La rebelión no se hizo esperar. Se trata de la epopeya trágica de los cristeros, semejante a la de sus hermanos de la Vendée, la región de Francia que continuó luchando por su identidad católica y monárquica durante la Revolución Francesa en 1789.

Estas revueltas contrarrevolucionarias son un mero ejemplo de la lucha por la Fe. Tanto los vandeanos franceses, como los carlistas españoles, los miguelistas portugueses, o los propios cristeros, son la más ferviente demostración de la existencia de un verdadero pueblo contrarrevolucionario.

Aquellos hombres lucharon formando bajo la Bandera del Sagrado Corazón de Jesús: 200.000 hombres armados, apoyados por las llamadas “Brigadas Bonitas” (mujeres que tomaban a su cargo la sanidad, la intendencia y las comunicaciones).

En 1925 el Gobierno revolucionario de México, ante la imposibilidad de someter a la Iglesia a su voluntad, decide crear la Iglesia Nacional Mexicana, separada de Roma, en la que el poder político pueda elegir a los obispos. Se la denomina Iglesia Católica Apostólica Mexicana. Y la cabeza visible de esta iglesia herética es el cismático Joaquín Pérez, que se hace llamar Papa de la Iglesia Nacional Mexicana.

La unión popular juega un papel fundamental en el oeste mexicano, en la organización de la rebelión cristera. Los enfrentamientos entre el sindicalismo revolucionario y el sindicalismo católico son frecuentes y causarán muchas víctimas.

En 1925 se crea la Liga Nacional de Defensa Religiosa, cuyo principal fin es la lucha política. En 1926 Calles intensifica su política anticlerical cerrando 129 colegios y clausurando 30 iglesias. Anunciando que continuará intensificando su política antirreligiosa, expulsa a los sacerdotes católicos extranjeros y abre las puertas a los metodistas norteamericanos. También acabará expulsando a los Delegados Apostólicos de la Santa Sede.

Ese mismo año, Calles, decreta la suspensión del Culto Católico para el 31 de julio del mismo año. Entre julio y agosto del año 1926 comienzan los primeros levantamientos cristeros. Estos levantamientos se traducen en grupos de 50, 60, 100, 300, 500 hombres, con pocas armas, pero todos ellos dispuestos a morir por su fe.

En 1927 llegan a ser más de 20.000 los cristeros en armas, dominando Estados enteros de México.

El Estado Revolucionario cuenta con unos 115.000 efectivos para combatir a las Cristiada.

cristeros-1Como característica a señalar en esta guerra hay que señalar que el ejército federal no hace prisioneros: interroga y después fusila, degüella o ahorca a los cristeros.

La guerra cristera se presenta como una guerra de desgaste, donde ninguno de los bandos contendientes parece capaz de someter al otro. Un agregado militar norteamericano señala la ausencia de un jefe supremo entre los cristeros como factor de su posible derrota. La persona escogida es el general Enrique Gorostieta, un antiguo héroe militar mexicano.

Los cristeros se especializan en los sabotajes y asaltos a trenes, de tal forma que el ejército federal se queda prácticamente bloqueado. Las deserciones en el ejército federal empiezan a ser muy frecuentes y preocupantes, llegando a la cifra de 30.000 en 1928.

La guerra se desarrolló entre 1926-1929 y el gobierno tuvo que aceptar un compromiso debido al tremendo apoyo popular que levantaron los cristeros a su paso. El avance se vio frenado por la orden llegada de la Santa Sede de deponer inmediatamente las armas, y que, a pesar de los éxitos fue inmediatamente obedecido por las tropas cristeras.

Hubo muchos fusilados que morían al grito de “¡¡Viva Cristo y Nuestra Señora de Guadalupe!!”

Los combatientes católicos son conocidos despectivamente durante la guerra cristera por sus enemigos como los Cristos Reyes o los Cristeros; ya que su signo es un crucifijo en el pecho, su bandera la mexicana con la Virgen de Guadalupe y sus gritos de guerra: ¡¡Viva Cristo Rey!! y ¡¡Viva la Virgen de Guadalupe!!

Los Cristeros se alzaron como los antiguos Cruzados de la Edad Media para defender lo más sagrado de su existencia, la Fe en Dios. Y como tal deben ser recordados como héroes, y tratados como soldados. Porque como manda la Ordenanza del Requeté, los soldados de la Tradición habrán de tener su puesto en el Reino de Dios.

Los Cristeros, al igual que los Requetés, lucharon por la misma causa, su Fe en la Tradición. Y en consecuencia, no debemos olvidarnos de sus históricas hazañas y lamentablemente de las persecuciones, torturas y asesinatos a los que fueron sometidos los Cristeros por creer en Dios. Si hoy podemos hablar de existencia del cristianismo en México es gracias a los cristeros, que supieron ser fieles a Dios y a la Iglesia en todo momento y hasta las últimas consecuencias.

PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN ESPAÑA SIGLO XXGUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Esto sucedió en España, en la que sería la persecución religiosa más grande de la historia de España…

Fueron religiosas, seminaristas, sacerdotes, religiosos. Todos asesinados por no renegar de su fe y por declararse católicos. Fueron perseguidos, encarcelados, torturados y finalmente asesinados.

Una cosa que llama la atención:

Todos los mártires de la persecución religiosa española terminaban sus trágicos momentos con este grito: ¡Viva Cristo Rey! ¿Por qué sucedía esto?

Hacía poco tiempo que el Papa Pío XI había instituido la fiesta de Cristo Rey. Lo había hecho con estas palabras:

“Instituimos la fiesta de Nuestro Señor Jesucristo Rey y decretamos que se celebre en todas partes el último domingo de octubre. Ordenamos que en ese mismo día se renueve todos los años la consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús”.

Por aquellas fechas la Iglesia estaba pasando una etapa de aniquilación por parte de los gobiernos de distintas naciones. Ese fue el motivo de proclamar a Cristo como Rey. Si otras instancias proclaman su soberanía, hacemos constar que Cristo está por encima de todos los reyes de la tierra.

Sólo habían pasado diez años. El fervor por la devoción a Cristo Rey estaba en su mejor momento. Y entonces, ocurre la persecución en España. Para aclamar su fe, los mártires no encuentran mejor frase que esta: ¡Viva Cristo Rey!

Podrían haber empleado otras: Alabado sea Jesucristo… o cualquier otra. Pero en los tiempos de la persecución religiosa en España los mártires decían ¡Viva Cristo Rey!

Hay muchísimos ejemplos de esta afirmación: D. Manuel Hidalgo, párroco de Albalate (Cuenca) enfermo al comienzo de la guerra, sufrió pellizcos, salivazos, agua helada en la cabeza, avispas dentro de la cama, amenazas con fusiles que le propinaron para que blasfemara contra Dios y contra la Virgen. Él contestó: Tiradme por la ventana cuando queráis, pero yo no blasfemo. ¡Viva Cristo Rey!

D. Antonio Sierra Leyva, beneficiado de la catedral de Guadix, fue maltratado, por no blasfemar, hasta prenderle fuego y enterrarlo vivo. Mientras tanto decía: “Padre: perdónalos”.

El sacerdote de 24 años, Eduardo González Liria, también de Guadix, por no quitarse la medalla que llevaba al pecho para luego profanarla, fue apaleado de tal forma que murió unas horas después gritando ¡Viva Cristo Rey!

Un enterrador de Paracuellos, Gregorio Muñoz Juan, cuenta una conmovedora escena: El 28 de noviembre de 1936 un sacerdote pidió a las milicias que le permitieran despedir a todos sus compañeros y darles la absolución. Fue abrazándoles uno a uno, y arrodillados, en tierra les daba la absolución. Cuando terminó, pronunció estas palabras: Sabemos que nos matáis por católicos y religiosos. Lo somos. Tanto yo como mis compañeros os perdonamos de todo corazón ¡Viva Cristo Rey!

Y como estos ejemplos, ¡miles!muertosCon todos estos valientes ejemplos, podemos apreciar el valor inmenso de morir en los labios con el dulce nombre de CRISTO.

¡Qué valentía, qué dignidad y qué orgullo más grande que llevar como bandera a Nuestro Señor Rey de Reyes!

A pesar de ser contemporáneos nuestros, parece tan lejos ese valor para defender la Iglesia, la Patria, la Fe.

Es por esto que debemos pedir a Nuestro Señor y a Nuestra Señora, la fortaleza para enfrentarnos en estos tiempos, a la peor guerra, que además esta insertada dentro de la Iglesia misma, y contra todo colocar en nuestros pechos, en nuestro diario vivir, y en nuestros labios, el valerosos grito que nos dejaron estos mártires de Cristo:

¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!

Bandera del ejército Cristero con los colores de la bandera nacional pero con la Virgen de Guadalupe como escudo y con la frase "Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe".
Bandera del ejército Cristero con los colores de la bandera nacional pero con la Virgen de Guadalupe como escudo y con la frase «Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe».

Para ilustrar compartimos con nuestros queridos lectores un Especial de Cristiandad sobre el origen de EL GRITO DE ¡VIVA CRISTO REY!…

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FUENTES:

PLATAFORMA 2003

ECCE CHRISTIANUS

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