En las manos de Dios caben heridas
de lanza, bendiciones y milagros,
astillas de una cruz, llagas, espinas,
ungüento y una jarra de alabastro.
***
En las manos de Dios caben misterios,
los dolores divinos, los humanos,
nuestras miserias, trances y portentos
y las huellas de dos pies perforados.
***
En las manos de Dios cabe ese niño
cuyo universo salta hecho pedazos
en el claustro materno, y el rocío
sangriento con que lacra su obituario.
***
En las manos de Dios caben gavillas,
de trigo, estertores de los santos,
tinajas, una túnica partida,
y un corazón de madre fiel y amargo.
***
En las manos de Dios caben la duda
de un centurión que tiembla en el Calvario
y un ladrón que, mirando hacia la altura,
se roba el paraíso sin pensarlo.
***
En las manos de Dios caben martirios,
un apóstol incrédulo, un establo
donde Dios se hizo carne y el gemido
de un alma arrepentida de su estado.
***
En las manos de Dios caben fatigas,
reposos, las monedas de un ahorcado
y alguien que, rebosante de alegría,
descubre su tesoro en el sagrario.
***
Cabe el horror del barro envanecido
pero también el bienaventurado,
el Corazón Sagrado del Ungido…
¡y hasta el mismo perdón de los pecados!

