OSKO: «La Eficacia» de Mons. Fellay y Mons. Williamson

CHESTERTON Y LA FALSA RESISTENCIA

«Cuando todo lo que respecta a un pueblo se vuelve débil e ineficaz, se empieza a hablar de eficacia. Lo mismo sucede cuando el cuerpo de un hombre zozobra; entonces ese hombre, por primera vez, empieza a hablar de salud. Los organismos vigorosos no hablan de sus procesos sino de sus metas. No puede haber mejor prueba de la eficacia física de un hombre que cuando habla alegremente de un viaje al fin del mundo. Y no puede haber mejor prueba de la eficacia práctica de una nación que cuando habla constantemente de un viaje al fin del mundo, un viaje al Día del Juicio y a la Nueva Jerusalén. No hay mayor señal de absoluta salud material que la tendencia a perseguir alocados ideales; es durante la primera exuberancia de la niñez cuando pedimos la luna. Ninguno de los hombres fuertes de las eras fuertes habría comprendido el significado de «trabajar para la eficacia». Hildebrand no habría dicho que trabajaba para la eficacia, sino para la Iglesia católica.» (G.K.Chesterton; de su libro Herejes).

Chesterton

Supongo que el otoño trae eso de refugiarse diariamente, casi como si de una necesidad se tratase. Me refiero al declinar de la existencia que impone esa necesidad y búsqueda de momentos de reflexión. Hay, gracias a Dios, escritores que ayudan. Ellos ya han pasado por este mundo y han «entregado el equipo» del otro lado, de modo que con su experiencia podemos ayudarnos.

Ojeaba un poco despreocupadamente una de las tempranas obras del genial escritor inglés, un libro no muy difundido, lamentablemente. En los libros de Chesterton siempre se encuentra el necesario descanso intelectual que reclama cada día; y muchas veces, también, la frase oportuna y completamente actual.

Ya que uno se toma como un trabajo, o algo así, aquello del combate en estos tiempos funestos (o alegres, según se mire), nunca falta la referencia que hace que el alma se eleve hacia aquellos temas o cuestiones que nos ocupan.

Es así que se me ocurrió una breve analogía entre el fragmento chestertoniano y los amigos de la Resistencia Falsa.

Pero no me resulta posible, a esta altura, limitar el concepto «Resistencia Falsa» únicamente a aquella que denominamos fláccida, williamsoniana, impotente, tardía, y un largo etcétera.

Se me ha puesto que está mal. Que no es así y que le falta algo.

Lo que habitualmente, y desde finales de 2012, llamamos RESISTENCIA FALSA, es tan sólo una parte de esa malhadada fuerza o facción.

En efecto; es necesario incluir dentro de ese rótulo a los otros; los que andan buscando obtener la estampilla «oficial»; los que quieren que les den un diploma, certificado, papelito, o algo que les permita considerarse a sí mismos como católicos reconocidos y no meros simpatizantes; esos, también son la FALSA RESISTENCIA, y lo son antes que los otros.

Con la FSSPX ocurre algo parecido a lo de los clubes de futbol, aunque sea distinto casi todo el contexto. Existen los hinchas, seres fanatizados por la pertenencia al club del barrio o por los colores que los identifican, o por ambas cosas a la vez; y existen los socios de esos mismos clubes…, que poseen otro tipo de pertenencia, también son hinchas, torcedores, o fanáticos, quizás, pero… CON CARNET.

De la misma forma, Mons. Fellay y quienes lo siguen, necesitan y quieren el carnet. En cambio, Mons. Williamson y quienes lo siguen, dicen necesitar el carnet (ver Eleison 420), pero aseguran no quererlo.

Fellay y Benedicto 16

Claro que el club en cuestión, si bien tiene unos colores (amarillo y blanco), suele identificar a sus partidarios por cuestiones algo más importantes y compromisos más serios que una «camiseta», o banderas, o hinchadas.

Además, si bien es pequeño como un barrio (en cuanto al tamaño físico o geográfico de lo que la inmensa mayoría de los hombres entienden que es su sede), tiene filiales en todas partes y su alcance es universal… Tan universal como la apostasía hoy reinante…

Así que, dejando de lado algunas diferencias superficiales, podremos avanzar.

Antes, la pertenencia a la Iglesia quedaba determinada por cosas que tenían la máxima importancia, tales como que para ingresar a ese «club» o «gremio», a uno lo llevaban bien chiquito y por medio de un rito denominado Bautismo le impartían un algo misterioso que no se le quitaba más de encima, ni siquiera con lavandina o con soda cáustica, aunque algunos lo pretendan al hacerse borrar de los Registros de Bautismo.

Después había que sumarle, claro está, con la llegada del discernimiento, otras cuestiones; necesariamente se trataba de cuestiones de DOCTRINA; y para permanecer como miembro de club tan distinguido uno debía saber, comprender (según que le diera el caletre), aceptar e incluso llegar a amar esas que se llaman Verdades de Fe, sin las cuales es imposible agradar al Fundador de dicho Club. Hoy ya no es así. Basta con ser tolerantes.

Ni doctrinas ni dogmas, que son cosas que separan.

Pues bien. Terminemos ahora esta analogía. Y vayamos a Chesterton, no sin antes reiterar que, en lo que a mí respecta, Mons. Fellay y Mons. Williamson son CASI exactamente lo mismo; ya he dicho en alguna oportunidad que no consigo encontrar diferencias esenciales entre ellos y sus respectivas posiciones en aquellas cuestiones relacionadas con los reaseguros necesarios para PRESERVAR LA FE actualmente.

Insisto en que ambos Obispos conducen a los fieles que los siguen hacia el mismo lugar, y que las diferencias podrán ser en términos de tiempos, de llegada, de matices, pero nada de sustancial hay que los diferencie; y SOLAMENTE LOS SEPARA la manera en que ven el nombre, la conducción, el rótulo, o los objetivos o el modo de llevarlo adelante, o como quieran llamarlo, de la FSSPX a la que todos dicen pertenecer.

Me parece que ellos están de acuerdo en que son la “resistencia” y difieren solamente en cómo y cuándo debe tratar la “resistencia” con los romanos que, para ellos técnicamente NO SON APÓSTATAS. Si los tuviesen por apóstatas, sabrían que es imposible tratar con ellos, ni esperar nada de ellos.

Eso lo sabrían, si conocieran cuál es la naturaleza y el carácter de la Apostasía actual, por aquello de que “el primer remedio es conocer la enfermedad”. Pero como no lo reconocen y suponen o dan por hecho que la actual Apostasía es una enfermedad leve de la Iglesia, tratan a los conciliares como si estuviesen afectados de un resfrío, y no de un virus que lo primero que hace es destruir la Fe, y lo segundo convertirlos en miembros activos del Leviathan, y ahí sí que con carnet y todo.

Claro, si los conciliares solamente padecieran un sencillo resfrío, todos ellos seguirían siendo parte de la Iglesia, y solamente habría que esperar que se recuperen.

En eso andan, con diferentes matices, todos los obispillos de la Tradición, los tres de la FSSPX y los dos de la fláccida.

La FSSPX quiso en sus buenos tiempos ser una VERDADERA RESISTENCIA a los cambios provenientes del Espíritu Modernista del Concilio Vaticano II, y eso fue.

Pero desde que a Fellay y CIA (o sea la facción Menzingen) se les metió en la cabeza el berretín de conseguir el carnet de «católicos oficialmente reconocidos», cambiaron y se convirtieron en una FALSA RESISTENCIA. A esta, unos años más tarde, se le puso, a su vez, en su contra otra facción (o sea la facción de Kent), que la resiste en cuestiones que me parece que son meramente domésticas, accidentales y no sustanciales.

En suma; se trata de UNA SOLA RESISTENCIA FALSA dividida en DOS FACCIONES.

Nada más que eso. Es perfectamente visible hoy mismo; y no comprendo cómo es que hay personas a las que se les hace difícil ver esa realidad. Pero, no obstante, a medida que pase el tiempo se irá haciendo más evidente esta cuestión.

Por si hay alguno al que no le haya quedado claro, lo diré de otro modo: la FSSPX se transformó en una FALSA RESISTENCIA unos cuantos años antes de lo que suponen muchos. Mucho antes de 2012.

La rencilla entre los Monseñores Williamson y Fellay, es posterior. El primero de ellos formaba parte de esa Falsa Resistencia estando ADENTRO de la FSSPX; y una vez expulsado (por cuestiones no del todo aclaradas, y allí estaría aún, si no hubiese sido puesto en la calle) no ha variado ni una sola de sus IDEAS ni su MODUS OPERANDI.

los 4 fantasticos

El genial escritor inglés (obviamente me refiero a Chesterton y no a Williamson…, digo…, por si algún despistado leyó mal) cuyo fragmento he incluido como epígrafe de este artículo, dice que cuando la salud de un hombre comienza a estar comprometida es el momento en que ese hombre comienza a hablar precisamente de cuestiones de SALUD.

Más adelante, en el mismo texto, se refiere a las naciones y menciona una «eficacia práctica» muy cuestionable, a lo que contrapone el vigor de aquella nación que se lanza hacia adelante, o como él muy bien dice, «hacia el fin del mundo», o mucho mejor dicho, «hacia el día del Juicio y a la Nueva Jerusalén».

Y si se aplica ese texto, o estas ideas, a lo que denominamos RESISTENCIA FALSA fellaysiana y williamsoniana, estaremos acertando, si decimos que no es casualidad (nada lo es, y esto menos) que ambos personajes, conductores de fieles en dirección equivocada, ambos, digo, precisamente, si hay algo de lo que no quieren hablar, ni quieren que se les mencione, ni aceptan preguntas, y rechazan mecánicamente, es LA META, el Apocalipsis, sitio o lugar o momento (también) donde con toda seguridad (profética certeza podemos tener sobre estas cosas) encuentran su lugar tanto EL DÍA DEL JUICIO como LA NUEVA JERUSALÉN.

Y véase qué cosa tan clara: resulta ser justamente un signo de SALUD, de VIGOR, (según Chesterton), precisamente entonces, aquella actitud que los dos desviados obispos Fellay y Williamson dan elocuentes muestras de rechazar, mientras que se preocupan por mejorar la «EFICACIA» de sus respectivos apostolados, según ellos mismos afirman.

Los obispillos de la RESISTENCIA FALSA, en especial Fellay y Williamson, predican precisamente aquello de «EFICACIA PRACTICA».

Para verlo, no hace falta más que leer sus escritos o escuchar sus sermones.

Mons. Fellay cree que su FSSPX sería mucho más EFICAZ en su apostolado, si tuviera “el carnet”; y Mons. Williamson, no se cansa de decir que él sería también mucho más eficaz, si tuviera la «jurisdicción que solo las autoridades romanas pueden otorgar»…; y ambos creen que podrían ser mucho más eficaces para «salvar a la Iglesia desde adentro»…

Puede verse, también muy explícitamente, en las siguientes palabras de otro de los Obispos de la Falsa Resistencia citadas recientemente por Non Possumus,aquí:

Además, si Roma es la cabeza y el corazón de la Iglesia católica, sabemos que necesariamente la crisis se solucionará, la crisis se resolverá en Roma y por Roma. En consecuencia, el poco de bien que haremos en Roma es mucho mayor que el mucho bien que haríamos en otros lugares.

(Sermón en Ecône, 29 de junio de 2011)

Obispo Falsa resitencia

¿Qué tal? Es precisamente lo que estaba diciendo; en tanto que ellos creen que la Roma conciliar, modernista y mundialista continúa siendo (todavía hoy) “la cabeza y el corazón de la Iglesia Católica…”, pugnan por una “reentré” en la misma, y ambos se lamentan porque no están dadas las condiciones para esa “reentré”. Puede verse, entonces, que para ellos la Mujer asentada sobre la Bestia Apocalíptica sigue siendo la Iglesia de Cristo.

Es esta, tal vez, la razón por la que los Prelados de la Falsa Resistencia sufren por ser considerados meros «hinchas» y no poder hacer uso de las instalaciones del club conciliar, como hacen los «cardenales» y «obispos» oficiales…, o sea, los socios.

Contrariamente a lo que cree la mayoría de las personas; contrariamente a lo que piensan en especial los inefables Prelados de la RESISTENCIA FALSA (recordamos que hoy por hoy se trata de CINCO Obispos, todos productos y subproducto de la FSSPX); contrariamente a los que estiman sus seguidores, es un signo de SALUD Y VIGOR de la FE no vivir anhelando acuerdos, reconocimientos y “palmaditas conciliares en el hombro”, ni tampoco esperando “restauraciones” y “reconquistas”, de las cuales es imposible encontrar una sola referencia en las Sagradas Escrituras, salvo que se lleve a cabo un retorcimiento o una interpretación acomodaticia (contraria al contexto, obviamente) de algunos pasajes del Antiguo Testamento que hablan de la restauración de Israel.

williamson 1

Al terminar su fragmento, G.K. Chesterton confirma el sentido que hemos visto en esta cuestión; lo que demuestra que no resulta para nada caprichoso ni rebuscado:

«… No hay mayor señal de absoluta salud material que la tendencia a perseguir alocados ideales; es durante la primera exuberancia de la niñez cuando pedimos la luna. Ninguno de los hombres fuertes de las eras fuertes habría comprendido el significado de «trabajar para la eficacia». Hildebrand no habría dicho que trabajaba para la eficacia, sino para la Iglesia católica.»

Me adelanto a aclarar (por si algún desavisado o ignorante, intenta rebatir con la peregrina idea de que un «ideal alocado» podría ser, acaso, esperar una «restauración» o “reconquista” de Roma la que, de herética y apóstata se reconvertiría en católica) que eso no tiene nada de «ideal» y menos de «alocado», sino que más bien tiene TODO de absurdamente contrario a la Revelación.

Tan solo es parte o forma parte de una serie de creencias y/o esperanzas, muy humanas por cierto, piadosillas todas ellas, que constituyen un pensamiento que puede ser llamado «conservador», pero que nada tiene que ver con aquellos acontecimientos que los católicos podemos esperar conforme ha sido revelado.

Interesante la mención de «Hildebrand» que hace el escritor. Se trata del Monje Hildebrando, nada menos; elegido Pontífice, Gregorio VII, por aclamación popular el 22 de abril de 1073; protagonista de apasionantes momentos y hechos históricos en la vida de la Iglesia; personaje particularmente destacado, en cuyo ejemplo, vida y obra harían bien en inspirarse los purpurados de papel maché, restauradores y reconquistadores, que para desgracia de quienes procuran resistir Fortes in Fide, nos ha deparado nuestro tiempo.

Hildebrando fue canonizado en  1726 por el papa Benedicto XIII y su festividad litúrgica se celebra el 25 de mayo.

Pues bien, lo que Chesterton afirma de Hildebrando (que nunca diría que trabajaba para la “eficacia” sino para la Iglesia Católica) es propio de una Fe vigorosa.

Así como “Los organismos vigorosos no hablan de sus procesos sino de sus metas…”, una Fe vigorosa no se preocupará, ni se ocupará, ni participará de la marcha de unas negociaciones (en pos de alcanzar la «estampilla» o el carnet), ni tampoco pondrá sus esperanzas en «soluciones humanas» estériles por medio de fabulosos Reyes y/o Papas supuestamente advenientes; lo que hará será poner toda su atención en un solo lugar: SUS METAS.

Y contrariamente, ¡vaya si la FALSA RESISTENCIA habla y ha hablado de sus “procesos”…! Desde la creación del GREC en adelante casi que no hace otra cosa; y cuando, A FINES DE 2012, apareció la “antítesis” williamsoniana de la misma Falsa Resistencia en versión “FLACCIDA”, la cosa se agudizó; de hecho, ambas facciones de la misma “pseudo-resistencia” no hacen sino hablar, discutir y polemizar, precisamente sobre “sus procesos” (lo hacen constantemente como bien puede verse en los ELEISON COMMENT y en muchos escritos y sermones williamsonianos, y en sermones, conferencias, y lugares diversos de la FSSPX, y particularmente de Mons. Fellay).

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Ninguna Restauración o Reconquista por medio de acuerdos o por negociaciones con los apóstatas que ocupan Roma puede ser nuestra META, eso es clarísimo; y también es clarísimo que tampoco pueden serlo aquellas otras, aparentes y generadas por falsas expectativas basadas en pseudo-visionarios, pseudo-apariciones, o pseudo-mensajes marianos, o por interpretaciones caprichosas y acomodaticias de eventos ciertos, como los de Fátima.

Porque, como se ha dicho hasta el cansancio, nada de todo eso forma parte de la Revelación, sean las Sagradas Escrituras, sea la Tradición… Y porque la meta no puede ser otra que aquello que ha sido Revelado.