CUÁLES SON LOS IDEALES DE LA GRAN ESPERANZA TRADICIONALOIDE

UN DIVORCIO POCO CONSIDERADO

Esta noticia tiene poco más de dos años, pero es conveniente repasar los entretelones del caso, para que se vea qué se puede esperar del ínclito Putin.

*.*.*

De la agencia EFE, 6 de Junio de 2013.

El presidente ruso, Vladímir Putin, y su esposa, Ludmila, anunciaron hoy su separación, tras casi 30 años de matrimonio, en unas declaraciones al canal de televisión «Rusia 24».

«Así es. Ha sido una decisión mutua», respondió tras mirar a su esposa un inquieto Putin, de 60 años, después de asistir al ballet «Esmeralda» en el Gran Palacio del Kremlin.

Putin, quien confirmaba de esa forma que él y su esposa ya no viven juntos, explicó: «toda mi actividad, todo mi trabajo está relacionado con la esfera pública, con la exposición pública absoluta«.

«Hay a quien le gusta y a quien no, pero hay gente que no puede compaginarlo de ninguna forma. Ludmila Alexándrovna (patronímico de Ludmila Putina) estuvo al pie del cañón 8 años, ya nueve», añadió, en referencia a los años que ella ha tenido que ejercer el papel de primera dama de Rusia (2000-2008 y 2012-2013).

Y añadió: «Yo y Ludmila Alexándrovna seguiremos siendo amigos. Estoy seguro, siempre».

Por su parte, Ludmila Putina, quien parecía visiblemente más nerviosa que su marido, aseguró: «sí, se puede decir que esto es un divorcio civilizado. Efectivamente, ha sido una decisión común».

«Nuestro matrimonio ha terminado debido a que prácticamente no nos vemos. Vladímir Vladímirovich (patronímico de Putin) está totalmente enfrascado en su trabajo. Nuestras hijas son mayores, cada uno vive su propia vida», señaló.

La hasta ahora primera dama de Rusia, de 55 años y que habla español, reconoció que no le gusta ser un personaje público y que se le hacen difíciles los vuelos en avión.

«Estoy muy agradecida a Vladímir Vladímirovich de que me siga apoyando hasta ahora y que se preocupe tanto de las niñas, ya que los hijos siempre sienten estas cosas. Las queremos mucho, nos vemos continuamente», destacó, en relación a las dos hijas de la pareja (María y Yekaterina).

Con respecto a sus hijas, Putin aseguró: «Las queremos mucho y estamos muy orgullosas de ellas. Efectivamente, ya se han hecho mayores».

«Por cierto, estudiaron en Rusia y viven permanentemente en Rusia», subrayó el líder ruso, que fue elegido en marzo de 2012 por un mandato presidencial de seis años y que, según la Constitución, podría permanecer en el poder hasta 2024.

Putin, un creyente confeso que ha incrementado notablemente el papel de la Iglesia Ortodoxa en la vida del país, y su esposa habían comparecido por última vez juntos en un acto público durante la ceremonia de investidura como presidente, el 7 de mayo de 2012.

Según las agencias locales, durante el espectáculo ambos se comportaron con naturalidad y tras bajarse al telón manifestaron a la prensa local que el espectáculo les había gustado mucho.

«Magnífico. Excelente música, la representación y la actuación fueron extraordinarias», dijo Putin.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, precisó que la separación aún no ha sido formalizada documentalmente.

«Ellos han dicho que se separan. No puedo decir cuándo será formalizado documentalmente, pero eso no es tan importante, ya que la decisión ya ha sido anunciada», dijo.

Además, resaltó que el anuncio del divorcio no había sido preparado de antemano.

«Simplemente los periodistas hicieron la pregunta y el presidente respondió», dijo Peskov, en alusión al reportero que hizo la pregunta que desveló un secreto a voces.

Peskov también llamó a la prensa a respetar la vida privada del jefe del Estado.

Peskov subrayó que «en lo que se refiere a la vida privada de Putin, le compete sólo a él, ya que él nunca la convirtió en algo de dominio público«.

«Ese es su principio, se ganó ese derecho, así que vamos a respetarlo», agregó.

Por otra parte, afirmó desconocer si Ludmila Putin abandonará su actual residencia de Novo-Ogariovo, que se encuentra en las afueras de la capital rusa.

En los últimos años Putin y su esposa habían hecho contadísimas apariciones públicas, lo que disparó los rumores sobre posibles problemas matrimoniales en la pareja presidencial.

Además, la prensa amarilla llegó a informar acerca de una posible relación sentimental entre el presidente ruso y la doble campeona olímpica de gimnasia rítmica y diputada oficialista Alina Kabáeva, de 30 años y considerada una de las mujeres más bellas de Rusia.

Vladímir Putin contrajo matrimonio con Ludmila Skrevneva el 28 de julio de 1983, tras lo que convivieron durante varios años en Alemania Oriental, donde el actual líder ruso trabajaba para el KGB soviético.

Cuando se conocieron en Leningrado, actual San Petersburgo, de donde es oriundo el jefe del Kremlin, Ludmila Putin, originaria del enclave báltico de Kaliningrado, trabajaba como azafata para una de las aerolíneas soviéticas.

Su primera hija, María, nació en abril de 1985 en Leningrado; mientras la segunda lo hizo en agosto de 1986 en Dresde, Alemania Oriental.

*.*.*

Del correspondal de ABC en Moscú, 8 de Junio de 2013.

El anuncio del divorcio del presidente Vladímir Putin con su esposa Ludmila, hecho por ellos mismos tras asistir el jueves a un espectáculo de ballet, era ayer ampliamente comentado en la calle y en los medios de comunicación del país. Predomina la opinión de que, pese a que la decisión se ha presentado como fruto de un acuerdo mutuo, sería Putin el más interesado en la separación, ya que habría planeado contraer matrimonio con la bella gimnasta Alina Kabáyeva, que el mes pasado cumplió 30 años, o con otra mujer aún más joven.

Casi todas las consideraciones se remiten al ejemplo del ex presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su amada Carla Bruni. Pero ayer lo desmintió categóricamente el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. «No, no es así», afirmó Peskov en declaraciones a la radio Eco de Moscú. Según sus palabras, «No es nada difícil, aun sin ser un experto, observar la agenda de trabajo de Putin y entender que su vida, quizá lamentablemente, no está atada de manera alguna a ningún tipo de relación sentimental. Su vida está ligada sólo a sus obligaciones, a las responsabilidades que asume como jefe de Estado».

El portavoz presidencial recalcó que todo lo que se habla sobre una supuesta relación de Putin con Kabáyeva u otra persona son «cotilleos, murmuraciones e invenciones». A la pregunta del presentador sobre qué va a pasar ahora con Ludmila Putina, Peskov respondió que «no lo sé y no me siento con derecho a… Mire, le sugiero no inmiscuirse en la vida privada de los demás. Todavía no han formalizado su divorcio legalmente».

«Algo sí le puedo decir con toda seguridad. Ella le está agradecida a Putin. Primero, porque entre ellos mantienen unas relaciones humanas excelentes y, segundo, porque Putin continúa cuidando de ella y de sus hijas, que son ya mayores e independientes». Finalmente, a la petición de concretar cuándo exactamente será oficial la separación, el portavoz del Kremlin dijo que «es un formalismo. Dejémoslo para Vladímir Vladímirovich y Ludmila Alexándrovna. Es un asunto privado de ellos». A juicio de Peskov, «todo lo dijeron ellos detalladamente y no hay nada más que añadir».

La imagen de Putin

Llevaban casados desde el 28 de julio de 1983 y el mes que viene hubieran podido celebrar los 30 años de matrimonio, las bodas de perla. El jueves, después de la representación del ballet «Esmeralda» en el Palacio de Congresos del Kremlin, el presidente ruso y su cónyuge dieron la noticia de su divorcio a la cadena de televisión «Rossía-24». Ella dijo que «prácticamente no nos veíamos» y calificó la separación de «civilizada». Putin, por su parte, admitió que ha sido el trabajo lo que le ha impedido llevar una vida matrimonial normal. Hizo hincapié en que sus dos hijas, María, de 28 años, y Ekaterina, de 26, «se educaron en Rusia, en donde viven de forma permanente».

Esta frase ha llamado la atención de los analistas, que creen que Putin quiere marcar distancias con el resto de la élite del país, cuyos hijos suelen estudiar y vivir en el extranjero. Sin embargo, nadie las ha visto ni estudiando ni viviendo en Rusia. Se sabe muy poco de ellas. Al parecer, están casadas. De María se comenta que vivió en Alemania y ahora en Holanda. Pero el paradero de su hermana, Ekaterina, es un misterio.

La socióloga Olga Krishtanóvskaya cree que si Putin entabla relaciones con alguna joven perjudicará su imagen ante el electorado más conservador y también ante las mujeres de más de 40 años. Por el contrario, si se mantiene soltero, estima Krishtanóvskaya, «su popularidad subirá». Esta afirmación no la comparten muchos otros sociólogos, que consideran que los rusos están acostumbrados a ver a sus dirigentes dentro de una familia sólida, al menos de puertas para afuera.

Lo cierto es que la última vez que un jefe del Estado ruso se divorció fue en 1698. El zar Pedro I el Grande se separó de Evdokía Lopújina y la envió a un monasterio por su complicidad con la rebelión de los «Streltsí».

*.*.*.*

Hasta ahí, la noticia de hace un bienio; a considerar, pues:

1.- La causa del divorcio de un matrimonio de treinta años, es la vida pública y la exposición de Putin y su esposa.

Un jefe de estado simpre tiene esas complicaciones, y no todos los integrantes de esa especie política se han divorciado. Los príncipes y reyes católicos de la historia han afrontado verdaderas penurias en su actuación pública (incluyendo largas situaciones bélicas, en muchos casos) y han sabido llevar adelante su vida matrimonial y familiar. Se dice que Putin es creyente confeso, pero vale la pena advertir en qué cree…

2.- Parece que Alina Kabáyeva y otras mujeres de 30 años (o menos) no le tienen miedo a la exposición pública, ni a la actividad política de sus concubinos.

Efectivamente, no sólo existen los rumores (muy extendidos y coincidentes) sobre el «amor» entre Putin y Kabáyeva, sino que la vinculación tendría más de siete años y habría tenido otras derivaciones (ver aquí),

3.- Un divorcio de común acuerdo, es un «divorcio civilizado».

Lugar común entre los adúlteros y fornicarios, el «divorcio civilizado» parece que no se da sólo en el Occidente liberal y apóstata, sino también entre comunistas recalcitrantes y orientales cismáticos.

4.- No es lo mismo la exposición pública que la vida privada de los jerarcas.

Es decir, la actividad pública de Putin comienza más o menos a las 7 de la mañana y concluye a las 6 de la tarde, suponemos. De 18 a 7 del día siguiente, todo queda en la esfera de su privacidad; ¿en este horario será que se enamora de otra… o se desenamora de la propia? Vaya tomando nota, Monseñor Williamson, para ver cuál es el intervalo temporal diario en que su preciado Putin atiende las cuestiones religiosas; y trate de precisar bien, Su Excelencia Reverendísima, en qué horario se ocupa: a) De la Iglesia Ortoidoxa Rusa; b) De la Iglesia Apóstata Concilar: c) De la Iglesia Católica (no para perseguirla, como hizo en su época comunista); y si le queda tiempo en su apretada agenda, d) De los proyectos de Consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María.

5.- Se preocupa de sus hijas, aunque ya son mayores de edad y probablemente casadas.

Esperemos que no se hayan desposado con políticos, sino… divorcios seguros en unos cuantos años. Eso sí; se ocupa tanto de sus hijas, que ni siquiera sabe dónde estudian (o estudiaron), o lo quiere ocultar; probablemente la distinción tajante entre vida pública y vida privada, también alcance a la descendencia de Putin y Ludmila Alexándrovna.

6.- Es un creyente confeso.

Sí, de la Iglesia Ortodoxa Rusa, cuyas creencias parecen que no colisionan con las convicciones comunistas, intrínsecamente perversas, del presidente ruso soviético. Como ya hemos dicho en varias ocasiones (ver aquí y aquí, por ejemplo), nunca Putin se desdijo de su comunismo activo (espionaje para la KGB incluido), por lo que sigue profesando esa terrible doctrina… a la par de su creencia cismática y herética.

7.- Ahora es un solterito codiciado.

Si una socióloga lo dice, hay que creerle. ¿No será que su divorcio es parte de su campaña política? Tal vez, sabiendo que ha de permanecer sólo hasta 2024 como presidente ruso soviético, quiera prolongar su puesto político más allá del cuarto de siglo, y por eso busca mayor popularidad

Pero no se preocupe, Monseñor, seguro que Su Excelencia Reverendísima ha de congeniar muy bien con Vladímir Vladímirovich, porque aunque no sea codiciado, Usted también es solterito…