El Obispo de La Rosa ataca de nuevo
LA MEDIDA COLMADA 3 y 1/2
(Una muestra de «Realismo Fantasioso»)
«Hilarante; desopilante; maravillosamente surrealista; un camino a la diversión por medio del absurdo…»
Revista EL BUEN ROSACRUZ
«Genial. Fantástico análisis de mi Hermano tripunte en el episcopado. Yo lo dije…, en el fondo, pensamos igual»
Mons. BERNARD FELLAY
«Me alegra enormemente. Mons. Williamson ha comprendido con exactitud el espíritu de misericordeo. Se deja misericordear y me misericordea maravillosamente a mí. Muchas gracias Monseñor Williamson»
DECIMEJORGE
El ELEISON 412, en línea profundizada y aumentada con los anteriores, que ha emitido El Obispo de la Rosa, nos ha llenado de satisfacción.
Insiste, insiste, insiste…; y tropieza, se descalabra, derrapa, y muestra sus vergüenzas y desvergüenzas intelectuales.
No debo, porque nada me obliga, ser una suerte de JAFET O SEM respecto de Mons. Williamson; al contrario: es muy conveniente y necesario mostrar sus desnudeces para oprobio suyo.
Seré, o continuaré siendo, una especie de CAM, que observa y presenta bien iluminadas las obscenidades ideológicas, producto genuino de su estilo, el «REALISMO-FANTASIOSO», género pseudo-teológico-exegético en el que incursiona el Obispo de la Rosa, de naturaleza similar a su idea de Papas liberales y católicos al mismo tiempo…, como la CUADRATURA DEL CÍRCULO, tema tan caro a los sentimientos de alquimistas, judíos cabalistas, masones, e ingleses rosacruces.
Pero, sin dilación alguna, vayamos a sus textos y… divirtámonos un poco.
ELEISON COMMENT 412
Papas Conciliares – II
Papas Conciliares ¿tenían buena intención al tiempo que causaban daño?
Dios es su juez. Esperamos sobre el brazo fuerte de Dios.
Estos “Comentarios” siempre retornan al problema del subjetivismo porque mantienen que la Iglesia y el mundo de hoy no pueden ser correctamente entendidos sin él. Subjetivismo significa esa pudrición de la mente por la cual la persona, o sujeto, ha permitido que su mente sea desconectada de la realidad, o del objeto, dejando a la persona en libertad para rehacer la realidad de acuerdo a su propia fantasía. De allí el mundo de fantasía y toda su locura rodeándonos hoy en día, y la fantasía de la neo-Iglesia (Iglesia y mundo son reconciliables) y la misma fantasía de la neo-Fraternidad (Tradición y neo-Iglesia son reconciliables).
Exactísimo. Y si lo sabrá el mismísimo Obispo de la Rosa, al que el subjetivismo le ha pulverizado el cerebro. Como el criminal, que dicen que compulsivamente muchas veces retorna a la escena del crimen, él vuelve obsesionado sobre esta cuestión del subjetivismo, que cree que es la panacea para justificar o atenuar la apostasía de los llamados Papas Conciliares.
Esa pudrición de la mente que es el subjetivismo ha permitido que su mente, la del Obispo de la Rosa, sea desconectada de la realidad, o del objeto, es decir, de la ÚNICA REALIDAD que él se empecina en no ver ni aceptar.
Es por eso que Mons. Williamson rehace la realidad de acuerdo a su propia fantasía.
¿Que cuál es esa fantasía? Pues…, que un LIBERAL puede, al mismo tiempo, seguir siendo CATÓLICO.
De allí su propio mundo de fantasía.
Una fantasía en la cual, un pseudo-papa ultra liberal como Bergoglio, en una de esas le consagra a Rusia y hace que Putin (un conspicuo adorador del Muro Judaico de los llorones de siempre) la emprenda contra los malos y haga que hasta se convierta Roma y entonces, también convierta a Rusia de cismática, hereje y promotora de la Revolución Marxista en una especie de nación Cruzada contra-revolucionaria que restaure la Cristiandad.
Ahhh… pero eso no parece que sea una locura para el obispo en cuestión. No… Eso es perfectamente razonable en su mente desvariada; y él, con muchísima «coherencia», se permite señalar o criticar la fantasía de la NEO-IGLESIA (que él mismo dice que es la Verdadera Iglesia Católica) y la fantasía de la NEO-FRATERNIDAD… por sus intentos acuerdistas con la NEO-IGLESIA.
O el Obispo de la Rosa está loco de remate, o quiere ser reconocido mejor como EL OBISPO DE LA RISA.
Para uno mantener su agarre mental en la realidad y su equilibrio en la Fe, es esencial no dejar de distinguir lo subjetivo de lo objetivo. Por ejemplo, los Papas Conciliares están gravemente equivocados en la Fe, objetivamente hablando, pero subjetivamente hablando han sido convencidos de que estaban en lo correcto, y han bien podido estar al menos parcialmente (Dios lo sabe) bien intencionados. Pero si no logro distinguir lo objetivo de lo subjetivo entonces puedo fácilmente caer en uno de dos errores familiares. O bien sé que ellos están objetivamente equivocados así que deben estar subjetivamente equivocados, por consiguiente no pudieron estar bien intencionados y debieron saber lo que estaban haciendo, así que no pudieron haber sido Papas, y así yo caigo en el sedevacantismo dogmático. O bien observo que están convencidos y son convincentes, así que están subjetivamente en lo correcto y por consiguiente deben estarlo objetivamente, así que debo seguirlos, y caigo en el liberalismo (aquí está como Benedicto XVI y Mons. Fellay, por ejemplo, han – objetivamente – engañado a muchos buenos Católicos, sean lo que fueren sus intenciones de ellos).
Voy a permitirme remedar el párrafo anterior, pero llamando a las cosas por su nombre.
Para uno mantener su agarre mental en la realidad y en el equilibrio de la Fe es esencial no dejar de distinguir lo subjetivo de lo objetivo. Por ejemplo, los Papas Conciliares son herejes contumaces, objetivamente hablando, pero subjetivamente hablando han sido convencidos de que son totalmente ortodoxos (aunque en verdad esto les importa un rábano, como demuestran constantemente). Y han podido estar al menos tres o cuatro veces por semana (Dios sabrá) con ganas de hacer buena letra. Pero si no logramos distinguir lo objetivo de lo subjetivo podemos caer en uno de los dos errores familiares (adivinó el lector, si pensó que uno de ellos es el famoso «sedevacantismo»; el otro error es menos malo).
Entonces, aquí va la explicación: O bien sé que ellos están objetivamente equivocados y sabían lo que hacían, o no lo sabían. Si no lo sabían, no pasa nada; pero si lo sabían, pueden suceder dos cosas: que estuvieran mal intencionados, o que no lo estuvieran. Si no lo estaban, no pasa nada; pero si lo estaban, pueden suceder dos cosas: que se den cuenta de que estaban malintencionados, o que no se den cuenta de que estaban malintencionados; si no se daban cuenta de que estaban malintencionados, no pasa nada, pero si se daban cuenta de que estaban malintencionados, puede suceder dos cosas: que estén convencidos de estar mal intencionados adrede, o que no estén convencidos de estar malintencionados adrede; si no están convencidos de estar malintencionados adrede entonces, SON CATÓLICOS un poquitín liberales. Pero si están convencidos de estar malintencionados adrede… AJÁ… AHÍ SÍ… entonces tal vez debamos continuar evitando el SEDEVACANTISMO DOGMÁTICO (¿Que será eso del Sedevacantismo Dogmático?), y seguir creyendo que son Pontífices de la Iglesia de Cristo (hagan lo que hagan durante el tiempo que quieran hacerlo, mientras esperamos que alguno de ellos Consagre Rusia al Inmaculado Corazón, para que Putin los convierta (a los Papas Conciliares, y a toda a jerarquía apóstata) y así, todos ellos juntitos conviertan al mundo entero…
¿Alguien hizo mención de algo relacionado con «fantasías»?
Por el contrario, si tengo una fe clara y sé distinguir entre realidad objetiva y fantasía universal de hoy, entonces, midiendo al fin Roma por la Fe y no la Fe por Roma, puedo ver que los Papas Conciliares han podido estar convencidos y tener al menos en parte –Dios lo sabe– buenas intenciones, pero nunca los seguiré cuando sea me alejan de la verdadera Fe y de la verdadera Iglesia. Por otro lado, yo no excluiré la posibilidad de una medida de buenas intenciones por parte de ellos, ni tampoco yo tomaré como propio el juzgar esa medida, sino que yo esperaré a que la Iglesia juzgue, luego de una audiencia, sobre su pertinacia y herejía.
Recuperemos la seriedad, más allá de que El Obispo de la Risa (perdón, ROSA…) no se lo merece. Mons. Williamson aquí nos da la clave de su presupuesto.
Es decir, él parte de lo que aquí admite: que, «YO NO EXCLUIRÉ LA POSIBILIDAD DE UNA MEDIDA DE BUENAS INTENSIONES POR PARTE DE ELLOS, NI TAMPOCO YO TOMARÉ COMO PROPIO EL JUZGAR ESA MEDIDA, SINO QUE ESPERARÉ QUE LA IGLESIA JUZGUE, LUEGO DE UNA AUDIENCIA, SOBRE SU PERTINACIA Y HEREJÍA.»
Más claro, que le echen agua.
Él, un supuesto obispo católico, que tiene la obligación de discernir sobre cuestiones doctrinales y preservar a las ovejas de pastorear pastos envenenados, se niega a ejecutar su rol de pastor.
¡Cuán lejos se encuentra este obispo de pacotilla de dar la talla respecto del momento que le toca vivir!
Imagine el lector si un San Pablo hubiese asumido postura semejante, enredándose con las, quizás, buenas intenciones de San Pedro…; o un San Atanasio con las de Liberio…
Por otra parte, tal vez debería Williamson enterarse de lo que significó en la Iglesia el CONCILIARISMO…, antes de decir gansadas universales como esta.
Mientras alguien cercano a su merced se lo explica, que aguarde sentadito esa, su esperada «audiencia».
Pero los hombres de Iglesia de hoy están tan universalmente infectados con la fantasía de la libertad, igualdad y los derechos del hombre en oposición al deber, la jerarquía y los derechos de Dios, que las probabilidades que tal audiencia tenga lugar en cualquier tiempo cercano son ciertamente tenues. Por consiguiente en mi propia mente yo tengo tal vez que dejar en suspenso la cuestión de estos Papas. Tal suspenso no es confortable, pero sé que Dios en su propio buen tiempo vendrá al rescate de Su Papado.
¿TENUES?… ¿Dijo TENUES?
Queda dicho, él mismo lo dice, el problema se le hace insoluble. Es decir que para Mons. Williamson la Iglesia no es tan indefectible como para poder resolver este asunto; rara esa idea en un hombre que cree en un próximo triunfo mágicamente esperanzador y por mano humana (la de Putin) y que es tan proclive a creer en apariciones y videntes.
A decir verdad, me gustaría que se sintiera un poco más “confortable” con la idea de que el problema sólo se arregla con la Parusía del Señor, y no con el tipo de «rescate del Papado» que él espera e imagina en su fantasía de falso resistente.
En atención a su confort, le recomendamos que, mientras espera lo que aguarda, se refugie en el SPA más cercano a su domicilio.
Mientras tanto la estructura de Su Iglesia por medio de la cual toda autoridad deriva del Papa para abajo, no ha cambiado. Por consiguiente, dado que el Papa Francisco está condenando a la Tradición en cuanta oportunidad se le presenta, la Tradición no puede hacer otra cosa que luchar para sobrevivir. En cuanto a la fundación y subsecuente liderazgo de la Fraternidad San Pío X por Monseñor Lefebvre, la aprobación oficial de los Estatutos de ella por el obispo diocesano local fue de inmensa importancia. Eso hizo de la FSPX la luz de emergencia con referencia a la Iglesia oficial, y el movimiento de la “Resistencia”, tratando de reparar esa luz de emergencia, se refiere también a la Iglesia oficial. Este intento, ¿está obstaculizado por ambos electricistas, los de la corriente oficial como los de la emergencia? Pues, que así sea. Pero hay que mantener al menos unas pocas luces prendidas en la Iglesia. Sin embargo, contra tal obstaculización por parte de los compañeros electricistas, que nadie espere de la “Resistencia” prodigios o maravillas. Paciencia. Dios tiene todo bajo control.
En esta última larga parrafada muestra con claridad el Obispo de la Rosa lo que es, lo que defiende y hacia dónde impulsa a la gente que lo sigue.
Insólita y arbitrariamente dice que: «MIENTRAS TANTO LA ESTRUCTURA DE SU IGLESIA POR MEDIO DE LA CUAL TODA AUTORIDAD DERIVA DEL PAPA PARA ABAJO, NO HA CAMBIADO.»
Del “irreal y fantástico” que describe saca las siguientes conclusiones:
«Dado que el Papa Francisco está condenando a la Tradición en cuanta oportunidad se le presenta…»
a) La Tradición no puede hacer otra cosa que luchar por sobrevivir.
b) Dado que la FSSPX fue creada como una «luz de emergencia» con referencia a la Iglesia Oficial, y que esa «luz de emergencia» está medio fallada…
c) La «Resistencia» está hecha para reparar esa «luz de emergencia», pero siempre EN REFERENCIA A LA IGLESIA OFICIAL…
Antes de seguir, quiero resaltar que el texto inglés trae una expresión que reclama especial atención: the mainstream Church.
Dicha denominación es traducida por las diversas versiones de los Comentarios Eleison por:
la Iglesia oficial
l’Église officielle
Amtskirche
dirigenza ufficiale della Chiesa
Cabe preguntarse por qué el Obispo de la Rosa no utilizó la expresión “official Church”, y recurrió al adjetivo “mainstream”, de origen americano, que parece un neologismo.
Asociado a Church, dicho adjetivo se encuentra en los nombres de ciertas sectas protestantes.
En música, designa una corriente de jazz…
Empleado solo, como adjetivo, significa popular, corriente dominante, convencional, ortodoxo…
¡Vaya uno a saber lo que pasa por la fantasiosa cabeza episcopal inglesa!
Para terminar con su propia fantasía, El Obispo de la Rosa, describe una situación que podría sintetizarse de este modo:
TIENE EN SU CASA UN CORTOCIRCUITO DE LA MADONNA, Y PARA COLMO TAMBIEN TIENE UN LÍO BÁRBARO CON LOS ELECTRICISTAS, (QUE SON SUBJETIVISTAS COMO ÉL), QUE LE COMPLICAN LA VIDA CON IDEAS PROPIAS DE CÓMO ARREGLAR EL ASUNTO. PERO EL OBISPO DE LA ROSA, IMPERTÉRRITO, SE CONTENTARÍA CON MANTENER ALGUNAS LUCESITAS ENCENDIDAS.
Consejo para Mons. Williamson…: zapatero a tus zapatos. Mejor deje a los compañeros electricistas con ese lío, y usted dedíquese a lo suyo…
¿A lo suyo? Y eso, ¿qué será?
Seguramente que nada que esté relacionado con la REALIDAD, un tema que le queda demasiado grande.
Termina Mons. Williamson su comentario semanal con un aviso…
N.B. Si Dios quiere, Confirmaré yo este verano: (en Francia) cerca de Pau el 7 de Junio, cerca de Vichy el 14 de Junio; (en Canadá) Calgary el 29 de Junio; y (en los Estados Unidos) Denver el 1º de Julio, Nashville el 2 de Julio, Jacksonville el 5 de Julio.
No aclara en qué cosa habrá de CONFIRMAR; suponemos (con todo derecho) que tal vez lo haga en «Mentevacantismo». Él ya está plenamente confirmado.
Y otra cosa… ¿Con qué autoridad y jurisdicción es que Mons. Williamson confirmará en Francia, Canadá y los Estados Unidos, si es cierto que, como él mismo dice en este mismo ELEISON, «La estructura de la Iglesia NO HA CAMBIADO, y TODA AUTORIDAD, deriva del PAPA”?
Que sepamos, Bergoglio no le ha dado autorización, ni tampoco los «ordinarios» conciliares de las diócesis que visita, de modo que cae Mons. Williamson en DESOBEDIENCIA a la que él tiene por legítima autoridad del «Vicario de Cristo»… ¿Será desobediencia objetiva o subjetiva?
Pero claro, ya lo vimos más arriba:
Mons. Williamson puede estar desobedeciendo, pero, si es subjetivamente, no pasa nada; si en cambio está consciente de estar siendo objetivamente desobediente, pueden suceder dos cosas: que esté seguro de que está objetivamente desobedeciendo, o que no esté seguro de que está objetivamente desobedeciendo; si no está seguro de estar objetivamente desobedeciendo, no pasa nada, pero si está seguro de estar objetivamente desobedeciendo…
¡¡¡ ANDÁ!!!
APÉNDICE
Esto de los “Papas” liberales ya excedió todos los límites, pero seguramente existirán quienes querrán oponernos un texto de Mons. Marcel Lefebvre, del libro “LE DESTRONARON”, capítulo XXXI “Pablo VI, Papa Liberal”.
Muy sencillamente podríamos decir… “Sí, y… ¿Qué hay? En esto Mons. Lefebvre yerra”.
Después de todo, nadie acierta en todas las cosas.
Sin embargo expondré mi posición sobre este asunto, pero dejando previamente en claro que el mismo Mons. Lefebvre, algunos años más tarde instaba a sacerdotes a que comenzaran a hablar con los fieles suavemente, pero firme y directamente respecto de la posibilidad de que ciertamente “Este Papa no sea el Papa”, tal y como lo expresaba.
En todo caso, no fue una sola y única vez que lo hizo, pese a la oposición que él mismo contaba que le hacían muchos de los que lo rodeaban.
Eso en principio.
Hay un párrafo de Mons. Lefebvre en ese mismo capítulo que expresa lo que sigue:
Es evidente que un día la Iglesia juzgará ese concilio, juzgará a esos Papas, es necesario. Y en especial ¿cómo será juzgado el Papa Pablo VI? Algunos afirman que fue hereje, cismático y apóstata; otros creen poder demostrar que Pablo VI no podía tener en vista el bien de la Iglesia y que en consecuencia no fue Papa: es la tesis de la Sede vacante. No niego que esas opiniones tengan algunos argumentos a su favor. Quizás en treinta años se descubrirán cosas que estaban ocultas o se verán mejor elementos que deberían haber sido evidentes para los contemporáneos, afirmaciones de este Papa absolutamente contrarias a la tradición de la Iglesia etc… Puede ser. No creo sin embargo que sea necesario recurrir a esas explicaciones; pienso incluso que es un error seguir esas hipótesis.
Mons. Lefebvre no era infalible y por tanto seguramente no acertaba en todo lo que decía o hacía. Pues bien; quien parte de premisas equivocadas llega a conclusiones erradas.
Lo que entonces a Mons. Lefebvre le parecía (honesta y piadosamente) un hecho que evidente y forzosamente habría de ocurrir, (que un día la Iglesia juzgaría al CV2) no sólo no ha ocurrido sino que seguramente no ocurrirá.
Hasta el Obispo de la Rosa admite que son TENUES las posibilidades de que eso ocurra, y eso es ya mucho decir.
Mons. Lefebvre. A pesar de que en aquellos tiempos tenía fuertes prejuicios contra la posición sedevacantista, admitía que la misma gozaba de algunos argumentos en su favor.
Significativamente, Mons. Lefebvre se situaba en la siguiente posición; él decía “YO NO ZANJO”.
No se afirmaba en una negativa rotunda, como sí hacen, indistintamente, los de la F$$PX o los fláccidos.
Pero además el Arzobispo dice que
Quizás en treinta años se descubrirán cosas que estaban ocultas o se verán mejor elementos que deberían haber sido evidentes para los contemporáneos, afirmaciones de este Papa absolutamente contrarias a la tradición de la Iglesia etc…
Pues, sí. Y eso es lo que ha ocurrido. Hoy sabemos y vemos cosas que hace 25 o 30 años NO SABÍAMOS.
Con el agravante de que la cosa NO CESA…, NO TERMINA, SINO QUE CONTINÚA Y SE PROFUNDIZA.
Es decir… Mons. Marcel Lefebvre creía (reitero que honesta y piadosamente) que lo que él llamaba la “crisis de la Iglesia” y también “auto demolición de la Iglesia” cesaría en un tiempo que no podía ser muy lejano.
Pues bien…, los hechos demuestran que se equivocó redondamente en este aspecto.
Porque muy lejos de llegar el tiempo que él esperaba en el cual la Iglesia juzgaría al CV2 y a los llamados PAPAS CONCILIARES, llegó el tiempo en que una pseudo-iglesia LOS CANONIZA.
Se llama APOSTASÍA; y Mons. Lefebvre no pudo saber, hace 30 años, qué tan lejos y qué tan pronto llegaría un estado de apostasía omnipresente y terminal, al punto que estos parecen ser los días descritos en San Lucas 18: 8 y II Tesalonicenses 2: 3-4.
De allí su dificultad frente a la posición sedevacantista.
FALTA DE VISIÓN APOCALÍPTICA
Se ha dicho que el Apocalipsis de San Juan, último libro del Nuevo Testamento, debe ser el primero de todos hoy, en tiempos de apostasía muy avanzada, si es que se quiere comprender lo que ha ocurrido en las últimas décadas, lo que vemos hoy, y lo que podemos esperar en el futuro inmediato.
Mons. Lefebvre se encontraba sumergido en los problemas que implicaban su misión, y esta se agotaba y lo agotaba completamente, en lo específico.
Mons. Lefebvre no tenía entonces esa mirada necesaria hoy día, pero que para él, en cuanto a su misión, era completamente prescindible.
Mons. Lefebvre partió de este mundo hace ya muchos años.
Nosotros necesitamos, ahora, esa visión, mucho más de lo que jamás fuera antes necesaria.
Sin ella, nada será comprensible.
Pero todavía hay más que decir, sobre quienes usan algunos textos de Mons. Lefebvre mientras que soslayan otros.
Básicamente se trata de acomodar las cosas.
No niego que tuvo el Arzobispo una muy fuerte posición EN CONTRA de la tesis sedevacantista y que casi su principal argumento fue justamente el de la existencia de PAPAS CATÓLICOS – LIBERALES.
Es un error. Sencillamente, es mucho más fácil reconocerlo que argumentar en su favor, como queda demostrado al ver los malabares ridículos en que caen Mons. Williamson y sus seguidores.
La línea de pensamiento defendida por el obispo de la Rosa conduce indefectiblemente, más tarde o más temprano, A ROMA. Y cuando decimos ROMA no estamos hablando sino de la Ramera Apocalíptica, puesto que Roma ha perdido la fe, cayó en la apostasía y se ha convertido en Sede del Anticristo, cumpliéndose con exactitud lo anunciado por Ntra. Señora de La Salette, y repetido por Mons. Lefebvre más de una vez.
Pero claro…, nuevamente; si no se tiene una visión apocalíptica resulta imposible asimilar esto.
Nadie puede permanecer católico, si su mente es liberal.
Sólo olvidando que la Fe es un hábito intelectual, puede aceptarse una proposición semejante.
En la misma etimología de cada uno de los términos se puede ver lo de antagónico que contienen.
Católico: (del griego καθολικός, katholikós, ‘universal, que comprende todo’) es un término que hace referencia al carácter de la fe profesada por los cristianos fieles de la Iglesia católica, como así también a la teología, doctrina, liturgia, principios éticos y normas de comportamiento derivadas, al igual que al conjunto de sus seguidores como un todo, a quienes se les denomina «católicos».
Liberal: Es un término polisémico, siempre relacionado con la palabra libertad. Pero… ¿de qué clase de libertad se trata? Pues, una que es completamente contraria a la que surge de LA VERDAD. Porque el liberalismo llama a RESPETAR TODAS LAS IDEAS, por erradas y contrarias a la Verdad y a los Derechos de Dios que fuesen.
¿Dónde puede verse con claridad el ANTAGONISMO inconciliable de que hablo?
En la palabra LIBERTAD, precisamente.
La fe católica es clara: SÓLO LA VERDAD NOS HACE LIBRES. Y LA VERDAD ES CRISTO, QUIEN TAMBIÉN ES CAMINO Y VIDA.
El liberalismo, enseña muy otra cosa. Del respeto a todas las opiniones, llega al indiferentismo y al agnosticismo más craso y embrutecedor.
¿Puede existir algo que se llame “catolicismo liberal“?
Decididamente, NO.
Está la historia para demostrarlo, siendo el caso de Felicidad Roberto de Lammenais y su obra y las consecuencias, un ejemplo claro y alarmante.
No se agota en de Lammenais, por supuesto, pero en él puede verse un arquetipo.
La corriente de pensamiento llamada CATOLICISMO LIBERAL, encuentra sus orígenes varios siglos antes de su condena por los Papas durante el siglo XIX.
Es durante el RENACIMIENTO, donde aparece un denominado HUMANISMO CRISTIANO, del que fue Erasmo de Róterdam su principal exponente.
En el siglo XVIII, la Ilustración influyó en muchos círculos de católicos franceses, belgas, alemanes y holandeses, apareciendo doctrinas (galicanismo, josefismo, etc., y TODAS sufrieron Magisterial e infalible condena) que exaltaban el individualismo y la racionalización de las concepciones y expresiones religiosas.
Aquí se aplica perfectamente aquella humorada de Chesterton en referencia a ciertas verdades católicas que se vuelven locas.
El libre albedrío, moral austera, rechazo de la pompa y grandiosidad en las ceremonias religiosas, al igual que un intento de modificar la organización religiosa, apoyando las intentonas de creación de Iglesias nacionales, eran parte de las reivindicaciones de los católicos-liberales.
En el siglo XVIII esta corriente recibía el nombre de catolicismo ilustrado. El catolicismo liberal mantuvo en el siglo XIX las mismas ideas e intenciones: unir y compatibilizar las ideas de la ILUSTRACIÓN, con la FE CATÓLICA.
No estará de más recordar que este proceso de adaptación e intercambio entre el catolicismo y el mundo secular continuó desarrollándose subterráneamente hasta nuestros tiempos, teniendo su momento de reconocimiento por parte de la institución eclesiástica con el Concilio Vaticano II (1962-1965), cuando los principios revolucionaros obtuvieron carta de ciudadanía en Roma, momento en que comienza el ECLIPSE DE LA IGLESIA, la apostasía se torna una avalancha incontenible y la Abominación Desoladora comienza a instalarse en la misma Sede Apostólica (recordar el exorcismo de León XIII).
Pero aun si no quiere prestar atención a la historia, un católico no podrá soslayar ni ocultar las CONDENAS emitidas por los Papas GREGORIO XVI y PIO IX. Especialmente el primero por medio de las ENCÍCLICAS MIRARI VOS y SINGULARI NOS.
CONCLUSIÓN
No resulta posible invocar, ni como excusa ni como argumento, en procura de hacer comprensible y aceptable que hombres de Iglesia, luego de realizar toda una carrera eclesiástica de varias décadas, sean ignorantes respecto del papel y significado histórico y doctrinal, revolucionario en sus consecuencias históricas y herético en las DOGMÁTICAS, que ha cumplido y cumple el ERROR (más bien debe ser reconocido como una HEREJÍA) del liberalismo.
Su incompatibilidad con la Doctrina y la Fe Católica es indisimulable.
Ha sido formalmente CONDENADO EX CATHEDRA, cosa imposible de ignorar para los llamados Papas Conciliares.
Al caer, por los motivos que fuese, Roncalli, Montini, Luciani, Wojtyla, Ratzinger y Bergoglio, en el error denominado LIBERALISMO, que indudablemente inspiró e inspira sus actos (no hablo de los suyos personales, ya que no nos importan) se han tornado herejes; lo son con pertinacia, y por supuesto incurren de modo sistemático en HEREJÍA FORMAL.
Ahora dígase si es propio de Dios someter, a quienes quieren permanecerle fieles, al gobierno de los herejes; dígase si se compadece con la Divina Bondad del Sumo y Sapientísimo Juez, el someter a su rebaño a jueces y eclesiásticos inicuos y A FIDE DEVIUS por más de 60 años.
Los vericuetos canónicos, muchas veces tan caros a quienes procuran evitar las conclusiones obvias que cantan por sí solas desde el prisma transparente de la Fe, no nos interesan, por ahora.
Por lo tanto la “solución” que proponía Mons. Marcel Lefebvre, inspirada sin dudas en su piadoso amor por la Iglesia, no obstante, está muy lejos de compadecerse con la realidad y la verdad.
Esto es lo que puede decirse de esa posición HOY EN DÍA.
Es muy posible que mientras Mons. Lefebvre se hallaba con vida, en atención a la preservación de su Obra y a evitar el temor y la consecuente ESTAMPIDA y dispersión de muchas almas (cosa que posiblemente Mons. Lefebvre veía que podía ocurrir), él haya considerado oportuno asumir una posición crítica respecto del sedevacantismo y prescindente en cuanto a zanjar respecto de si los conciliares eran o no eran Papas verdaderos.
Tal vez no le haya faltado razón, ni fundamento.
Pero hoy, en 2015, en medio de la apostasía más profunda que jamás se hubiere visto, ante los elocuentes signos de devastación y a la vista del actual “pontificado” del impostor más evidente entre todos los llamados Papas Conciliares, me parece un error sostener aquella posición que antes mereciera el adjetivo de PRUDENCIAL.


